Indultar a Hunter complica el legado que Biden imaginaba
LUANDA, Angola — Hubo un tiempo, no hace tanto, en que el presidente Joe Biden imaginó que su lugar en la historia quedaría grabado como el líder que puso fin al caótico reinado de Donald Trump, aprobó una serie de leyes para “Reconstruir mejor” encaminadas a transformar el país y restableció el lugar de Estados Unidos en el mundo.
Ahora, en los deslucidos últimos días de su gobierno, Biden es repudiado, incluso por algunos de sus compañeros demócratas, por ser el presidente que se negó a hacerse a un lado hasta que fue demasiado tarde, allanó el camino para el regreso de Trump al poder y, en un último gesto de agravio personal por encima de principios declarados, indultó a su propio hijo por múltiples condenas por delitos graves.
La decepción y la frustración expresadas por sus propios partidarios desde que Biden intervino para librar a su hijo Hunter de la cárcel y de cualquier investigación futura describen el desencanto de muchos demócratas con el presidente saliente a medida que se acerca el final. A estas alturas, es difícil predecir cómo será recordado para la posteridad, pero las últimas semanas no han ayudado a escribir el legado que alguna vez imaginó.
El indulto se produjo cuando la imagen política de Biden ya estaba de capa caída tras una dura derrota electoral de su partido, de la que muchos aliados lo culparon más a él que a la candidata que se entró a la contienda tras su tardía salida, la vicepresidenta Kamala Harris. La decisión de atacar la credibilidad del sistema judicial para salvaguardar a un pariente irritó a los seguidores que simpatizaban con su difícil situación como padre, pero se escandalizaron de que rompiera su propia promesa de respetar la decisión de los tribunales.
“No creo que haya ninguna duda de que nuestro país habría estado mejor si el presidente Biden hubiera decidido no presentarse a la reelección”, dijo el senador demócrata de Colorado Michael Bennet, haciéndose eco de una opinión que ha sido más comúnmente expresada en privado por sus compañeros demócratas desde que Trump venció a Harris el mes pasado. “Si la vicepresidenta u otra persona hubieran ocupado la candidatura, habríamos tenido muchas más posibilidades de derrotar a Donald Trump”.
Bennet, un legislador discreto que no suele criticar en público al líder de su partido, añadió que la orden de indulto seguía el mismo patrón. “Su decisión de indultar a su hijo, por incondicional que sea su amor, parece otro caso de anteponer su interés personal a su responsabilidad ante el país”, aseveró. “Erosiona aún más la fe de los estadounidenses en que el sistema judicial es justo e igual para todos”.
El representante demócrata de Colorado Jason Crow dijo que nadie debería comparar a Biden con Trump, que habla de utilizar el sistema de procuración de justicia como parte de una campaña de “castigo” contra quienes lo han hecho enfadar una vez que vuelva al cargo. Crow también hizo énfasis en que comprendía la profundidad del amor de un padre por un hijo que lucha contra las adicciones, tras toda una vida de tragedia personal para la familia Biden.
Pero Crow agregó que Biden había complicado el argumento de que Trump representa una amenaza única para el Estado de derecho. “Creo que el indulto fue un error”, dijo en una entrevista. “Me decepciona que haya tomado esta decisión. Prometió que no lo haría. Creo que nos lo pondrá más difícil en el futuro cuando hablemos de defender la democracia”.
Biden no hizo ningún esfuerzo por dar explicaciones el lunes, un día después de emitir la orden de indulto alegando que el procesamiento de su hijo se había politizado, un lenguaje similar a las quejas de Trump sobre sus propios casos penales. A su llegada a Luanda, capital de Angola, para una breve visita, la primera, y última, al África subsahariana como presidente, Biden no habló con los periodistas que viajaban con él, sino que dejó que su secretaria de prensa, Karine Jean-Pierre, desviara las preguntas sobre su decisión.
Durante su charla con los periodistas en el Air Force One de camino a Luanda, Jean-Pierre no ofreció ninguna explicación sobre lo que hizo cambiar de opinión a Biden sobre el indulto a su hijo. Tampoco respondió directamente cuando se le preguntó si, en realidad, Biden no había dicho la verdad cuando afirmó que no intervendría, y la envió a repetir la promesa, en los últimos meses.
Biden se encamina a terminar su presidencia sin muchos aspavientos. En gran medida, ha cedido el escenario a Trump, que ya está dirigiendo su propia política exterior sin esperar a tomar posesión del cargo y elaborando una lista de deseos para su gobierno, repleto de figuras antaño marginales que pretenden desmantelar los mismos departamentos que se les ha encomendado dirigir. Al retirarse de la contienda, Biden mantiene una agenda pública bastante holgada y no ha celebrado ninguna conferencia de prensa ni concedido ninguna entrevista desde las elecciones.
Su viaje a Angola de esta semana le permite decir que cumplió su promesa de visitar el África subsahariana mientras era presidente, aunque apenas pasó dos días completos en el continente semanas antes de dejar el cargo. Fue una figura tan marginada durante una reciente cumbre internacional en Brasil que, cuando llegó tarde a una fotografía de grupo, otros líderes mundiales no se molestaron en esperar y siguieron adelante sin él.
En su país, su índice de aprobación ha descendido hasta el 37,7 por ciento en una recopilación de encuestas del sitio web FiveThirtyEight, cerca del punto más bajo de su mandato. Recientemente, su mejor momento político fue la mediación en el cese al fuego entre Israel y Líbano, pero sus esperanzas de poner fin a la guerra en la Franja de Gaza y conseguir la liberación de los rehenes de Hamás siguen sin materializarse.
La historia, por supuesto, es voluble, y en lo que respecta al legado de Biden, mucho dependerá de las últimas siete semanas de su mandato y, hasta cierto punto, de los cuatro años siguientes. Biden espera que las generaciones futuras se centren en su labor para sacar a Estados Unidos de la pandemia de COVID-19, reconstruir las carreteras y puentes del país, luchar contra el cambio climático, ampliar el acceso a la atención médica y hacer frente a la agresión rusa.
Pero seguramente comprendió el riesgo político que correría al indultar a su hijo y, en última instancia, decidió que era demasiado importante para él, independientemente de la reacción violenta que pudiera producirse. Su carrera política de medio siglo ha soportado dramáticos altibajos. Sean cuales sean los resultados finales, también vivirá con ellos.
c.2024 The New York Times Company