¿Dónde está enterrada Diana de Gales? El misterio de la tumba 'falsa' de la princesa

Tumba 'oficial' de Diana de Gales en Althorp House, en la mansión de los Spencer en Northampton. (Photo by David Jones - PA Images/PA Images via Getty Images)
Tumba 'oficial' de Diana de Gales en Althorp House, en la mansión de los Spencer en Northampton. (Photo by David Jones - PA Images/PA Images via Getty Images)

La tumba de Diana de Gales es uno de los tantos mitos que, a lo largo del tiempo ha rodeado la muerte de una de las mujeres más carismáticas que jamás ha existido. O eso hicimos de ella en vida y encumbramos desde aquel fatídico 31 de agosto de 1997, cuando el coche en el que iba junto a su novio Dodi Al Fayed, heredero del multimillonario empresario Mohamed Abdel Moneim Fayed, colisionó contra una de las columnas del túnel del Alma, en París, provocando la muerte de la princesa, su pareja y el conductor vehículo.

Han pasado cerca de tres décadas desde que el mundo se despertó conmocionado al descubrir que Lady Di, como se la conocía cariñosamente, había dejado este mundo de una manera tan trágica como señalan que fue su vida los que tuvieron a bien conocerla. Sus dos pequeños, Guillermo y Harry (“The boys”, como se refería a sus hijos la princesa), recibieron la noticia a la mañana siguiente de boca de su padre, el actual rey Carlos III. Tenían 15 y 12 años, respectivamente.

El funeral celebrado por todo lo alto el 6 de septiembre de 1997, con un Londres repleto de gente ávida por presenciar el paso del cortejo fúnebre de Diana de Gales y mostrarle sus respetos póstumos, dejó una de las imágenes más impactantes que se recuerdan. Los jóvenes príncipes, acompañados de su progenitor; su abuelo y padre de este último, el desaparecido Felipe de Edimburgo, y su tío materno, Charles Spencer, caminando detrás del féretro de su madre, cabizbajos, acongojados y sin nadie de su familia dispuesto a materializar un gesto de aliento. Aunque solo fuese una leve palmadita de cariño sobre el hombro... Algo. Nada… “No creo que se le deba pedir a un niño que haga eso, bajo ninguna circunstancia”, expresó el tío de los aludidos y hermano de Ladi Di más adelante. Eso sí, después de prestarse a formar parte del circo.

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La última temporada de ‘The Crown’, la magnífica serie de Netflix sobre la casa real británica, ha vuelto a reabrir el debate sobre uno de los grandes misterios que rodean la muerte de Diana de Gales: ¿dónde está enterrada realmente? La versión oficial asegura que la princesa descansa en la solitaria y aislada isla de Althrop House, situada en los alrededores de una de las mansiones que tienen en propiedad los Spencer en el norte de Inglaterra.

Un día antes de contraer matrimonio, el príncipe Guillermo llevó a su ahora mujer Kate Middleton al pequeño pueblo de Great Brington, en el condado de Northamptonshire. La joven pareja acudió a la iglesia Santa María la Virgen, vinculada a los Spencer desde el año 1.508. Ahí se encuentra la cripta familiar donde descansan eternamente los restos de algo más de 20 generaciones de familiares depuestos de Diana de Gales, antes de casarse ‘Spencer’. Se trata de una de las familias aristocráticas de mayor renombre en Reino Unido. Coincidencia o no, el futuro rey de Inglaterra fue al lugar a presentar sus respetos antes de una de las citas más importantes de su vida. Y, coincidencia o no, es ahí donde su madre dejó dicho que quería que la enterraran, junto a su padre, John Spencer, al que estaba muy unida.

Vista aérea de la mansión de Althorp House y de la isla donde se cuestiona que esté enterrada Lady Di. (Photograph by David Goddard/Getty Images)
Vista aérea de la mansión de Althorp House y de la isla donde se cuestiona que esté enterrada Lady Di. (Photograph by David Goddard/Getty Images)

La tumba de Diana de Gales y el intercambio de ataúdes

Son varias las teorías que aseguran que la princesa jamás fue enterrada en la isla de Althrop, sino en esta pequeña iglesia, como una Spencer más. Pero si hay una que ha cobrado fuerza y peso es la que desveló Roberto Devorik, uno de los mejores amigos de Ladi Di, durante el interrogatorio del que fue objeto en el contexto de las investigaciones oficiales para esclarecer la muerte de la ‘royal’. Según su testimonio, aquel 6 de septiembre de 1997 el féretro que recorrió las calles más representativas de Londres durante 13 kilómetros, desde Hyde Park hasta el palacio de St. James, estaba vacío. Una información que le contó en confidencia una persona de la máxima confianza de Diana de Gales y que él custodió hasta que no pudo mantener por más tiempo el secreto.

Funeral de Diana de Gales. En la imagen, los hijos de la princesa, Guillermo y Harry, junto a Charles Spencer y el ahora rey Carlos III, caminando detrás del féretro. (Photo by ADAM BUTLER/POOL/AFP via Getty Images)
Funeral de Diana de Gales. En la imagen, los hijos de la princesa, Guillermo y Harry, junto a Charles Spencer y el ahora rey Carlos III, caminando detrás del féretro. (Photo by ADAM BUTLER/POOL/AFP via Getty Images)

De ser cierto, 2.500 millones de personas alrededor del mundo, pegados como estábamos al televisor, fuimos víctimas de uno de los mayores engaños jamás perpetrados. El funeral oficial de la princesa del pueblo, como también se la conocía, nunca sucedió porque sus restos nunca participaron del espectáculo, sino que fueron enterrados en la más estricta intimidad en la cripta familiar de Great Brington un día antes y tres días después de una sucesión de duras negociaciones entre la familia real británica y los Spencer. La maquinaria del Palacio de Buckingham no quería, en ningún caso, que la tumba del miembro más díscolo y desestabilizador de la corona inglesa se convirtiera en centro de peregrinación coincidiendo con un momento especialmente crítico para los Windsor, cuestionados por el trato que, en vida, le habían procurado a su princesa y por la frialdad que demostraron tras hacerse pública su muerte.

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Cuenta la leyenda que hubo dos ataúdes: el que llevó a Diana de Gales hasta su eterno descanso en la iglesia Santa María la Virgen y el que paseó por Londres como parte del cortejo fúnebre, con sus hijos detrás. El otro gran misterio para el que todavía no hay respuesta, y quién sabe si algún día se conocerá, es en qué momento se cambiaron los féretros.

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