El líder sirio Jolani promete disolver las facciones rebeldes
El jefe de la coalición dominada por islamistas que tomó el poder en Siria prometió disolver en el ejército los distintos grupos rebeldes que contribuyeron a tumbar a Bashar al Asad y reclamó el levantamiento de las sanciones internacionales contra el país.
Después de casi 50 años de dominio del clan Al Asad, las nuevas autoridades se enfrentan al desafío de unificar un país desgarrado por 13 años de guerra y de tranquilizar a la comunidad internacional, que empieza a establecer contacto con sus dirigentes.
El líder del grupo sunita radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), que encabezó la ofensiva rebelde, se reunió el lunes con representantes británicos y lo hará el martes con la primera misión diplomática francesa enviada a Damasco en 12 años.
En declaraciones difundidas en el canal de Telegram por HTS, Jolani, que ahora se hace llamar por su verdadero nombre Ahmad al Shareh, aseguró que los grupos en combate en Siria "serán disueltos y los combatientes preparados a unirse a los rangos del ministerio de Defensa, y todos estarán bajo la ley".
Con sus aliados Rusia e Irán inmersos en otros conflictos, Bashar al Asad huyó a Moscú cuando la coalición rebelde se hizo con Damasco el 8 de diciembre después de una ofensiva rebelde lanzada desde el norte de Siria.
El expresidente rompió el lunes su silencio para asegurar que su huida de Damasco no estuvo planificada y calificar a los nuevos dirigentes del país de "terroristas".
- Regreso de los refugiados -
Su caída desencadenó escenas de alborozo y alivio después de casi 14 años de guerra civil que estalló en 2011 con la represión de manifestaciones prodemocráticas y ha dejado medio millón de muertos y seis millones de exiliados.
Pero unificar este país con numerosas facciones con alianzas internacionales divergentes y múltiples minorías religiosas es un desafío para el HTS. Antes afiliado a Al Qaida, el grupo asegura haber roto con el yihadismo, pero muchos países occidentales lo catalogan todavía como organización "terrorista".
En un complejo militar cercano de Damasco, los habitantes de la zona prendieron fuego a casas de oficiales de antiguo gobierno, según periodistas de la AFP.
En Latakia, el segundo puerto más importante de Siria en el Mediterráneo, cientos de hombres y algunas mujeres integrantes de las antiguas fuerzas gubernamentales hacían cola el lunes frente a las oficinas donde las nuevas autoridades les pidieron entregar las armas.
"Siria debe permanecer unida y hace falta que haya un contrato social entre el Estado y el conjunto de las confesiones para garantizar una justicia social", dijo Jolani durante un encuentro con representantes de la comunidad drusa, una rama del islam chiita que representaba un 3% de la población siria antes de la guerra.
Jolani, ahora Ahmad al Shareh, también recibió a una delegación de diplomáticos británicos, ante quienes defendió "la necesidad de levantar todas las sanciones impuestas a Siria para permitir el regreso de los refugiados sirios".
- Acercamientos diplomáticos -
Numerosos países y organizaciones internacionales han celebrado la caída de Al Asad, pero están a la expectativa de cómo las nuevas autoridades tratan a las minorías del país de las que el expresidente se reivindicaba como protector.
Sin embargo, en una situación regional delicada, los países occidentales no quieren dejar pasar la oportunidad de restablecer lazos con Damasco ante el riesgo de fragmentación y de resurgencia del grupo yihadista Estado Islámico, que nunca ha sido totalmente erradicado de Siria.
En este sentido, el ejército estadounidense anunció el lunes que había matado a 12 miembros del EI en bombardeos sobre Siria.
El país norteamericano también estableció contactos con el HTS y la Unión Europea anunció el lunes el envío de un alto representante a Damasco.
La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, aseguró que Rusia e Irán "no deben tener lugar" en la nueva Siria y explicó que la UE abordará la cuestión del futuro de las bases militares rusas en ese país con las nuevas autoridades.
En una entrevista a la AFP, Riad Assaad, uno de los jefes rebeldes, instó a Moscú a "revisar sus cálculos" y "abandonar la hostilidad" y defendió la idea de una Siria que mantenga "buenas relaciones con todos los países del mundo".
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