Los jóvenes gazatíes que retransmiten el drama que se vive en Gaza desde el estallido de la guerra entre Israel y Hamás

Bombardeo en Gaza del 19 de octubre, que los jóvenes de la franja están retransmitiendo desde sus redes sociales (Photo by SAID KHATIB/AFP via Getty Images)
Bombardeo en Gaza del 19 de octubre, que los jóvenes de la franja están retransmitiendo desde sus redes sociales (Photo by SAID KHATIB/AFP via Getty Images)

La guerra que mantienen Israel y Hamás tiene al mundo conteniendo el aliento y a Gaza hecha trizas, con sus algo más de dos millones de habitantes (muchos de ellos niños y jóvenes) sufriendo los embistes diarios del fuego cruzado. El último bombardeo al hospital Al Ahli Arab en la Franja, del que nadie se responsabiliza, hizo estallar por los aires cualquier posibilidad de que el conflicto se encauce hacia una, cada vez menos probable, solución diplomática. Ya lo dijo alguien en algún momento, da igual quién porque es así: “En una guerra lo primero que muere es la verdad”. Y tras ella, la población civil. El balance de la matanza perpetrada en las instalaciones hospitalarias gazatíes se contabilizó por cientos. “De 500 a 800 personas”, según el Ministerio de Salud, controlado por Hamás. Una cifra que es más que un número: son vidas humanas.

Desde el pasado 7 de octubre, coincidiendo con la declaración del estado de guerra por parte de Israel tras el brutal ataque terrorista consumado en su territorio por milicias de Hamás (1.400 asesinados y 222 secuestrados), la campaña de bombardeos sobre Gaza se ha saldado con la muerte de unos 5.000 gazatíes. Muchos de ellos niños. En siete décadas de conflicto israelí-palestino, jamás se ha visto una escalada bélica de esta magnitud, denuncian las ONG y los organismos internacionales que operan en el territorio. La ONU calcula que una cuarta parte de los edificios de Gaza han sido destruidos.

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La respuesta en las calles por lo que se considera un asedio desproporcionado contra la Franja va cobrando fuerza con el paso de los días, las semanas... La oleada de protestas se ha extendido a Cisjordania, el otro gran territorio palestino, controlado por la Autoridad Nacional Palestina de Mahmoud Abbas, rival político de Hamás. Al menos 65 personas han muerto como consecuencia de los choques violentos contra el ejército y los colonos israelíes. El 21 de octubre, Israel bombardeó una mezquita en el campo de refugiados en Jenin, en el norte de Cisjordania, dejando cuatro fallecidos a su paso.

El riesgo de que el conflicto entre el gobierno de Netanyahu y Hamás se extienda más allá de Gaza es ya una realidad. La condena generalizada a las acciones del gobierno israelí ha alcanzado al resto de países del mundo árabe, como Jordania, Egipto, Túnez, Marruecos o Líbano, donde se suceden las manifestaciones multitudinarias. También en occidente, donde la población exige que se ponga fin a las hostilidades contra la población palestina. La guerra es la guerra, sí. Pero en la guerra no todo vale, como se recoge en los Convenios de Ginebra de 1949 y sus sucesivos Protocolos Adicionales.

La juventud de Gaza busca mostrar al mundo lo que está sucediendo en la Franja desde el terreno

El asedio diario que vive en Gaza no da tregua. Apenas un día después del ataque indiscriminado contra el hospital Al Ahli Arab del que Israel y Hamás se acusan mutuamente, el primero lanzaba un nuevo bombardeo en las inmediaciones de otro centro hospitalario en la ciudad de Gaza. La Media Luna Roja (el equivalente a la Cruz Roja en países musulmanes) denunció este ataque que tacha de indiscriminado. El mortífero bombardeo quedó registrado en el teléfono de Motaz Azaiza, un periodista y fotógrafo gazatí vinculado a la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés). El joven lleva desde el primer día del estallido de la guerra documentando todo lo que sucede en su país.

Los vídeos que comparte con sus algo más de 4,6 millones de seguidores en Instagram dan luz sobre el auténtico drama que se está viviendo en terreno. Cuerpos desmembrados producto de las explosiones; padres desesperados que corren con sus hijos en brazos, ya muertos o calcinados y cubiertos de polvo y sangre; niños temblando de miedo o en estado de ‘shock’ por lo que acaban de presenciar; el propio Motaz roto de dolor tras enterarse del fallecimiento de 15 de sus familiares bajo los bombardeos; Motaz pidiendo que recen por él porque no sabe si pasará de esa noche…

Las redes sociales y el uso masivo de Internet están permitiendo superar ese oscurantismo y falta de información ‘in situ’ que hasta hace poco caracterizaba los ‘choques’ entre Israel y Hamás dentro de la Franja. Son jóvenes gazatíes que, 'armados' con sus teléfonos celulares, se han dado a la tarea de contar al mundo qué está sucediendo en su hogar, allí donde la prensa internacional no llega. Como ellos mismos explican, documentar lo que ven, lo que viven, es la única forma que han encontrado para concienciar al mundo de la matanza indiscriminada de civiles que se sucede en este pequeño territorio de 360 kilómetros cuadrados. Porque la esperanza ya la han perdido.

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“No tengo palabras. Y da igual lo mucho que lo intente, no puedo mostraros ni una fracción de cómo me siento. Lo único que hago es esperar. Esperar a que alguien te diga que otra persona amada ha muerto. Otra familia ha sido borrada del registro de civiles. Otro barrio se ha convertido en un pueblo fantasma. Otra masacre, otra lágrima, otra bomba, un nuevo miedo. No puedo procesar cuán frágil, cuán pequeña y cuán poco vale la vida humana. Esto mientras el resto del mundo simplemente mira”, escribe Nour Alsaqqa en su Instagram. La gazatí de veinte pocos años lleva desde el 8 de octubre relatando su día a día bajo las bombas y acusando a la comunidad internacional de su pasividad. “Nos habéis dejado solos”, se lamenta en un inglés perfecto.

Bisan, cuyo nombre artístico es Wizard Bisan, era directora de cine en su Gaza natal hasta que estalló la guerra. Ahora se dedica a captar con su cámara las consecuencias de los bombardeos y a contrarrestar la desinformación que, a su entender, circula con cada nueva explosión en la Franja. “Sigo viva y estoy agradecida de ver el sol otra vez después de una noche terrorífica. Esta noche sufrimos un bombardeo en alfombra. ¿Qué es un bombardeo de alfombra? Son muchos bombardeos de misiles que causan una destrucción masiva y se producen en corto periodo de tiempo, a una distancia muy pequeña y en una zona localizada, lo que hace imposible que nadie sobreviva”, explicaba la joven de no más de 30 años en una de sus últimas actualizaciones en Instagram. En esta red social, la siguen 459 mil personas.

“He vivido en Gaza toda mi vida, pero nunca he visto una agresión como esta. Esta vez dudo que sobreviva. Esta vez no hay ningún lugar seguro donde ir. Seguimos en nuestra casa con mi familia. Porque si voy a morir, quiero morir en mi casa. Voy a hacer todo lo que pueda por mantenerme viva y contar la verdad, pero no sé si esta vez logre salir con vida”, relataba el pasado 12 de octubre Salma Shurrab, una creadora de contenidos palestina con 255 mil seguidores. La joven no había compartido ningún contenido desde entonces hasta el pasado 23 octubre. Once días de silencio atronador. "Estoy viva", escribía finalmente. Los espectadores recuperábamos el aliento por unos segundos. Está viva, viva, viva. Por ahora...

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