El día en que la CNDH dejó de ser incómoda para el poder y un peligro para los mexicanos
Si la confianza de los ciudadanos en sus gobernantes es importante para generar un ambiente positivo en la sociedad, es aún más importante la confianza de los ciudadanos en la institución que debe defenderlos de los abusos de los gobernantes en el poder. Por esta razón, es fundamental que el Estado garantice a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) su independencia, porque cuando se subordina al poder el resultado es la simulación.
La designación por el Senado de la señora Rosario Piedra Ibarra se efectuó en medio de una controversia en la que los actores que operaron para ponerla al frente de la CNDH llevaron a cabo una estrategia que puso en evidencia su sometimiento a los deseos del presidente López Obrador que, ante el rechazo de la terna que envío, en la que figuraba Piedra Ibarra, impugnada en lo particular por los senadores opositores a Morena, descalificó a los académicos aspirantes a esa posición y manifestó su preferencia por el perfil de la señora Piedra.
La forma en la que Rosario Piedra fue puesta al frente de la CNDH abre la oportunidad en el futuro inmediato para que la función de esta institución sea cuestionada severamente cuando se cometan abusos de poder y no sean investigados, dictaminados y desemboquen en recomendaciones y exigencia de hacer justicia para los afectados por los gobernantes.
La creación de la CNDH en 1990, para promover y vigilar que el gobierno cumpla con su obligación de defender y respetar los derechos humanos, se llevó a cabo después de muchos años en los que organizaciones no gubernamentales de México documentaron abusos de poder cometidos por el gobierno, en diferentes momentos históricos, como la “guerra sucia” en los años 70, por lo que los defensores de los derechos humanos fueron amenazados de muerte.
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La función principal de la CNDH es promover que las instituciones del Estado reparen el daño cometido a las víctimas. Con frecuencia es el único recurso con el que cuentan los ciudadanos para revertir los abusos del poder. Una de las vías para resolver los conflictos en los que interviene la CNDH es la conciliación entre las partes, otra es hacer recomendaciones a las instituciones para que respondan a las quejas de las víctimas, pero ambas dependen de la aceptación de las instituciones para resolver las controversias planteadas.
Ante esta circunstancia los medios de comunicación funcionan como mecanismo de presión para divulgar las faltas cometidas por las instituciones de gobierno.
La esencia de la CNDH es la de ser una institución “incomoda” para el poder porque documenta, promueve y hace públicos los abusos que los políticos hacen desde sus posiciones de gobierno y por esa razón, desde el poder, se busca su sometimiento.
Eso explica lo dicho por estos días por el presidente López Obrador que en su conferencia de prensa mañanera dijo que “Es poco lo que ha hecho la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. No quiero verme estricto, pero es más lo que ha ocultado, lo que ha tapado, que lo que ha hecho para defender los derechos humanos. Han guardado un silencio cómplice durante mucho tiempo”. (Excélsior, 5 de noviembre de 2019)
Para que la función de la CNDH se cumpla a plenitud es condición que no dependa del poder, lo que en el caso del nombramiento de Rosario Piedra Ibarra no se cumple a cabalidad debido a sus antecedentes de militancia política activa al momento de su designación como aspirante a la presidencia de la Comisión, lo que viola el marco legal correspondiente.
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Al obstáculo legal se suma el veto de parte de los senadores de oposición que consideran que no cumple con el perfil para el desempeño de la función a lo que se agregó la afrenta que, según los reporteros, cometió cuando les preguntó, en rueda de prensa, si en el presente sexenio habían sido asesinados algunos periodistas, lo que los indignó al grado de denunciar, en la propia CNDH, la violación a sus derechos. Ello implica iniciar la función entrando en controversia con sus aliados, los que divulgan los abusos del poder en los medios de comunicación.
La impunidad y el abuso del poder desde las posiciones de gobierno es uno de los mayores problemas del país. Es un hecho que una parte importante de la violación de los derechos humanos la generan los gobernantes de los diferentes niveles y que la CNDH es el único medio para defenderse, por eso es un peligro para los mexicanos no tener a su lado una Comisión independiente que se atreva a denunciar los abusos que comete y cometerá la 4T.