“La temporada de mayor cantidad de casos en la región”: la alarmante lectura de la OPS sobre la epidemia de dengue en el país
La magnitud de la epidemia de dengue en la Argentina esta temporada es una de las mayores en la región. Con Brasil y Paraguay, son los países que más casos están registrando entre los 43 con brotes de dengue. Juntos, los tres concentran el 92% de más de 3,5 millones de infecciones reportadas a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en lo que va del año y el 87% de los más de 1000 decesos informados al momento.
“La cantidad de casos en el primer trimestre de este año en la región es ya tres veces mayor que los reportados para la misma fecha en 2023, con un aumento en toda América y el Caribe, pero especialmente en Brasil, Paraguay y la Argentina”, dijo este mediodía Jarbas Barbosa, director de la OPS. Fue durante una conferencia de prensa desde Washington en la que participó LA NACIÓN.
Y la cifra en apenas un trimestre se acerca ya a los 4,5 millones de casos de todo el año pasado, con poco menos de la mitad de los 7665 casos graves y casi la mitad de los 2363 fallecimientos de 2023. Hasta el lunes de esta semana, de acuerdo con los datos que los ministerios de Salud de los países miembro están informando a la OPS, Brasil llevaba notificado el 81% de las infecciones en la región; Paraguay, el 6%; la Argentina, el 3,4%; Perú, el 2,6%, y Colombia, el 2,2%.
“Tenemos este año un número importante de infecciones no solo en Brasil, sino también en Paraguay y Brasil. La combinación de El Niño con los cambios del clima está poniendo en riesgo a las ciudades de las áreas tropicales y subtropicales con condiciones favorables para que el mosquito vector pueda proliferar rápido. Por eso es tan importante [que los países implementen] el control del vector y preparen la respuesta de sus servicios de salud para prevenir la enfermedad grave y reducir las muertes”, continuó Barbosa.
Eso se logra, según insistió junto a su equipo, con personal de salud entrenado en la identificación adecuada y a tiempo de los signos de alarma, como viene publicando LA NACIÓN. El funcionario también indicó que en 21 países están circulando más de uno de los cuatro serotipos del virus de dengue, que se conocen como DEN1, DEN2, DEN3 y DEN4.
“También estamos viendo la presencia del mosquito vector y la circulación del virus donde antes no ocurría”, continuó, antes de agregar que “algunos países no estaban preparados para enfrentar un aumento de los casos” entre las causas que contribuyeron a la actual epidemia y a pesar de nueve alertas difundidas a los gobiernos desde el año pasado “que pusieron de relieve el riesgo” avizorado para la región.
Condiciones
Entre los factores que favorecieron la transmisión del virus y la dispersión territorial del vector incluyó el aumento de la temperatura y las olas de calor, las sequías intensas con almacenamiento inadecuado del agua en algunos lugares, tormentas e inundaciones, además de las condiciones socioeconómicas que influyen en la salud con crecimiento de la población y urbanización no planificada, sin servicios de agua potable ni saneamiento suficientes ni eliminación adecuada de los residuos.
“Todo esto favorece la proliferación de criaderos de mosquitos”, insistió el director de la OPS. “El 80% está en las casas o la cercanía, de ahí que la combinación de las actividades [de control y eliminación del vector] de los gobiernos y la población sea clave”, agregó.
Para Sylvain Aldighieri, director del Departamento de Prevención, Control y Eliminación de Enfermedades Transmisibles de la OPS, “esta será la peor temporada de dengue” en la región hasta el momento. Será, según señaló, la de “mayor cantidad de casos a nivel regional”. La previsión en el primer trimestre está en 1,5 veces más casos que 2023.
“Nuestra primera prioridad –señaló– es evitar las muertes y mantener la mortalidad por debajo del 0,05%, como está en el continente. Pero sabemos que en períodos de grandes brotes como el actual eso puede aumentar.”
Aldighieri refirió que hay países en la región con un aumento de la circulación viral y epidemias más seguidas, como es el caso de la Argentina, que atraviesa por segundo año consecutivo un brote epidémico que ya es el más grande en una década y media. “Estos países deben intensificar las acciones de control de vectores y capacitar al personal de salud para detectar los síntomas y los signos de alarma del dengue lo más rápido posible y prevenir muertes”, expresó.
Preparación
A diferencia de Europa y Estados Unidos, donde también están cursando brotes, en los países de América del Sur la población mantiene actividades y condiciones, como la forma en que se almacena el agua o se tratan las aguas residuales, que colaboran a un aumento de los criaderos de mosquitos. Entre los países que tienen que estar preparados para dar respuesta a eso mencionó a la Argentina.
Por el momento, la manera en que se está comportando el virus con sus distintos serotipos no está activando señales de alerta epidemiológica. “La única novedad es el tamaño de la transmisión, pero no la expresión clínica de la enfermedad o los signos de alarma de agravamiento”, resumió Barbosa.
Daniel Salas, gerente ejecutivo del Programa Especial de Inmunización Integral de la OPS, destacó en ese sentido la importancia de la vigilancia epidemiológica, con un seguimiento de los serotipos circulantes, para identificar “inmediatamente” cualquier tendencia que sea un llamado de atención.
Aldighieri destacó en ese sentido la relevancia que está teniendo en esta epidemia la vigilancia laboratorial en red en la región: “Es un mosaico la circulación de los cuatro serotipos virales, con diferencias hasta dentro de los mismos países. Identificarlos en tiempo real es un desafío y, ahora, en la región están presentes los cuatro. El riesgo de circulación es alto y debemos estar preparados”.
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Vacunación
En esa preparación, ¿qué rol tiene la vacunación? El director de la OPS lo definió así: “La vacuna que está disponible son dos dosis con tres meses de intervalo. No es una herramienta para controlar la transmisión en este momento”. Estudios que están realizando estiman que se necesitarían ocho años con la implementación de la vacunación para tener “un impacto importante” en la transmisión del dengue.
“La gran herramienta –insistió Barbosa– sigue siendo la eliminación criaderos en los domicilios y los lugares público (parques, comercios, escuelas, hospitales, cementerios, etcétera) para reducir la transmisión y la preparación de los servicios de salud para diagnosticar y tratar adecuadamente los casos que pueden ser graves.”
Como anticipó ayer LA NACIÓN, se está ofreciendo a los países de la región adquirir dosis a través del Fondo Rotatorio, un mecanismo con el que los gobiernos acceden a las vacunas de calendario. Según anticipó el director del organismo, habrá una disponibilidad reducida debido a que la producción actual del laboratorio Takeda, que comercializa el inmunizante, “es muy limitada”. La negociación por volumen con el productor, según pudo conocer este medio, sería por un costo por dosis muy por debajo del precio con el que se está vendiendo en los países.
“Takeda tiene una capacidad muy limitada de vacunas. Brasil, con más dosis, y la Argentina la están utilizando y como son países que cuentan con un buen sistema de registro y vigilancia sus datos nos permitirán ver cómo se comporta la vacuna en la vida real”, dijo Barbosa.
Mencionó que entre los puntos por despejar, como los eventos adversos que puedan surgir o la respuesta en personas con enfermedades crónicas, por ejemplo, es cómo responde la vacuna con algunos de los serotipos virales, como el DEN3, que no circulaba al momento del ensayo clínico de fase III. Mencionó, a la vez, que hay otra vacuna de una dosis en la que está trabajando el Instituto Butantan, de Brasil, y que fue evaluada por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos que estará disponible el año que viene.
“En estudios de fase III [para probar si un tratamiento nuevo es seguro y da resultado comparado con el tratamiento disponible] se vio en las personas vacunadas que ya habían tenido exposición al virus del dengue una mayor posibilidad de beneficio, pero la vacuna está desbalanceada: el dengue tiene cuatro serotipos y es difícil tener la misma efectividad para todos”, explicó Salas.
Por esto, según continuó, la recomendación de la OPS a los países a partir del trabajo de su grupo técnico asesor es que la vacunación se haga en un contexto controlado [mediante un protocolo con intervención de la autoridad sanitaria local] y de ensayo clínico de fase IV “para completar el perfil de eficacia y seguridad de la vacuna, sobre todo en las personas que no tuvieron dengue y con los serotipos DEN3 y DEN4. Queda en cada país definir si así lo hará”.