Este disco de piedra de 1200 años podría ser un marcador deportivo maya

Un hallazgo insólito en el complejo de Chichén Itzá

El disco de piedra encontrado en Chichén Itzá | imagen Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH)
El disco de piedra encontrado en Chichén Itzá | imagen Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH)

El juego de pelota de los pueblos mesoamericanos precolombinos representa una de las manifestaciones culturales más fascinantes de la historia de la Humanidad. Sus orígenes se remontan más de 3500 años en el tiempo y fue una práctica tan arraigada en estas sociedades que se han encontrado miles de campos, recintos y canchas por todo el territorio que se extiende entre el suroeste de Estados Unidos y El Salvador. Por supuesto se podía jugar por diversión o entretenimiento, pero el juego de pelota poseía complejas funciones que incluían aspectos ceremoniales, religiosos y sociopolíticos.

Olmecas, mayas, zapotecas, teotihuacanos, aztecas… todos tuvieron su propia versión del juego de pelota y lo utilizaban en cualquier situación. Como escenario para representar sus mitos y creencias, en ceremonias de guerra o rituales de fertilidad, para nombramientos políticos o para resolver conflictos internos. En ocasiones servía como alternativa a la guerra: si alguien tenía una pelea personal o se abría una disputa por recursos o tierras podía resolverse jugando. Jugaban los niños, los adultos, las mujeres… todos jugaban y jugaban por casi todo.

La omnipresencia del juego de pelota en estas sociedades nos lleva también a una pequeña paradoja que aún no hemos resuelto: apenas conocemos totalmente las reglas del juego y es complicado encontrar pistas o restos que nos desvelen cómo se desarrollaba. Por eso resulta tan importante el trabajo arqueológico, el registro documental y noticias como la que ha aparecido hace solo unos días informando que investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) han descubierto un disco de piedra que podría ser un “marcador” para el juego de pelota.

Chichén Itzá, declarado en 1988 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y una de las siete maravillas del mundo desde 2007. No es de extrañar que sea un punto de interés turístico mundial con unos 2 millones de visitantes cada año, pero también sigue siendo uno de los principales yacimientos donde, aún hoy, investigadores y científicos realizan tareas arqueológicas. Precisamente allí, en una de las edificaciones del complejo conocida como Casa Colorada, los investigadores del INAH han desenterrado un curioso disco de piedra con un diámetro de 32.5 centímetros, 9.5 centímetros de grosor y 40 kilogramos de peso. Las primeras dataciones lo sitúan entre el año 800 y el 900 d.C. y el propio INAH califica el hallazgo de “elemento escultórico impresionante”, especialmente por la escritura que contiene en forma de glifos. “Es raro encontrar escritura, y mucho menos un texto tan completo”, explica Francisco Pérez, uno de los arqueólogos que coordina la investigación.

Las primeras hipótesis del equipo de expertos en iconografía, encabezado por Santiago Sobrino Fernández, apuntan a que se trata de un “marcador” que servía para anotar los tantos del juego, aunque aún quedan muchas dudas sobre cómo se llevaba a cabo. En el centro de la piedra se labraron cuidadosamente dos figuras de jugadores. Uno porta un tocado de plumas y, su posible adversario, luce un lujoso turbante de serpiente en la cabeza, detalle que indica que poseía un alto rango en la sociedad maya.

El siguiente paso, además de preparar una adecuada conservación, es tomar imágenes de alta resolución del texto y la iconografía del disco para realizar un estudio detallado de su significado. Quizá así empecemos a despejar algunas de las dudas que aún quedan sobre este antiguo juego.

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Referencias y más información:

Isobel van Hagen “This 1,000-Year-Old Stone Tablet May've Been a Maya Sports Scoreboard” Science Alert

Manuel Aguilar-Moreno “Ulama: past, present and future of Mesoamerican ballgame” Anales de Antropología (2015) DOI:10.1016/S0185-1225(15)71645-0.

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