Esperar y ver: Bruselas guarda silencio ante las amenazas militares de Trump contra Groenlandia

La Comisión Europea no ha llegado a reprender a Donald Trump por amenazar la integridad territorial de Dinamarca, miembro de la Unión Europea, después de que el presidente electo estadounidense se negara a descartar la posibilidad de emplear la fuerza militar para tomar el control de Groenlandia, territorio autónomo que pertenece al Reino de Dinamarca.

En su lugar, la Comisión Europea pasó de puntillas sobre la disputa invocando principios generales de actuación y evitando cualquier palabra de condena, en una línea similar a lo que ha hecho en reacción a los contundentes intentos de Elon Musk de interferir en elecciones libres en todo el bloque comunitario.

"Para nosotros, está claro que hay que respetar la soberanía de los Estados. Este es nuestro valor democrático", señalaba un portavoz de la Comisión Europea el miércoles 8 de enero. "Estamos deseando trabajar por una agenda transatlántica fuerte y por objetivos comunes y asuntos de interés estratégico clave".

Ante la amenaza de Trump de "abofetear a Dinamarca" con aranceles a un "nivel muy alto" si Copenhague se niega a renunciar a Groenlandia, en el seno de la Comisión Europea han insistido en que el organismo estaba "preparado para defender nuestros intereses en aspectos comerciales, y otros aspectos, según sea necesario".

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Groenlandia, a diferencia de Dinamarca, no forma parte del denominado bloque de los 27, pero goza de un estatuto especial como territorio de ultramar que incluye el acceso a los fondos de la UE y la libertad de circulación de los groenlandeses, considerados ciudadanos de la UE.

La Comisión Europea confirmó este miércoles que la extensa isla, de unos 2,16 millones de kilómetros cuadrados, se beneficiaría de la cláusula de defensa mutua prevista en los Tratados de la UE. Según el artículo 42.7, todos los Estados miembros tienen una "obligación de ayuda y asistencia" si otro Estado miembro es "víctima de una agresión armada en su territorio".

"Estamos hablando de algo extremadamente teórico sobre lo que no vamos a querer explayarnos ni comparar la situación con lo que ocurrió en Ucrania", ha señalado un portavoz del organismo, en referencia a las amenazas que lanzó el presidente ruso, Vladímir Putin, antes de llevar a cabo su invasión. "Muchas amenazas no se materializaron. En este momento, no vemos la necesidad de ir más allá de lo que hemos dicho", ha añadido.

La tímida respuesta se produce un día después de que Trump ofreciera una rueda de prensa de una hora y expusiera una visión expansionista de Estados Unidos, marcando un alejamiento sin precedentes de la política exterior de siempre. Preguntado por un periodista sobre el hecho de si podía "asegurar al mundo" que no usaría la coerción militar o económica para hacerse con el control de Groenlandia y del Canal de Panamá, el presidente electo respondió: "No me comprometo a eso".

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Presionado sobre el asunto de Groenlandia, dijo: "No sé si Dinamarca tiene algún derecho legal sobre ella, pero si lo tiene, debería renunciar a ella porque la necesitamos para la seguridad nacional". En otra publicación en las redes sociales celebrando la visita de su hijo a Groenlandia, Trump indicó: "Este es un acuerdo que debe producirse. Hagamos a Groenlandia grande de nuevo".

El primer ministro de Groenlandia, Múte B. Egede, rebatió rápidamente la intimidación del líder republicano. "Groenlandia pertenece al pueblo de Groenlandia", dijo. "Nuestro futuro y nuestra lucha por la independencia son asunto nuestro", añadió.

La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, se hizo eco de las palabras de Múte B. Egede y subrayó: "Groenlandia no está en venta y tampoco lo estará en el futuro". Frederiksen afirmó que el futuro de la isla debe ser decidido por sus más de 56.000 habitantes. "Debemos mantener la calma y ceñirnos a nuestros principios", declaró a periodistas de la televisión danesa.

El valor estratégico de Groenlandia

Aunque extravagantes, las últimas afirmaciones de Trump representan una grave escalada en su voluntad de someter las alianzas de Estados Unidos a su agenda ultranacionalista de "América primero". Dinamarca y Canadá, otro país que Trump ha amenazado con anexionarse mediante la coerción económica, son miembros de la OTAN y estrechos aliados de Estados Unidos.

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La fijación de Trump con Groenlandia se remonta a su primer mandato en la Casa Blanca, cuando Frederiksen tuvo que intervenir para detenerla. Sin embargo, por aquel entonces, las palabras de Trump no iban acompañadas de la amenaza abierta de la fuerza militar, como ocurre ahora.

El interés mundial por Groenlandia ha aumentado en los últimos años debido a los efectos del cambio climático. Se espera que el progresivo deshielo permita perforar más en busca de petróleo y extraer minerales de tierras raras, fundamentales para impulsar las transiciones ecológica y digital, de gran interés tanto para la UE como para Estados Unidos.

El año pasado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitó Groenlandia junto con Múte B. Egede y Frederiksen para inaugurar la primera oficina de la Unión Europea en Nuuk, la capital groenlandesa. "Es el comienzo de una nueva era de nuestra asociación, con una presencia muy concreta de la Unión Europea en Groenlandia y en la región ártica en general", declaró Ursula von der Leyen.

Groenlandia también presenta considerables ventajas comerciales por su situación en el mar Ártico. El conocido Paso del Noroeste, que constituye la ruta más corta entre la costa este de Estados Unidos y Asia, podría hacerse navegable en el futuro debido a la disminución del hielo.

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La Fuerza Espacial estadounidense opera una base en el norte de Groenlandia en virtud de un acuerdo de defensa firmado por Estados Unidos y el Reino de Dinamarca. La base espacial de Pituffik presta apoyo a misiones de alerta de misiles, defensa antimisiles y vigilancia espacial.

Jean-Noël Barrot, ministro francés de Asuntos Exteriores, declaró este miércoles que "obviamente no hay duda" de que la UE defenderá sus fronteras soberanas contra ataques externos. Sin embargo, Barrot se mostró poco convencido de que las palabras de Trump se traduzcan en acciones reales.

"Si me pregunta si creo que Estados Unidos invadirá Groenlandia, mi respuesta es no", dijo Barrot. "Sin embargo, ¿hemos entrado en un periodo de tiempo en el que se trata de la supervivencia del más fuerte? Entonces, mi respuesta es sí", señaló.