El poder de la vieja guardia y las decisiones de Eduardo Domínguez para la goleada de Estudiantes ante Gimnasia

Guido Carrillo, autor de dos goles para el triunfo de Estudiantes por 4-1 ante Gimnasia y Esgrima, por el clásico platense, celebra con Eduardo Domínguez, el DT que acertó con los cambios
Guido Carrillo, autor de dos goles para el triunfo de Estudiantes por 4-1 ante Gimnasia y Esgrima, por el clásico platense, celebra con Eduardo Domínguez, el DT que acertó con los cambios

El foco de esta goleada en el clásico de La Plata podría haber sido el sentido de pertenencia de Estudiantes, que se sacó de encima a Gimnasia 4-1 con goles de jugadores que –aún con ofertas más tentadoras desde lo económico– eligieron volver a su club. Abrió la cuenta Santiago Ascacibar, liquidó la historia Guido Carrillo con un doblete y cerró el triunfo José Sosa; tres que regresaron para ser campeones y, también, para cortar una racha de casi cinco años sin victorias contra el Lobo. El cuento cerraba por todos lados.

Sin embargo, el que modificó la ecuación fue Eduardo Domínguez. Como tantas otras veces en el pasado. Vale la pena repasar el primer tiempo, que finalizó 0-0, para dimensionar cómo mutó la cuestión en el segundo capítulo. La primera ocasión de gol fue para Gimnasia. A los 16 minutos, tras un tiro de esquina desde la izquierda y un despeje fallido de Matías Mansilla con los puños, Nicolás Garayalde definió por arriba y la pelota pasó muy cera de uno de los palos. Después de esa jugada, Lucas Castro y Pablo De Blasis se adueñaron del mediocampo y Benjamín Domínguez se convirtió en una amenaza para la defensa local. Estudiantes, por su parte, se transformó en desconcierto.

Lo mejor del partido

El Pincha inquietó a Nelson Insfrán recién pasada la media hora de juego y el arquero tripero respondió con solvencia, ante el cabezazo de Gastón Benedetti que conectó un muy buen centro de Eric Meza. Fue lo único destacado del conjunto de Domínguez en 45 minutos. Poco. Casi nada.

Gimnasia, en cambio, estuvo cerca en varias oportunidades. En el último minuto antes del descanso, de hecho, el Lobo generó dos situaciones claras a través del balón detenido. Primero Yonathan Cabral peinó un tiro libre e hizo lucir a Mansilla y en segunda instancia Matías Abaldo cabeceó apenas afuera un córner desde la izquierda.

Pero todo cambió. Domínguez mandó a la cancha a Luciano Giménez, Eros Mancuso y Pablo Piatti. ¿Qué hicieron ellos? Fabricaron los cuatro goles. Sí, los cuatro.

En el primer tanto, Giménez perforó la defensa rival por derecha y tras un centro suyo, llegó el excelente remate de Ascacibar. En el segundo, Mancuso mandó un centro perfecto para el notable cabezazo de Carrillo. En el tercero, el propio Giménez se la peinó a Carrillo que sacó un zapatazo tremendo. Y en cuarto, el arquero Insfrán le cometió penal a Piatti (que Sosa canjeó por gol).

Guido Carrillo lucha por la pelota ante la marca de Garayalde
Guido Carrillo lucha por la pelota ante la marca de Garayalde

En medio de esa catarata de gritos albirrojos, el descuento de Gimnasia del ingresado David Zalazar (preciso cabezazo tras un centro de Benjamín Domínguez) puso el encuentro 3-1. La historia ya estaba sellada. La torció el DT de Estudiantes en el entretiempo.

El entrenador que fue clave cuando hace un año el Pincha quedó afuera de la Sudamericana y tomó decisiones para ir a fondo por otro desafío: la Copa Argentina. Y también resultó vital este año, cuando rearmó el equipo después de que se le fueran piezas fundamentales como Mariano Andújar, Leonardo Godoy, Santiago Núñez, Jorge Rodríguez, Benjamín Rollheiser y Mauro Boselli (todos cruciales en el título de 2023). A tal punto lo rearmó Domínguez que Estudiantes volvió a gritar campeón: Copa de la Liga 2024.

Santiago Ascacibar festeja el 1-0 de Estudiantes a Gimnasia
Santiago Ascacibar festeja el 1-0 de Estudiantes a Gimnasia

El Barba, como le dicen los hinchas albirrojos, lo hizo de nuevo. Decisiones que cambian partidos y partidos que cambian la historia: el Pincha no le ganaba al Lobo desde 2019 y esa racha estaba por cumplir cinco años.

Esta nota podría haberse enfocado en Ascacibar, Carrillo y Sosa, sí. En el sentido de pertenencia de ellos. No hubiese sido justo y la razón es simple: al clásico platense lo inclinó Eduardo Domínguez.