Descubren por primera vez un tesoro de especias en un naufragio vikingo
Todo barco es un reflejo de su sociedad y de su época. Descubrir una embarcación antigua es abrir una ventana al pasado, una pequeña muestra de sus conocimientos, de sus relaciones comerciales, de su tecnología... Los barcos, a lo largo de los siglos, nos ofrecen una mirada a cómo era la vida en aquellos tiempos, cómo se organizaban sus tripulantes, qué jerarquía disfrutaban (o sufrían) dentro del escalafón social. Un barco es un espejo donde se refleja fielmente la cultura, la ciencia, las costumbres y creencias de cada época, un pequeño microcosmos flotante que funciona como un calco de la sociedad en la que fue construido.
Pero la vida de una embarcación no se limita al tiempo que estuvo a flote, en ocasiones los navíos disfrutan de una segunda vida cuando la arqueología marina descubre un pecio y tiene la oportunidad de estudiar sus restos. Ese es el caso de un navío vikingo de finales del siglo XV, flotado por el rey danés Hans para un objetivo muy concreto: crear un reino nórdico unido y añadir a Suecia al conjunto de sus posesiones. Aquel barco se llamaba Gribshunden y la idea del rey Hans era negociar un trato con los suecos, tal y como ya había hecho con Noruega. El monarca reunió su flota y el Gribshunden era su buque insignia, un impresionante navío con el que pretendía impresionar a sus anfitriones. A bordo navegaba gran parte de la aristocracia danesa que se reuniría el rey… pero algo salió mal. En el camino, la flota atracó cerca de Ronneby, en el actual territorio sueco, y los documentos conservados hablan de que un incendio hizo que se hundiera frente a un islote conocido como Stora Ekön.
Ante este revés con su barco, las negociaciones no fueron demasiado bien y, finalmente el rey Hans decidió invadir Suecia por las bravas, mientras que el Gribshunden permaneció durante siglos en el fondo de las frías aguas de las costas de Blekinge. Corría el año 1495 y el navío quedó en silencio durante casi cinco siglos.
Es aquí dónde llega la segunda vida del navío vikingo. A mediados de la década de 1960, los restos del naufragio en Stora Ekön fueron redescubiertos por buzos deportivos y, durante los siguientes años, se emprendió un fugaz reconocimiento arqueológico. El barco era imponente y se extendía en el fondo marino mostrando una estructura de vigas a lo largo de unos treinta metros de largo y diez metros de largo. Más adelante, ya en la década de los 2000, se recuperaron nueve cañones de roble, algunas muestras de la madera del pecio y se llevó a cabo una excavación a lo largo de la línea central en la popa del barco… pero poco más.
El Gribshunden volvió a quedar en silencio durante otros veinte años, hasta que hace solo unos días, un nuevo estudio ha revelado un hallazgo sorprendente, algo que había pasado desapercibido durante todas las excavaciones anteriores. El trabajo lo han realizado arqueólogos de la Universidad sueca de Lund y se ha publicado en PLOS ONE mostrando “un tesoro oculto” de plantas y especias del que nadie, hasta ahora, se había percatado.
El estudio presenta importantes hallazgos botánicos que revelan un amplio conjunto de materiales vegetales, incluyendo aromas exóticos sin precedentes arqueológicos en esas regiones nórdicas como azafrán, clavo o jengibre. Además, se han recuperado miles de muestras de granos de pimienta, mostaza, eneldo, uvas, almendras, avellanas o anís.
Un descubrimiento así, después de más de cinco siglos en el fondo del mar, es muy raro y ha sido posible gracias a que el naufragio del Gribshunden se ha visto favorecido por las especiales condiciones del Mar Báltico. La temperatura del agua es muy baja, promediando unos 9 °C durante el año, y contiene muy poca sal, lo que permite una mejor conservación de los restos.
Durante siglos, el uso de especias ha sido característico de las clases sociales más elevadas debido a su elevadísimo precio (en ocasiones más caras que el oro) y su difícil acceso. Su acceso era tan complicado que el uso de las especias en el norte de Europa era muy raro y apenas conocemos su llegada en cantidades escasas gracias a fuentes escritas medievales… Por eso es tan importante este hallazgo: a colección de especias rescatadas del Gribshunden representa el primer ejemplo arqueológico de muchas de estas especias en el Báltico y en el norte de Europa. La diversidad de plantas y especies exóticas descubiertas, “rara vez o nunca se encuentran en contextos arqueológicos medievales”, explican los propios autores, “y la mayoría de los ejemplares rescatados además exhiben un excelente grado de conservación”.
En resumen, junto con la distinguida nobleza que viajaba a bordo del navío, el rey Hans pretendía impresionar a los suecos desplegando ante ellos los artículos más lujosos que se podían encontrar en aquella época, cargando el Gribshunden con especies que, la mayoría de ellos, nunca había visto… Aquel gran tesoro y el intento de deslumbrar a sus posibles aliados finalmente acabaron en el fondo del mar y han esperado, pacientes, durante siglos a que hoy podamos encontrarlos.
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Referencias científicas y más información:
Larsson, Mikael, y Brendan Foley. «The King’s Spice Cabinet–Plant Remains from Gribshunden, a 15th Century Royal Shipwreck in the Baltic Sea». PLOS ONE, 2023, DOI:10.1371/journal.pone.0281010.
Bob Yirka “Trove of spices from around the world found on sunken fifteenth-century Norse ship” Phys.org