Dengue grave: quiénes tienen más riesgo de desarrollar formas severas de la infección
Ante la epidemia, las autoridades sanitarias están reforzando la recomendación a la población de la consulta rápida al médico de cabecera o el centro de salud más próximo ante la aparición de fiebre alta y otros síntomas que hagan sospechar que pueda ser dengue. Esto es porque, a diferencia de otras infecciones, cuando la fiebre empieza a bajar, hay un período crítico –de uno o dos días– en los que pueden aparecer complicaciones que están asociadas con la forma en que actúa el virus en el organismo y la forma en que responde frente a la infección.
Con la picadura de un mosquito infectado, el virus ingresa por el torrente sanguíneo para alcanzar las células, replicarse y avanzar con la infección. Aparecen los síntomas y es el momento (viremia) en que con pruebas de laboratorio se puede detectar la presencia del virus en sangre, mientras el sistema inmunológico trabaja para controlar la agresión y lograr la recuperación, que en la mayoría de los casos es sin secuelas a los 10 o 15 días, en promedio.
Pero puede aparecer lo que, desde 2009, se definió como dengue grave, en lugar de lo que hasta ese momento se llamaba dengue hemorrágico. Con el cambio de nombre, luego de una reunión de referentes de distintos países convocada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se buscó mejorar la forma de clasificar el diagnóstico, además de identificar una serie de signos de alarma para mejorar la atención de los pacientes.
Un infectólogo argentino testigo de aquel debate explicó que, si bien una segunda infección por un serotipo viral distinto al de la primera eleva el riesgo de tener una forma grave, el dengue grave se puede dar sin haber tenido una primera infección, sino como una complicación en la fase crítica de la enfermedad. “Puede haber hemorragias, sangrado de encías o nasal, petequias [manchas rojas pequeñas en la piel] en un simple dengue clásico. El dengue grave es el shock que se produce parecido a un shock hipovolémico”, explicó a LA NACIÓN el médico, que prefirió no ser nombrado.
Una característica del virus del dengue es que vuelve más permeables los vasos sanguíneos por la acción de la proteína viral NS1. Eso hace que se filtre plasma. Por esa pérdida de líquidos se indica la rehidratación en los pacientes con dengue, lo que se suele ver en las guardias, los shock-rooms o las salas con las que se refuerza la atención en los meses con brotes epidémicos.
Si esa extravasación de plasma aumenta puede inducir el shock por dengue y las hemorragias. Por eso los especialistas con experiencia en manejo de dengue vienen reiterando en los últimos días que el seguimiento de los pacientes en esa fase crítica es clave para evitar la complicación, que puede ser fatal. Cuando baja la fiebre, como también coinciden en repetir, el paciente puede tanto mejorar como empeorar.
Signos de alarma
Es por eso por lo que están los signos de alarma del dengue. Ante su aparición, hay que consultar rápido. Son dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, sangrado de mucosas, somnolencia o irritabilidad, entre los que puede advertir el mismo paciente o sus familiares o cuidadores. Otros síntomas de gravedad son la dificultad para respirar (debido a la acumulación de líquidos en los pulmones), ictericia (color amarillento en la piel o los ojos), taquicardia, convulsiones y hemorragias graves, entre otros, de acuerdo con los órganos afectados por la enfermedad.
“De dengue grave no se tiene que morir nadie si se cumplen dos premisas: que el paciente acuda a un centro de salud con los síntomas de alarma y que el médico que lo reciba interprete adecuadamente en qué momento está de la enfermedad”, sentenció el infectólogo.
Más recientemente, aun cuando está demostrado que la infección con alguno de los cuatro serotipo del virus del dengue proporciona inmunidad contra ese serotipo, también se empezó a advertir que la forma grave de la enfermedad se puede dar con una segunda infección por un virus con el mismo serotipo de la primera, pero con otro genotipo (un cambio en su composición genética). De ahí la importancia de la vigilancia de los serotipos circulantes. El virus del dengue tiene cuatro serotipos (DEN1, DEN2, DEN3 y DEN4) y, en el país, el DEN2, más agresivo, desplazó al DEN1 al segundo lugar, seguido de DEN3, con menor circulación local.
Los infectólogos consultados en las últimas semanas coinciden en el actual contexto epidémico “la presentación y la evolución clínica del paciente, con un hemograma y el recuento de plaquetas” son herramientas esenciales para un diagnóstico adecuado, como publicó LA NACIÓN.
Ayer la reunión de los ministros de Salud de todas las jurisdicciones, la primera del Consejo Federal de Salud (Cofesa) desde la asunción de Javier Milei, hizo foco en las medidas de prevención y contención del dengue que deben concretar los tres niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal.
En general, fiebre de 38°C o más, dolor de cabeza y muscular, dolor detrás de los ojos, erupción en la piel, dolor articular, disminución de la cantidad de orina, sangrado nasal o de encías y cansancio generalizado están entre los principales síntomas para la consulta rápida en el centro de salud más próximo al domicilio.
Frente a la aparición de síntomas, también hicieron hincapié en pedir que la población no se automedique.
Con las lluvias y la persistencia del calor, las autoridades sanitarias provinciales y nacionales prevén que los casos de dengue sigan subiendo en las próximas semanas. Y así lo anticipan los datos más recientes que las provincias están informando localmente y la cartera sanitaria nacional recién reflejará el fin de semana que viene al actualizar el Boletín de Vigilancia Epidemiológica. Pero ante este escenario de riesgo para las enfermedades transmitidas por mosquitos, desde el Ministerio de Salud nacional insisten ante la consulta que se refuercen “especialmente” las medidas de prevención en las viviendas y el espacio público.
Qué medidas reforzar
Eliminar todos los recipientes en desuso que puedan acumular agua (latas, botellas, neumáticos, etcétera) dentro y fuera de la vivienda o el lugar de trabajo.
Dar vuelta, tapar o resguardar los objetos útiles que se encuentran en el exterior y pueden acumular agua de lluvia o riego (baldes, palanganas, tambores, juguetes, etcétera).
Cambiar regularmente el agua de bebederos de animales; cubrir y desagotar los colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia y evitar mantener plantas en recipientes con agua sin cambiarla frecuentemente. Cepillar o frotar las paredes internas de esos recipientes cada dos o tres días para desprender los huevos de mosquitos que estén adheridos.
Evitar que se forme un charco en la parte superior en las macetas o los contenedores de plantas. Rellenar los portamacetas con arena para absorber el excedente de agua de riego.
Mantener los patios y jardines desmalezados.
Destapar canaletas y desagües de lluvia.
Verter agua caliente (100°C) en las paredes de rejillas de desagüe y colocarles mallas metálicas o tela mosquitera.
Mantener tapados los tanques y recipientes (aljibes, cisternas, etcétera) que se usan para recolectar y almacenar agua, evitando dejar espacios o aberturas por donde los mosquitos puedan ingresar.
Mantener limpias y cloradas las piletas de natación. Cubrirlas cuando no se utilicen.
Cómo evitar la picadura de mosquitos
Usar repelentes de acuerdo a la edad y según las recomendaciones del envase.
Utilizar ropa clara que cubra brazos y piernas, especialmente durante las actividades al aire libre.
Ahuyentar los mosquitos en el domicilio o lugar de trabajo con tabletas, aerosoles (interior) y/o espirales (exterior), de acuerdo con las recomendaciones del producto. La fumigación es una medida de control de emergencia, ante la detección de casos en áreas con presencia confirmada del vector. Sirve para eliminar a los mosquitos adultos, cuando entran en contacto al momento de la aplicación; no tiene poder residual y tampoco elimina los huevos, las larvas y las pupas del mosquito. Está indicada solo ante la detección de casos, en una situación de brote y bajo las indicaciones metodológicas de la normativa nacional vigente.
Colocar mosquiteros en las puertas y las ventanas.
Proteger camas, cunas y cochecitos de bebés con tules o telas mosquiteras.
Extremar estos cuidados preventivos durante el embarazo.