La nueva rival de Trump podría sacar a relucir la retórica más dura del expresidente

El expresidente Donald Trump tiene un largo historial de ataques a rivales femeninas y críticas en términos personales. (Doug Mills/The New York Times)
El expresidente Donald Trump tiene un largo historial de ataques a rivales femeninas y críticas en términos personales. (Doug Mills/The New York Times)

Ahogado por la visibilidad de su nueva contendiente, Donald Trump podría atacar a la vicepresidenta Kamala Harris con la retórica brutal y personal que ha usado antes contra rivales y críticas mujeres.

Donald Trump y su equipo político pasaron casi dos años diseñando una campaña para derrotar a un presidente blanco anciano que es visiblemente frágil y de quien la mayoría de los estadounidenses habían dicho a los encuestadores que dudaban que pudiera soportar otro mandato de cuatro años.

De repente, Trump se enfrenta a un oponente totalmente diferente: una vicepresidenta negra, casi 20 años más joven, que aporta sus propios puntos fuertes y débiles, pero que añade una nueva incertidumbre a lo que había sido una carrera notablemente estática.

Los aliados de Kamala Harris ya han dejado ver que su campaña girará en torno al tema “fiscal contra delincuente”, destacando su experiencia como fiscal y subrayando el hecho de que Trump ha sido imputado en múltiples jurisdicciones y condenado por 34 delitos graves.

El enfoque “fiscal contra delincuente” puede resultar atractivo para los votantes indecisos, a quienes ni Trump ni el presidente Joe Biden les han gustado. También puede incitar a Trump, que reacciona con dureza a las críticas, a resucitar el lenguaje que ha utilizado contra otras fiscales negras, como Letitia James en Nueva York y Fani Willis en Georgia, a quienes ha llamado “racistas” y ha atacado en términos personales.

La vicepresidenta Kamala Harris acapara una gran atención mediática a medida que avanza hacia la nominación presidencial demócrata, y ahoga la visibilidad de Trump. (Erin Schaff/The New York Times)
La vicepresidenta Kamala Harris acapara una gran atención mediática a medida que avanza hacia la nominación presidencial demócrata, y ahoga la visibilidad de Trump. (Erin Schaff/The New York Times)

En un anticipo de lo que está por venir, Harris hizo explícita la línea de ataque del fiscal durante un acto público el lunes, describiendo su pasado como fiscal del distrito de San Francisco y fiscal general de California.

“En esos cargos me enfrenté a todo tipo de delincuentes: depredadores que abusaban de las mujeres, estafadores que timaban a los consumidores, tramposos que rompían las reglas para su propio beneficio. Así que escúchenme cuando digo que conozco al tipo de persona que es Donald Trump”, declaró.

Trump, por su parte, ha intentado suavizar parte de su retórica más dura sobre la búsqueda de venganza contra sus rivales antes de las elecciones generales. Pero a lo largo de muchos años, su retórica sobre el género y la raza ha alejado a una proporción considerable de votantes con educación universitaria y mujeres de los suburbios, y la candidatura de Harris introduce el riesgo de que Trump arremeta contra ella y aleje aún más a esos votantes.

Trump tiene un largo historial de ataques personales a mujeres rivales y críticas, a las que suele describir como mentalmente inestables o cosas peores. Llamó a Angela Merkel, la excanciller alemana, “esa zorra” delante de funcionarios de su propio gobierno mientras era presidente, según el libro I Alone Can Fix It, de los periodistas del Washington Post Carol Leonnig y Philip Rucker. El uso de la frase por parte de Trump fue confirmado posteriormente a The New York Times.

En el caso de Harris, el desprecio se manifiesta tanto en público como en privado. Trump le ha dicho a la gente que ella “habla con rimas”, una referencia burlona a los ocasionales galimatías de la vicepresidenta que se han hecho virales en las redes sociales, se han convertido en pilares de Fox News y han sido ridiculizados en programas de comedia liberales.

En público, Trump la ha descrito como “desagradable”, “loca” e “irrespetuosa”, se ha burlado de su risa, ha pronunciado mal su nombre y ha promovido la falsa afirmación de que Harris es constitucionalmente inelegible para ser vicepresidenta, haciendo eco de la campaña racista del expresidente contra Barack Obama.

En un post en Truth Social el lunes por la tarde, Trump acusó a los medios de comunicación de intentar “convertir a la ‘tonta como una piedra’ de Kamala Harris de una vicepresidenta totalmente fracasada e insignificante en una futura ‘gran’ presidenta. No, no funciona así”.

Harris está acaparando ahora una gran atención mediática y ahogando la visibilidad de Trump. Personas cercanas a él han reconocido que tal circunstancia suele impulsarlo a tratar de insertarse en el ciclo de noticias de alguna manera, a menudo de forma autodestructiva.

“Creo que hay una posibilidad real de que se exceda en los ataques contra ella”, dijo Lauren Leader, fundadora de All In Together, y defensora del avance de las mujeres en los negocios y la política. “No creo que sea estratégico para él, creo que es automático”.

Los ataques de Trump a Hillary Clinton no le costaron la victoria en la carrera presidencial de 2016. Y a pesar de su comportamiento ampliamente criticado en su último año en el cargo en medio de la pandemia de coronavirus y las protestas derivadas de los asesinatos policiales de hombres negros desarmados, perdió por unos 40.000 votos en tres estados disputados que resolvieron la carrera.

Según los estrategas republicanos, varios de los aspectos fundamentales de la contienda de este año siguen beneficiando a Trump, quien considera que el entusiasmo de la base del partido y la antipatía hacia el historial de Biden ayudan a su candidato. La presidencia de Trump ha sido vista más favorablemente en retrospectiva de lo que era en ese momento, según las encuestas. Y sus asesores se preguntan cómo Harris se desempeñará en el escenario nacional en una campaña sostenida propia, después de que su esfuerzo en 2020 no pudo llegar hasta las asambleas electorales de Iowa.

Karoline Leavitt, vocera de Trump, calificó a Harris de “tan incompetente como Joe Biden e incluso más liberal. Kamala no solo tiene que defender su apoyo a la fracasada agenda de Joe Biden durante los últimos cuatro años, sino que también tiene que responder por su propio terrible historial de debilidad ante el crimen en California.”

La sustitución de un candidato presidencial de un partido mayoritario a estas alturas de la carrera no tiene precedentes en la historia política moderna de los Estados Unidos. No está claro si Harris puede desempeñarse mejor que Biden en los estados disputados de Míchigan, Pensilvania y Wisconsin que representan el camino más claro de los demócratas hacia la Casa Blanca.

“La campaña de Trump seguirá enfrentándose a una presidencia fallida de Biden y Harris, que ha presidido una inflación récord, una economía que no cumple las expectativas de los votantes y una inmigración ilegal récord”, dijo Neil Newhouse, encuestador republicano de Public Opinion Strategies. “Los estados pendulares siguen siendo los mismos, y el público objetivo ha cambiado poco”.

Aun así, como figura potencialmente histórica, Harris podría estar posicionada para recuperar un número significativo de votantes negros que se habían alejado de los demócratas o han dicho que apoyan a Trump, así como para revigorizar la base del partido. Podría ayudar a ampliar la ya pronunciada brecha de género a la que se enfrenta Trump. Y ya ha ayudado significativamente en la recaudación de fondos, que Biden vio desplomarse después del debate cuando los donantes trataron de sacarlo de la carrera.

El equipo de Trump ha hecho un esfuerzo agresivo para ganarse a los votantes negros y latinos sin títulos universitarios. Las encuestas indican que los hombres negros más jóvenes, en particular, han sido más receptivos a Trump que a cualquier otro candidato republicano en la historia moderna. Enfrentarse a una oponente negra podría desbaratar la coalición de Trump.

Trump se había cruzado con Harris mucho antes de que fueran rivales en 2020. Él donó a la campaña de reelección de ella cuando era fiscal general de California, contribuyendo con 5000 dólares en 2011 y 1000 dólares en 2013. En ese momento, Trump se enfrentaba a una posible demanda colectiva en el estado por parte de personas que afirmaban que sus clases de negocios con fines de lucro de la Universidad Trump les habían estafado dinero.

Desde entonces, Trump la ha atacado salvajemente, en particular cuando ella se convirtió en la compañera de fórmula de Biden en 2020.

“Sabes, yo también quiero ver a la primera mujer presidente, pero no quiero ver a una mujer presidente llegar a esa posición de la manera en que ella lo haría —y ella no es competente”, dijo Trump en agosto de 2020.

Un mes después, declaró: “No le cae bien a la gente. No le cae bien a nadie. Nunca podría ser la primera mujer presidenta. Nunca podría serlo. Sería un insulto a nuestro país”.

Trump ha insistido en que no le preocupa el cambio en la candidatura demócrata y que está deseando que empiece la carrera.

Pero las acciones de su campaña en las últimas semanas van en contra de esa postura confiada. El domingo, Trump, quien ha insistido en que debatiría con Biden en cualquier momento y lugar, pareció intentar cambiar los términos del segundo debate. En Truth Social publicó que el debate debería trasladarse a Fox News, un canal en el que recibe una cobertura favorable, en lugar de en ABC, como se había acordado.

Tras la calamitosa actuación de Biden en el debate contra Trump, el expresidente y su equipo suavizaron sus críticas al presidente. También frenaron la publicidad que podría perjudicar aún más al presidente. Querían que Biden fuera su oponente y esperaban que siguiera siendo políticamente viable hasta que fuera demasiado tarde para que los demócratas pudieran sustituirlo sin grandes obstáculos legales.

En las últimas semanas, los asesores de Trump habían empezado a prepararse para una posible candidatura de Harris. Grabaron videos contra Harris antes de la Convención Nacional Republicana y analizaron sus vulnerabilidades en las encuestas para un enfrentamiento en las elecciones generales contra Trump, y han lanzado varios mensajes contra ella.

Principalmente, planean vincularla a los aspectos más impopulares del historial de Biden —especialmente el repunte de la inflación y el récord de cruces fronterizos a principios de su mandato— y sugerir que es más liberal que Biden.

El Comité Senatorial Republicano Nacional, el brazo político de los republicanos del Senado, instruyó a sus candidatos sobre cómo enmarcar los ataques a Harris, haciendo eco de los temas que el equipo de Trump ha estado utilizando.

La órbita ampliada de Trump, incluido el principal comité independiente de acción política que le apoya, ha empezado a tratar de presentarla como parte de un plan para ocultar al público las debilidades de Biden, así como a criticar su historial en California como senadora y fiscal.

Desde que Biden anunció el domingo su decisión de abandonar la carrera, Trump y sus asesores se han quejado de todo el dinero que han malgastado en una gigantesca campaña contra un candidato que ya no es su oponente.

Jessica Mackler, la presidenta del grupo Emily’s List, que apoya las campañas de las mujeres demócratas que respaldan el derecho al aborto, describió la nueva carrera como “una interacción muy diferente para Donald Trump y una en la que está en el lado perdedor.“


Maggie Haberman
es corresponsal política sénior que cubre la campaña presidencial de 2024, desde las contiendas electorales en todo el país hasta las investigaciones sobre el expresidente Donald Trump. Más de Maggie Haberman


Jonathan Swan
es un reportero político que cubre la campaña presidencial de 2024 y la campaña de Donald Trump. Más de Jonathan Swan

c. 2024 The New York Times Company

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