José Raúl Mulino, presidente de Panamá: "No soy partidario de una segunda elección en Venezuela"
(CNN Español) - El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, dijo que Nicolás Maduro "se va a sentar sobre Venezuela y lo que digamos mucho o poco en la comunidad internacional de nada le va a valer”.
En una entrevista con Andrés Oppenheimer en CNN, grabada el pasado miércoles, Mulino analizó el papel que la comunidad internacional tiene que mantener para que los venezolanos encuentren una transición democrática, y enfatizó la importancia de “seguir insistiendo” y se mostró escéptico ante la propuesta de una segunda elección.
También enumeró las decisiones que ha tomado para condenar el accionar de Nicolás Maduro tras las elecciones del 28 de julio, que van desde la suspensión de vuelos hasta el cese de relaciones diplomáticas.
El desenlace de la situación venezolana puede tener un impacto directo sobre el país centroamericano. Mulino advirtió que sigue de cerca lo que podría ser un éxodo migratorio de venezolanos a través de la selva del Darién, un punto sensible para su administración.
También vinculó este panorama con otro tema que, a su entender, “ya es un problema en la región”: la situación en Nicaragua bajo el Gobierno de Daniel Ortega. Para el presidente de Panamá, Ortega está siguiendo el “muy mal ejemplo” de Maduro.
No eludió las críticas al Gobierno nicaragüense pese a que para proteger a su amigo y padrino político Ricardo Martinelli, que se encuentra asilado en su embajada en Panamá.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, dijo en una entrevista con Andrés Oppenheimer en CNN, grabada el pasado miércoles, que Nicolás Maduro "se va a sentar sobre Venezuela y lo que digamos mucho o poco en la comunidad internacional de nada le va a valer”.
Lo que sigue a continuación es una versión editada de la entrevista que CNN le hizo a Mulino.
-Presidente Mulino, ya pasó un mes desde las elecciones en Venezuela, y los países latinoamericanos siguen pidiendo a Nicolás Maduro que muestre las actas detalladas de la votación, pero no lo ha hecho. ¿No es obvio ya que no lo va a hacer? ¿Tiene sentido que los presidentes de Brasil y Colombia sigan pidiendo que Maduro muestre las actas, y que muchos otros países están esperando el resultado de esa elección?
Bueno, sentido dentro de las enormes limitaciones que hay desde afuera para poder incidir en el régimen de Maduro. Un mes ha pasado y va a pasar, yo creo, que más tiempo. Yo creo que este señor se va a sentar sobre Venezuela y lo que digamos mucho o poco en la comunidad internacional de nada le va a valer.
Sin embargo, yo pienso que la única opción que queda es seguir insistiendo. Yo no soy partidario de una segunda elección. ¿Por qué? Primero, porque ya lo dije, no va a ser distinta a la primera elección. Segundo, porque va a tirar el problema de Venezuela quién sabe en la dimensión del tiempo a cuándo. Y eso trabaja en contra de la estabilidad democrática de Venezuela. Yo creo que aquellos que abogan por una segunda elección es un poco… Bueno, prefiero no emitir juicios de valor sobre eso, pero lo cierto es que una segunda elección va a retrasar por completo en el tiempo y en las expectativas el tema de la democratización de Venezuela y una transición ordenada hacia un posmadurismo, evidentemente.
-Panamá firmó un comunicado con Estados Unidos, Argentina, Chile, Ecuador y varios otros países rechazando la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela de convalidar la reelección de Maduro. ¿Pero qué sigue ahora? ¿Están hablando de sanciones diplomáticas, comerciales o de otro tipo contra el régimen de Venezuela?
Bueno, Panamá en ese sentido actuó en el tema de aeronavegación, suspendimos vuelos, suspendimos entrada y salida, relaciones diplomáticas con Venezuela, etcétera. No sé los demás países qué tengan en mente y tampoco me incumbe, pero lo cierto es que el tema está latente.
Yo con el presidente de Costa Rica, el viernes durante una visita oficial en Panamá, hablamos y en nuestro comunicado brevemente citamos la preocupación sobre el tema y, por supuesto, el “no” a una segunda elección.
Yo creo que en ese aspecto el señor Edmundo González y María Corina (Machado) se están manteniendo firmes. Yo creo que es lo que corresponde, es el mandato del pueblo venezolano y, aunque no lo creas, y a veces lo digo por experiencia, se puede sentir impotente la oposición venezolana dirigida por estas dos personas muy aguerridas, muy comprometidas.
Es lo que les queda por hacer… La intransigencia en cuanto a los derechos y la voluntad popular y el mandato de los venezolanos, es que no tienen de otra. Mientras eso exista y no se abra la oportunidad a una segunda elección, si se abre esa oportunidad, están fritos todos en Venezuela.
-Usted habló sobre Venezuela con el presidente Joe Biden hace pocos días... ¿Qué le dijo el presidente de Estados Unidos?
Bueno, yo creo que es público. Nada que no haya dicho. Agradeciendo principalmente el rol que estoy jugando en la región, la importancia que tiene para Estados Unidos la definición de este problema, que además tiene una incidencia en el problema migratorio, no es nada más el tema democrático en Venezuela en lo que a nosotros atañe.
El problema de Venezuela tiene una incidencia en la frontera de Darién, en donde si bien ha bajado el margen un poquito de inmigrantes, sigue siendo alto y sigue siendo la nacionalidad venezolana la que más transita o trata de llegar a Estados Unidos. Eso nos une, muy en común, y hemos hecho ya tres vuelos de repatriación a Colombia. Viene uno próximamente a la India con la colaboración del Gobierno de la India para mover ciudadanos que están aquí, varados.
Sin embargo, yo creo que sí. Yo creo que sí, pero eso es una decisión ya de cada país que yo respeto. Nosotros la tomamos. Y ahora que tenemos, a diferencia a lo mejor de otros países que quizás tienen comercio, en otra dimensión a nosotros nos toca Zona Libre de Colón y nos toca nuestra aerolínea de bandera. O sea, que sí están aportando, sí estamos aportando una cuota importante en términos económicos para ayudar a Venezuela.
-Ahora le quiero preguntar por el Darién y la migración, pero para terminar con el tema de Venezuela, el 1 de enero Panamá asume la presidencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. ¿Qué puede hacer Panamá como presidente del Consejo de Seguridad de la ONU para acelerar la transición a la democracia en Venezuela?
Fíjate. Hoy precisamente tengo una reunión con algunos conocedores del tema del Consejo de Seguridad. Incluso un exembajador panameño en Naciones Unidas que le tocó presidir el Consejo de Seguridad, que tiene una experiencia acumulada como la que no tenemos nosotros, por lo menos yo no la tengo a pesar de que he sido ministro Relaciones Exteriores.
Si algo puede hacer Panamá como miembro de ese Consejo es llevar el tema a la agenda del Consejo de Seguridad. Cuenten con eso de que va a ser así. Ojalá tenga la receptividad. Acuérdense muy bien quiénes están sentados en esa mesa, que no es Latinoamérica. Ahí están los pesos pesados del mundo con derecho a veto y que en algunas instancias algunos de ellos, pues de alguna forma, favorecen lo que está sucediendo aquí.
Así que yo he sido siempre muy cauto en especular de política exterior porque es muy difícil y, sobre todo, no lo voy a hacer por la enorme responsabilidad que vamos a tener como país, dos años sentados en la mesa más importante de la diplomacia del mundo.
-Hablemos de un poco de Nicaragua, que acaba de cerrar 1.500 organizaciones no gubernamentales y cerrar prácticamente todos los espacios políticos independientes. ¿Cómo afecta lo que está pasando en Nicaragua a Centroamérica y a Panamá?
Nicaragua ya es un problema en la región. Sin duda alguna. Si él está viendo lo que está sucediendo en Venezuela, en donde no pasa mayor cosa por ahora, es un muy mal ejemplo a seguir, pero pareciera que lo está siguiendo en su muy particular manera de hacer las cosas, ¿no? Claro que preocupa porque la región centroamericana vamos a decir que Panamá, Costa Rica, Nicaragua, en el centro y sigue el resto. Ustedes saben bien como votó Honduras. Y Guatemala está un poco más arriba, enredado en sus propios problemas, que no son ni fáciles ni pocos.
Sin embargo, preocupa, y ayer justamente lo estaba pensando a propósito del rompimiento que hubo, que entiendo fue rompimiento con Brasil y otro país, no recuerdo... Hay un diferendo bastante importante, hasta de palabras con el presidente Lula respecto de todo un poco, ¿no? Y yo no quisiera entrar en eso por ahora. Pero de que es un problema, lo es. Y el ejemplo de Venezuela no ayuda. Sin duda alguna no ayuda. Y para nosotros en la región, claro que es un paréntesis ahí que ojalá pudiera ser más fluido el tema.
-Algunos de sus críticos en Panamá dicen que usted no critica a Nicaragua tanto como a Venezuela, porque su padrino político, el expresidente de Panamá Ricardo Martinelli está asilado en la Embajada de Nicaragua en Ciudad de Panamá. ¿Es eso cierto?
No, no lo es. No lo es. El derecho a asilo es un tema que se tiene que manejar en una dimensión aparte. Y la calificación del régimen de Nicaragua es otro tema de política internacional de Panamá. Hay que respetar las dos cosas. Yo no tengo ningún interés en flexibilizar la postura prodemocracia que tiene Panamá. Eso no, que no le quepa a nadie la menor duda de que esa es mi posición.
Y en el tema del derecho a asilo hay una convención que regula eso, que Nicaragua y Panamá son estados parte. Y Nicaragua ha hecho lo propio en calificar el delito. ¿Cómo se va a definir eso? El tiempo lo va a decir, pero no tiene nada que ver la relación de que Ricardo Martinelli está en la Embajada en Nicaragua con mi posición política internacional respecto de lo que hace Nicaragua en el concierto de las naciones.
-Finalmente, presidente, hablemos de la migración. Porque la selva del Darién en Panamá es una de las principales vías de tránsito para los venezolanos que van a México camino a Estados Unidos. Y hay versiones de que el éxodo de venezolanos ha vuelto a aumentar desde que Maduro se adjudicó las elecciones de Venezuela. ¿Es cierto eso? ¿Hay un nuevo éxodo de venezolanos?
No, no, no, ha bajado como una cifra alrededor de un 30% comparado al año pasado. Sí, ha bajado. Pero no quita que vuelva a subir, independiente con relación a lo que sucede a lo interno de Venezuela, por ejemplo, y ojalá no pase.
Si hay una persecución más aguerrida, si hay violencia entre Gobierno y opositores en calles, etcétera, la lógica indica que va a haber más flujo migratorio por la ruta. Sin embargo, el hecho de que esté funcionando el memorándum de entendimiento con Estados Unidos y que en efecto estén viendo que estamos repatriando gente o deportando, porque en realidad hasta el momento ha sido deportación de indeseables, gente con prontuario policivo penal muy muy delicado, que se colaron aquí en Panamá y han sido deportados, que es diferente a la figura de repatriación. No quita que vaya a aumentar, dependiendo la efervescencia interna en Venezuela.
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