Ronald Koeman: el técnico que despidió a Messi en Barcelona ahora sorprende con un mensaje que nos interpela a todos

Un exultante Ronald Koeman, que no solo piensa en el choque con Inglaterra
Un exultante Ronald Koeman, que no solo piensa en el choque con Inglaterra - Créditos: @RONNY HARTMANN

Países Bajos se consagró campeón de Europa en 1988 y no disputa una semifinal en el torneo continental desde la edición de Portugal 2004. El equipo naranja que lleva el sello de Ronald Koeman (obsesivo con la defensa, enérgico con el ataque) tuvo una discreta primera etapa, en la que llegó a clasificarse incluso como uno de los mejores terceros. Más tarde, cambió todo: 3 a 0 sobre Rumania y 2 a 1 sobre Turquía, con una enorme resurrección. Este miércoles, desde las 16, buscará la finalísima frente a Inglaterra.

“La victoria nos dio un impulso enorme, no sólo porque probablemente fuimos mejores, sino también porque demostramos lucha y no nos rendimos”. El reciente triunfo de la renovada Naranja Mecánica fue el único partido de los cuartos de final del fin de semana completado sin prórroga ni penales y estuvo lleno de dramatismo.

“Los jugadores muestran un gran corazón”, valora el estratega, que enseguida advierte: “A veces hay que sufrir para que al final se consiga un gran éxito”. Un mariscal del área de otro tiempo, que se reinventa luego del despiste en Barcelona, con un elenco con pocas figuras y un espíritu de equipo que jamás claudica. Ese sentimiento representa al conductor, monumental como jugador (fue parte de la vuelta olímpica del ‘88, un 2-0 sobre Unión Soviética, compartió la zaga con Frank Rijkaard y compañero de Gullit y Van Basten) y con algunas cuentas pendientes con el pizarrón.

Sonríe Koeman, con Cody Gakpo, Wout Weghorst y Matthijs de Ligt, en una suerte de baile luego de dejar en el camino a Turquía
Sonríe Koeman, con Cody Gakpo, Wout Weghorst y Matthijs de Ligt, en una suerte de baile luego de dejar en el camino a Turquía - Créditos: @ANP

Volvió a ser el entrenador de los Países Bajos en 2023, luego de la Copa del Mundo de Qatar, en reemplazo de Louis van Gaal, envuelto en llamas durante la eliminación contra la Argentina. Su vínculo se prolongará hasta el Mundial de 2026. Van Gaal, que fue quien sustituyó precisamente a Koeman en junio de 2020, había anunciado que sufría un cáncer de próstata y expresó su deseo de continuar hasta el final del Mundial. Así fue, entre rencillas con Lionel Messi y algún que otro jugador del seleccionado en aquella batalla.

“Estamos muy felices de que Ronald vuelva el año próximo. Durante su anterior mandato como entrenador nacional, su trabajo y sus resultados habían sido muy satisfactorios”, anunció en su momento Marianne van Leeuwen, directora de fútbol profesional en la KNVB. “Espero con impaciencia esta nueva colaboración. Hace un poco más de un año y medio no dejé el equipo nacional neerlandés por estar descontento. Recuperaremos el buen camino de Países Bajos”, declaró Koeman. Las semifinales de la Eurocopa así lo certifican. Antes, mucho tiempo atrás, fue el protagonista involuntario de la dramática salida de Messi de Barcelona. Su último entrenador.

Marzo de 2022. Dueño de un proceso demasiado intenso y con resultados demoledores, el ciclo de Ronald como entrenador de Barcelona quedó marcado a fuego por resultados poco favorables, por la salida de jugadores como Luis Suárez y por el cambio de era en el club catalán por el adiós de Lionel Messi. Tras cuatro meses del final del mandato del entrenador neerlandés, en una entrevista con el periódico Algemeen Dagblad, Koeman aceptó contar parte de la intimidad de lo que fue el final del vínculo con el rosarino y cómo fue su relación con Joan Laporta.

Confesó que su paso por Cataluña fue su momento más complejo como entrenador y que la salida de algunos futbolistas tuvieron que ver con la presión de los dirigentes: “Fue ante la insistencia de la dirección del club que accedí a la salida de algunos jugadores para poner las finanzas en orden. Pero luego, cuando ves que traen a alguien por 55 millones de euros (en referencia al desembarco de Ferran Torres) poco después de dejar ir a Lionel Messi, entonces te preguntas si no estaba pasando algo más. ¿Por qué se tuvo que ir Messi?”.

Lejos de tratar de ser políticamente correcto (nunca lo fue), aceptó que su relación con Joan Laporta, el presidente, no fue óptima: “Yo no era el entrenador de Laporta. Esa sensación la tuve desde el primer momento. Faltaba ese apoyo necesario desde arriba”.

Caminos cruzados: un Messi reemplazado en una visita a Granada
Caminos cruzados: un Messi reemplazado en una visita a Granada - Créditos: @Jose Breton

El club catalán lo despertaba entre pesadillas. “La pasé mal”, advirtió. “Nos pasaron muchas cosas. El tema del Covid, la falta de presidente durante un tiempo, tuve que contestar todo tipo de preguntas, no pudimos fichar a los jugadores que queríamos, el fair play complicado, sin Leo Messi de un día para otro, sin Griezmann el último día de mercado… Eso sí: no me siento un entrenador que ha fracasado”, contó el hombre, consagrado en Ajax, Benfica, Valencia y una Copa del Rey con Barcelona, entre otros clubes, aunque siempre con trofeos de relativo valor en el mercado.

Lejos de ese ruido mediático, relanza su carrera en la antigua Holanda. Sin embargo, no pierde su estilo. Si algo no le agrada, prende el ventilador. En una reunión informal con los medios de comunicación en la concentración en Wolfsburgo, apuntó a las redes sociales y se refirió a lo que considera “una falta de respeto mundial”. Así lo apunta: “Creo que la gente debería ser un poco más respetuosa cuando comparte opiniones sobre jugadores o entrenadores. Es un problema mundial. Es verdad que ahora hay muchos más programas y están las redes sociales”.

Para allá: el DT y Nathan Ake señalan una táctica naranja
Para allá: el DT y Nathan Ake señalan una táctica naranja - Créditos: @MIGUEL MEDINA

Se siente cómodo en destapar las capas del anonimato en el agresivo uso de la tecnología. Y hasta sorprende con un gesto sobre su próximo rival. “Las críticas que están recibiendo son enormes, incluso peores que en nuestro país”, entiende.

Defiende a su atacante preferido (a veces, a contramano de la acción) y fue tajante. “Memphis está cerca de ser el máximo goleador de la selección. Merece un poco más de respeto. Es mi delantero. A veces también le pido que sea un delantero profundo, como cuando jugaba en el Atlético de Madrid, con Griezmann a su espalda. Puede hacerlo mejor, pero como todos. Yo soy quien entrena a los jugadores y ve cosas que otros no ven”, cita, según publica el diario As.

Admirador de un elástico 4-2-3-1, con Virgil van Dijk en el fondo como su propio espejo y el “bobo” (según palabras de un Messi desenfocado) de Wout Weghorst como un auténtico revulsivo, tiene un nombre pegado en la frente. Un símbolo de varias generaciones. “Quien marcó mi filosofía futbolística ha sido Johan Cruyff. Estuve a sus órdenes un año en Ajax y seis en Barcelona. Siempre admiré a Johan por su pensamiento, por su juego atractivo. También tomé cosas de Rinus Michels y Guus Hiddink, pero al final tenés que ser vos mismo. Eso es lo más importante”, aclara el hombre, el que vivió una pesadilla con el último Barcelona de Messi, el que ahora interpela a la sociedad.