Martín Demichelis se va de River: un “común acuerdo” arrancado a la fuerza y una despedida con más por perder que por ganar

Martín Demichelis se va de River después de un año y medio de gestión, período en el que ganó tres títulos de campeón; frente a Sarmiento en el Monumental dirigirá por última vez al equipo.
Martín Demichelis se va de River después de un año y medio de gestión, período en el que ganó tres títulos de campeón; frente a Sarmiento en el Monumental dirigirá por última vez al equipo. - Créditos: @Getty Images

Los principales dirigentes de River respaldaron a Martín Demichelis hasta tomar nota de que el rechazo creciente de los hinchas hacia el entrenador iba a tener un derrame que iba a alcanzarlos a ellos, a su capital político. Y con eso no se juega. La cruda realidad mató al relato principista.

El dogma futbolístico que profesan el presidente Jorge Brito y el vice Matías Patanian de contener y no despedir a un director técnico sucumbió a la presión social. La idea de hacer de Demichelis un Gallardo, como único conductor de una gestión, no cuajó. El camino al infierno está lleno de buenas intenciones. El proceso se desmoronó a pesar de los tres títulos y de que River fue el mejor de todos los primeros de los grupos de la Copa Libertadores. Pero la flojísima actualidad del equipo pone en serio riesgo la consecución del objetivo internacional, lo único que interesa por Núñez en este semestre.

El comunicado oficial habla de una cesantía de “común acuerdo”. A Demichelis le deben de haber arrancado a la fuerza “el acuerdo”. Aun después de la desoladora derrota en Mendoza ante Godoy Cruz, el entrenador comentó al resto del cuerpo técnico que no pensaba renunciar ni perdiendo ante Sarmiento bajo una lluvia de insultos. A su plantel, sumido en un clima de velatorio, le reveló el viernes que se sentía con fuerzas para sacar adelante la situación e interpeló a cada jugador para que dijera lo que sentía. Quería escucharlos. Como una única respuesta obtuvo un silencio sepulcral. O este River no tiene un líder para levantar la voz, o los jugadores ya habían dejado de verlo como su entrenador.

A poco más de dos semanas del primer partido ante Talleres por los octavos de final de la Copa Libertadores, los dirigentes tienen que sacar un técnico de la galera. Quiso la ¿casualidad? que unas horas antes de la salida de Demichelis, Marcelo Gallardo se mostrara públicamente sonriente en Mendoza –su hijo Nahuel juega en Independiente Rivadavia– y las cámaras de TV registraran su paso al ingresar al estadio, mientras de fondo sonaban voces: “Volvé, Muñeco, volvé”. Extraño: hinchas de River en un partido que no jugaba River.

Gallardo está libre tras negociar su millonaria salida de Al-Ittihad. Quienes tienen acceso a su círculo de confianza dejan trascender que se sentaría a conversar, lo que no implica que se tire de cabeza al cargo y no ponga condiciones (refuerzos, limar asperezas con Patanian). También es el mejor escudo protector para unos dirigentes obligados a cambiar el clima y recuperar el favor del socio.

El presidente Jorge Brito volvió este sábado de Europa y se reunió con Martín Demichelis para negociar su desvinculación.
El presidente Jorge Brito volvió este sábado de Europa y se reunió con Martín Demichelis para negociar su desvinculación.

El Muñeco viene de una muy mala experiencia en el exterior, pero en este momento, River lo necesita más a él que viceversa. En las negociaciones les recordará que es el DT más ganador de la historia. Nunca anduvo corto de autoestima el Muñeco. Cuestiones familiares lo retienen en la Argentina, y no espera propuestas del exterior; hace poco agradeció un ofrecimiento de dirigir al seleccionado de Ecuador.

River no tiene margen de error, necesita acertar. Tampoco se entiende mucho que Demichelis dirija este domingo frente a Sarmiento. ¿Despedirse de los hinchas que todavía lo apoyaban? Puede ser. ¿Y la mayoría creciente que lo resistía? ¿Callará porque le dieron el gusto? Demichelis, en un año y medio, tuvo méritos como para recibir solo piedad. Hasta para los jugadores es una situación incómoda, comprometida. Desde hace varios partidos, previamente al receso por la Copa América, vienen siendo un fiasco, con la excepción de Miguel Borja. ¿Y si este domingo se inspiran y ganan por goleada con un juego como para volver a ilusionar? ¿Van a ofrendarlo al entrenador al que habían dejado de creerle? River podrá quedarse con los tres puntos, pero en la despedida cuesta ver que alguien salga ganando.