Julian Assange ya está libre, pero la realidad es que ha cumplido sobradamente su pena

Han pasado 18 años desde que Julian Assange fundó WikiLeaks en Australia. Un largo periodo de tiempo que ha estado marcado por la publicación de miles de documentos clasificados de distintas naciones, principalmente Estados Unidos, y por la privación de libertad que ha sufrido a causa de ella.

Por eso, este 25 de junio de 2024 no es un día más en su vida, ya que su batalla legal y política está a punto de llegar a su fin. El activista australiano ha pactado con las autoridades estadounidenses su entrega a cambio de la libertad.

Julian Assange en una foto de 2019. (AP Foto/Matt Dunham, Archivo)
Julian Assange en una foto de 2019. (AP Foto/Matt Dunham, Archivo)

Para ello ha abandonado en avión privado Reino Unido con destino a la Mancomunidad de las Islas Marianas del Norte, un territorio de Estados Unidos en el Pacífico. Allí se va a ratificar el acuerdo y después pondrá rumbo a su Australia natal, poniendo fin a más de una década de persecución.

El acuerdo alcanzado comprende que el periodista se declara culpable de haber violado el apartado de la Ley de Espionaje a cambio de una pena de cinco años de cárcel. Una condena que el líder de WikiLeaks ya ha cumplido sobradamente. Y es que ha permanecido en la prisión de máxima seguridad británica Belmarsh los últimos cinco años y tres meses. En total, han sido 1901 días encerrado en una celda de 2x3 metros, aislado 23 horas diarias sin poder ver a sus familiares ni abrazar a sus hijos.

Un larguísimo cautiverio en condiciones draconianas que se une a los siete años anteriores en la embajada ecuatoriana en Londres. Allí tenía el estatuto de refugiado político, pero el periplo no fue nada sencillo. La representación diplomática comprende un único piso con unas pocas habitaciones, por lo que Assange estuvo privado de libertad todo este tiempo en una suerte de arresto domiciliario.

Es verdad que al ser suelo ecuatoriano, no se encontraba detenido, pero al final el hecho de estar recluido a un espacio tan pequeño era como si lo estuviera. De hecho, las informaciones apuntan a que ese largo cautiverio podría haberle causado problemas psicológicos. En ese periodo, el periodista fue muy activo en las redes sociales y se metió en varios líos a cuenta de sus opiniones. Incluso, Ecuador le terminó cortando el acceso a Internet por interferir en asuntos de otros países.

Assange en el año 2012. (AP Photo/Kirsty Wigglesworth, File)
Assange en el año 2012. (AP Photo/Kirsty Wigglesworth, File)

"La medida fue adoptada ante el incumplimiento por parte de Assange del compromiso escrito que asumió con el Gobierno a finales de 2017, por el que se obligaba a no emitir mensajes que supusieran una injerencia en relación a otros Estados", señaló el comunicado emitido por el país sudamericano.

Finalmente, la tensión llegó hasta un punto límite en 2019, cuando Ecuador le retiró el asilo y las autoridades británicas entraron en la embajada para detener al activista. Las imágenes de entonces, muy desmejorado físicamente y con el rostro demacrado, ya revelaron que el aislamiento de siete años había sido una prueba demasiado dura para el australiano. Desde entonces, han sido cinco años más. Un total de 12, combinando el asilo y la detención. Teniendo en cuenta que tiene 52, ha pasado recluido casi un cuarto de su vida.

Por el camino, además del sufrimiento personal, visible en su aspecto, y de una vida secuestrada, también está su pérdida de credibilidad como periodista, abrazando causas como la independencia de Cataluña en España, que le han acercado más al activismo antisistema que al rigor del informador. Ahora empieza una nueva etapa para él, casi dos décadas después de que WikiLeaks echara a andar. Está por ver en qué consiste.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO

Esposa de Assange: "Será la primera vez que lo veré como un hombre completamente libre”