Elecciones en México: bajo la sombra de López Obrador, Sheinbaum promete mantener el rumbo

La candidata mexicana Claudia Sheinbaum saluda a sus simpatizantes en el Zócalo de la Ciudad de México. (Alfredo ESTRELLA / AFP)
La candidata mexicana Claudia Sheinbaum saluda a sus simpatizantes en el Zócalo de la Ciudad de México. (Alfredo ESTRELLA / AFP) - Créditos: @ALFREDO ESTRELLA

CIUDAD DE MÉXICO.- Decenas de miles de personas se agolparon en el Zócalo de la Ciudad de México anoche para escuchar el cierre de la campaña de Claudia Sheinbaum, la candidata oficialista para las elecciones presidenciales del próximo domingo en México, y, en el pálpito de la gente, ya su próxima presidenta, la primera mujer que tomará las riendas del país. Pero otra figura fue protagonista y estuvo presente en todo momento, entre la multitud y en los discursos, aunque no haya estado en el acto: Andrés Manuel López Obrador.

“Nunca vi un presidente como López Obrador”, dice María Elena Martínez Rojas, 67 años, que viajó desde Oaxaca –por “convicción”, aclara– junto con su marido y su madre, de 85 años, parada junto a su lado en una punta del Zócalo. “Siempre los presidentes trabajaron para ellos. Del pueblo, nunca se acordaron. Nunca vieron al pueblo. Y este presidente dice ‘primero, los pobres’. Primero los de abajo”, continúa. “El pueblo ya despertó”, cierra.

Seguidores de Claudia Sheinbaum, en el cierre de campaña en el Zócalo.  Jair Cabrera Torres/dpa
Seguidores de Claudia Sheinbaum, en el cierre de campaña en el Zócalo. Jair Cabrera Torres/dpa - Créditos: @Jair Cabrera Torres

Frente a la gente, con el Palacio Nacional de fondo -la residencia de “AMLO”, tal como se lo conoce popularmente a López Obrador-, Sheinbaum abrazó la continuidad, llamó a su jefe y líder político “el mejor presidente en la historia de México” y reafirmó su compromiso a mantener el rumbo y a continuar la “4T”, la cuarta transformación, el proyecto forjado por López Obrador, y del cual Sheinbaum se mostró a la vez como su heredera y garante.

“Me comprometo ante ustedes a guardar el legado del presidente Andrés Manuel López Obrador”, dijo Sheinbaum ante su gente, y después entonó con la plaza uno de los cantos de guerra del obradorismo: “¡Es un honor, estar con Obrador!”.

María Elena Martínez Rojas, de 67 años (izquierda), y su madre en el acto de cierre de campaña de Claudia Sheinbaum
María Elena Martínez Rojas, de 67 años (izquierda), y su madre en el acto de cierre de campaña de Claudia Sheinbaum

El cierre de campaña de Sheinbaum mostró el músculo del obradorismo para mover multitudes. Fiel a una costumbre de la política latinoamericana, muchas personas llegaron desde varios estados del país a la Ciudad de México en cientos de ómnibus, un operativo logístico desplegado por Morena con un claro objetivo: poblar la plaza más emblemática de México para dar una señal inequívoca del respaldo que López Obrador y su candidata, Sheinbaum –en ese orden–, tienen entre los mexicanos. En las calles aledañas al Zócalo se vio, de hecho, gente que se iba de la plaza y para volver a sus pueblos antes incluso de que hablara la candidata.

El Zócalo se cubrió de morado, el color de Morena, el Movimiento de Regeneración Nacional, la coalición creada por López Obrador y con la que llegó al poder en su tercer intento. Sheinbaum fue la protagonista. Su nombre y su cara se ven en remeras, banderas, gorras, a veces con una frase que se repite: “Llegamos todas”.

Pero el sonido impidió seguir su mensaje con claridad, y su discurso se perdía entre la gente. En los puestos ambulantes también se vendían medias, libros y gorras de López Obrador, una de ellas con una de sus frases emblemáticas: “Me canso, ganso”, una expresión popular en México, que se usa cuando alguien quiere decir que está seguro de algo. El líder está presente, y su alta popularidad –se ha mantenido estable en alrededor del 60%, arriba de la aprobación de su gobierno– explica en gran medida la ventaja de Sheinbaum en las encuestas, y su alineamiento total con la “4T”.

Simpatizantes asisten al cierre de campaña de la candidata a la presidencia de México Claudia Sheinbaum, en el Zócalo de la Ciudad de México, el 29 de mayo de 2024. (Xinhua/Francisco Cañedo)
Simpatizantes asisten al cierre de campaña de la candidata a la presidencia de México Claudia Sheinbaum, en el Zócalo de la Ciudad de México, el 29 de mayo de 2024. (Xinhua/Francisco Cañedo) - Créditos: @[e]FRANCISCO CANEDO

“Sí trabajó, sí ayudó a la gente, a las señoras y señores de tercera edad”, señala Álvaro Nuñez, de 57 años, mientras vende tamales. Lleva una remera que dice “el futuro de la 4T es verde”, del Partido Verde Ecologista, que apoya a Sheinbaum. Nuñez la votará este domingo, y su razón es la misma que dan otras personas: quiere continuidad.

“A lo mejor va a trabajar igual como López Obrador”, justifica.

El último sondeo de El Financiero, elaborado por Alejandro Moreno, quien anticipó con precisión el triunfo de López Obrador en 2018, le otorga a Sheinbaum un respaldo del 51% entre probables votantes, diez puntos arriba de su principal rival, Xóchitl Gálvez, quien lidera un frente integrado por los tres partidos tradicionale de México, el PRI, el PAN y el PRD. El declive de los partidos tradicionales, que han tenido dificultades para calar en el electorado como una alternativa de cambio dado su historial, también explica el alto respaldo a Sheinbaum.

Gálvez apuesta todo a una remontada final con tintes épicos. El Zócalo había sido el escenario, apenas diez días atrás, de una masiva manifestación en contra de López Obrador y en defensa de la democracia, la marcha de la “Marea Rosa”, que también cubrió de gente la plaza de la ciudad erigida sobre las ruinas de Tenochtitlán, capital del imperio azteca. Fueron públicos diferentes. El gobierno de la ciudad, morenista, dijo que hubo 95.000 personas en esa marcha. Este miércoles, el mismo gobierno dijo que hubo más de medio millón de personas para el cierre de Sheinbaum, aunque las fotos aéreas mostraron movilizaciones más bien parecidas.

La movilización en el Zócalo para el cierre de campaña de Claudia Sheinbaum
La movilización en el Zócalo para el cierre de campaña de Claudia Sheinbaum

“No solo nos jugamos la presidencia”

“Ustedes han resistido los ataques con fuerza y corazón. Porque son valientes y saben lo que está en juego. Ustedes saben que en estas elecciones no solo nos jugamos la presidencia, no solo nos jugamos el Congreso, nos jugamos nueve gobernaciones”, dijo Gálvez.

“Nos jugamos si los siguientes años serán de opresión o de libertad. Pero aquí les digo: ¡Libertad, libertad, libertad, libertad! Quienes se sienten invencibles, recuerden que este pueblo siempre ha elegido ser libre. Que nos escuchen dentro de Palacio Nacional: México siempre será libre”, arengó.

Los mexicanos irán a votar el domingo con la disyuntiva entre la continuidad y el cambio, en un país jaqueado por la violencia. El cierre de la campaña quedó, como toda la campaña, teñido de sangre. José Alfredo Cabrera, candidato de la alianza PRI-PAN-PRD a la presidencia municipal de Coyuca de Benítez, Guerrero, fue brutalmente asesinado en su acto de cierre, mientras saludaba a la gente.

Un video del estrujante momento en el que una persona le dispara a Cabrera en la nuca por detrás circuló por las redes sociales. El crimen amplió la lista de candidatos asesinados, cuya cifra exacta se desconoce. La organización Causa en Común registró al menos 34 aspirantes o candidatos asesinados, más que en 2018. Otra organización, Integralia, elevó el número a 36, la misma cifra que dio recientemente el New York Times. El director de Integralia, Luis Carlos Ugalde, dijo que este proceso electoral “ha sido el más violento de la historia”, una realidad que subraya el flagelo de la inseguridad en México, el principal problema en la mente de los votantes, y el punto más oscuro del legado de López Obrador, quien prometió “abrazos, no balazos”.

Pero algunos de sus seguidores le quitan cualquier responsabilidad. María Elena Martínez Rojas espera que Sheinbaum “siga con la transformación”. Y cuando se le pregunta por la violencia y el alza de los asesinatos, responde sin titubeos: “Mire, dicen que hay muchos muertos, ¿pero que el presidente tiene la culpa? No, para mí, no”.