Los límites de las “mañaneras” de Claudia Sheinbaum
La reciente confirmación de Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, de que continuará con las conferencias matutinas conocidas como “mañaneras” representa una oportunidad por establecer un canal de comunicación abierto con la ciudadanía, abordar temas de interés público con honestidad y responder a los medios de comunicación, evitando la confrontación, polarización y estigmatización de la prensa.
Este ejercicio de supuesta transparencia inventado por el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha sido objeto de numerosas críticas tanto a nivel nacional como internacional. La principal preocupación con respecto a las “mañaneras” radica en que, en lugar de fomentar una comunicación efectiva, han sido utilizadas para descalificar y estigmatizar a periodistas y medios de comunicación críticos. Diversas organizaciones no gubernamentales, personas defensoras de los derechos humanos y analistas han señalado que estas conferencias, más que ser un espacio de información objetiva, se han transformado en un mecanismo para controlar la narrativa pública y desprestigiar a aquellas personas que se oponen o critican las políticas gubernamentales. En este contexto, la continuidad de las “mañaneras” bajo la administración de Sheinbaum plantea interrogantes sobre la dirección que tomará su relación con los medios, la prensa crítica y el respeto de los derechos humanos, particularmente de la libertad de expresión.
La situación del periodismo en México
México es uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Los altísimos niveles de violencia contra periodistas y medios de comunicación se ha convertido en una constante que dificulta el ejercicio de la libertad de expresión. Según datos de 2023, 561 agresiones fueron registradas contra periodistas, la mayoría relacionadas con temas de corrupción y política. Lo más alarmante es que el 51 % de estas agresiones fueron cometidas por funcionarios públicos y cuerpos de seguridad, lo que revela la implicación del Estado en muchos de estos ataques.
Además, México ocupa el segundo lugar mundial en asesinatos de periodistas, con 9 casos reportados en 2023. Esto coloca al país en una situación crítica en términos de protección a la prensa. A estas cifras se suman las amenazas constantes, intimidación y ataques armados que sufren las y los comunicadores, lo que agrava el problema de la impunidad. De hecho, el Comité para la Protección de Periodistas ha subrayado que más del 99 % de los crímenes cometidos contra periodistas en México quedan sin castigo , lo cual refuerza un círculo vicioso de violencia.
El papel de las “mañaneras” en la estigmatización de la prensa
Uno de los aspectos más controvertidos de las “mañaneras” ha sido el uso del espacio para desacreditar y señalar públicamente a periodistas y medios de comunicación críticos del gobierno, sus políticas, proyectos prioritarios o que evidencian corrupción de personas cercanas al presidente. En particular, la sección llamada “Quién es quién en las mentiras de la semana” ha sido duramente criticada por su enfoque de estigmatización hacia la prensa. Esta sección, presentada como un mecanismo de transparencia y combate a la desinformación, ha servido para crear un ambiente hostil en el que periodistas que publican información contraria a la narrativa oficial son ridiculizados y etiquetados como mentirosos o adversarios políticos.
Diversas organizaciones internacionales, como la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, han advertido que este tipo de discursos desde el poder aumentan la violencia hacia la prensa. El uso de plataformas gubernamentales para desacreditar a periodistas y medios fomenta un clima de animosidad, que luego se refleja en redes sociales y otros espacios públicos. Las personas periodistas señaladas en las “mañaneras” frecuentemente son objeto de ataques digitales, donde se les tilda de “chayoteras” o “conservadoras”.
Este tipo de agresiones tienen graves consecuencias en un contexto donde la violencia física contra las personas periodistas ya es alarmante. En algunos casos, las amenazas y campañas de desprestigio en redes sociales han sido el preludio de agresiones más serias, que incluyen ataques físicos e incluso asesinatos.
El reto para la administración de Sheinbaum
Con este panorama, Claudia Sheinbaum enfrenta el desafío monumental de garantizar la libertad de prensa y revertir el ciclo de violencia que afecta a las personas periodistas en México. La continuidad de las “mañaneras” bajo su liderazgo presenta una oportunidad para transformar este espacio en un foro genuinamente abierto al diálogo y al escrutinio público, en lugar de un instrumento para desinformar, atacar a la prensa crítica del gobierno o a la que expone la corrupción política.
El reto más urgente para Sheinbaum será abordar la seguridad de las y los periodistas. Si bien existen mecanismos de protección, como el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, estos han demostrado ser ineficaces. Incluso periodistas bajo protección oficial han sido asesinados, como fue el caso de Francisco Romero en 2019, lo que evidencia la falta de capacidad del Estado para salvaguardar a quienes ejercen la libertad de expresión. Para que la nueva administración logre avances significativos en este ámbito, será necesario fortalecer los mecanismos para asegurar que las autoridades responsables de proteger a las personas periodistas actúen con eficacia.
Además, para garantizar la rendición de cuentas y acceso a la justicia se requerirá una revisión exhaustiva del funcionamiento de la Fiscalía General de la República y las fiscalías locales, que permita que los crímenes contra personas periodistas no queden sin castigo. En este sentido es impostergable que la nueva administración solicite la cooperación de la Organización de las Naciones Unidas para establecer en México un mecanismo extraordinario de justicia que auxilie a las autoridades nacionales en la investigación de las atrocidades cometidas en México, incluidas las perpetradas contra periodistas, desde 2006, así como solicitar a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional que abra una investigación en México, teniendo en cuenta que las instituciones de procuración e impartición de justicia no han querido ni podido llevar a juicio a los más altos responsables de dichos crímenes.
Un enfoque diferente al de AMLO
Desde que AMLO asumió la presidencia en 2018, las “mañaneras” se convirtieron en su principal herramienta de comunicación. Si bien este formato ha sido visto por algunos como un símbolo de apertura y transparencia, también ha sido criticado por su carácter populista y la forma en que se ha utilizado para definir la narrativa pública. Organizaciones de la sociedad civil como Article 19 han señalado que las “mañaneras” se han transformado en un instrumento de propaganda política más que en un espacio de rendición de cuentas.
En numerosas ocasiones, AMLO desde la plataforma de la “mañanera” ha atacado a la prensa crítica etiquetándola como “conservadora” o “fifí”, lo que ha contribuido a polarizar el debate público y crear una división entre los medios “afines” y los “opositores”. Esta narrativa ha sido peligrosa para las personas periodistas que cubren las conferencias, ya que suelen ser objeto de campañas de acoso en redes sociales, muchas veces amplificadas por el uso de bots que propagan mensajes de odio.
Claudia Sheinbaum deberá diferenciarse de este enfoque si quiere promover un clima de respeto hacia la libertad de prensa. Su gobierno deberá mostrar una actitud más tolerante hacia las críticas y la denuncia de la corrupción, al mismo tiempo de ser consciente del impacto que los discursos estigmatizadores pueden tener en la seguridad y derechos humanos de las personas periodistas. Particularmente deberá promover un mejor ambiente para el ejercicio de la libertad de expresión, teniendo en cuenta que el país atraviesa por una situación de violencia generalizada, violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos, impunidad y conflicto armado.
El valor de la libertad de expresión
La libertad de expresión es un pilar fundamental en cualquier democracia. En México, este derecho está reconocido en la Constitución y en varios tratados internacionales que forman parte del orden jurídico. Sin embargo, el entorno de violencia, incluida la propagada desde las “mañaneras” y la falta de acceso a la justicia que enfrentan las personas periodistas en el país, pone en riesgo este derecho.
Sheinbaum tiene la oportunidad de marcar una diferencia sustancial en la relación entre el gobierno y los medios de comunicación. Si bien continuar con las “mañaneras” bajo criterios de derechos humanos puede ser un paso en esa dirección, el verdadero desafío radica en transformar este espacio en un foro de diálogo constructivo y respetuoso, donde la crítica no sea sinónimo de enemistad, sino un reflejo de la salud democrática del país. El combate a la impunidad por los crímenes y agresiones cometidas contra personas periodistas será otro paso decisivo en esa dirección, que esperemos la presidenta electa se atreva a dar.
*José Antonio Guevara Bermúdez (@JoseAGuevaraB) es académico de la Universidad Autónoma de Tlaxcala e integrante del Centro de Investigación de Crímenes Atroces.