Los nuevos dirigentes de Siria buscan tranquilizar a la comunidad internacional

Un combatiente rebelde ondea una bandera islámica en el centro de Damasco, el 11 de diciembre de 2024 (Aris MESSINIS)
Un combatiente rebelde ondea una bandera islámica en el centro de Damasco, el 11 de diciembre de 2024 (Aris MESSINIS) (Aris MESSINIS/AFP/AFP)

Cuatro días después de la caída de Bashar al Asad en una ofensiva liderada por islamistas, los nuevos dirigentes de Siria buscan tranquilizar a la comunidad internacional, entre ellos a Estados Unidos, cuyo secretario de Estado viajó el jueves a Jordania para pedir una transición "inclusiva".

Tras una operación relámpago de 11 días, una coalición de movimientos rebeldes dominada por el grupo sunita radical Hayat Tahrir al Sham (HTS) derrocó el domingo a Al Asad, que huyó a Rusia.

La comunidad internacional está preocupada por el trato que estos gobernantes puedan dar a las numerosas minorías que viven en Siria y varios países han pedido una gobierno "inclusivo".

El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, llegó el jueves a Jordania para abordar la nueva situación en el país, arrasado y dividido tras 13 años de guerra.

Blinken "reiterará el apoyo de Estados Unidos a una transición inclusiva [...] hacia un gobierno responsable y representativo", indicó el Departamento de Estado al anunciar el viaje del diplomático.

También insistirá en "la necesidad [...] de respetar los derechos de las minorías, de facilitar la distribución de la ayuda humanitaria, de impedir que Siria sirva de base para el terrorismo o no constituya una amenaza para sus vecinos, y de vigilar que las reservas de armas químicas se mantengan seguras y sean destruidas en total seguridad", agregó.

El G7 de las principales potencias occidentales dijo precisamente que apoyará una "transición inclusiva" y exigió que el nuevo gobierno respete los derechos de las mujeres.

Para calmar estos temores, el primer ministro sirio, Mohamad al Bashir, nombrado hasta el 1 de marzo, quiso mostrarse tranquilizador.

"Garantizaremos los derechos de toda la población y de todas las confesiones en Siria", prometió el dirigente, en una entrevista al diario italiano Corriere della Sera publicada el miércoles.

Bashir también instó a los millones de sirios en el exilio a volver para "reconstruir" el país, de mayoría árabe sunita, pero donde cohabitan numerosas comunidades étnicas y religiosas.

HTS asegura que rompió con el yihadismo, pero sigue en la lista de organizaciones "terroristas" de varios países occidentales, incluido Estados Unidos.

Este jueves, el nuevo poder hizo saber que va a congelar la Constitución y el Parlamento durante el período de transición, en principio de tres meses.

"Se formará un comité jurídico y de derechos humanos para examinar la Constitución e introducir enmiendas", explicó a AFP el prtavoz de asuntos políticos de las nuevas autoridades sirias, Obaida Arnaut.

- "A la luz del día" -

Unos seis millones de sirios, o sea un cuarto de la población, huyeron del país desde 2011, cuando la represión atroz de protestas prodemocráticas desembocó en una guerra que ha causado más de 500.000 muertos.

Cerca de 200 personas se congregaron el jueves en el puesto fronterizo turco de Cilvegözü, a unos 50 km de Alepo, para entrar en Siria, según un policía contactado por AFP.

Para el enviado de la ONU en Siria, Geir Pedersen, la transición en el país tiene que ser "inclusiva" y se debe evitar una "nueva guerra civil".

Las nuevas autoridades sirias agradecieron el jueves a ocho países, entre ellos Egipto, Irak, Arabia Saudita, Jordania e Italia, la reapertura de sus misiones diplomáticas en Damasco, según un comunicado del departamento de asuntos políticos.

Tras la caída de la dinastía Al Asad, que gobernó el país con mano de hierro durante más de medio siglo, en Damasco, los habitantes no esconden su júbilo.

"Viendo la gente en las calles, tenemos la impresión que estábamos todos presos bajo tierra y que ahora salimos a la luz del día", dice Razan al Halabi, un vecino de la capital de 38 años.

Pero las décadas de represión se cobraron muchas vidas, y son muchos los sirios que buscan a sus allegados.

Desde 2011, más de 100.000 personas murieron en cárceles sirias, estimó en 2022 el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

- Oportunidad "histórica" -

La oenegé Human Rights Watch estimó el jueves que la caída de Al Asad es una oportunidad "histórica" para Siria de "pasar página" sobre las violaciones de los derechos humanos, y urgió a las nuevas autoridades rebeldes a "dar ejemplo".

Aunque la situación parece haberse calmando en gran parte del país desde el domingo, siguen produciéndose combates entre milicianos proturcos y fuerzas prokurdas en la región de Manbij, en el norte de Siria, según el OSDH.

Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS, lideradas por kurdos y apoyadas por Estados Unidos), que controlan amplias zonas del nordeste de Siria, anunciaron el miércoles una tregua con los grupos proturcos, gracias a una mediación de Washington.

Israel, por su parte, aseguró que efectuó cientos de bombardeos contra posiciones militares estratégicas en la vecina Siria para "impedir que caigan en manos de elementos terroristas".

El ejército israelí bombardeó en la madrugada del jueves objetivos militares en el litoral sirio, según el OSDH.

Irán, aliado de Al Asad que utilizaba a Siria para transportar armas y combatientes en dirección al movimiento islamista libanés Hezbolá, admitió el jueves que tenía que hacer frente a las nuevas "realidades" del país y "adaptar su estrategia".

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