Jhohan Romaña, el defensor que no tenía dónde dormir, llegó a San Lorenzo, llamó la atención con su cábala y enamoró a sus hinchas

Johan Romaña caminando descalzo en la Bombonera, uno de los rituales de este defensor que tuvo una historia muy difícil y se destacó en San Lorenzo en un contexto adverso
Johan Romaña caminando descalzo en la Bombonera, uno de los rituales de este defensor que tuvo una historia muy difícil y se destacó en San Lorenzo en un contexto adverso - Créditos: @Instagram Romaña

San Lorenzo vivió un 2024 repleto de problemas. Apenas transcurrió un año de la gestión del presidente Marcelo Moretti, pero los de Boedo nunca tuvieron paz. Pasaron tres entrenadores que no le encontraron la vuelta al equipo ni a los resultados. El Ciclón también estuvo agobiado por los conflictos económicos con muchísimas deudas millonarias. Sin embargo, en el medio de todo este revuelo, encontró una figura que enamoró a los hinchas del azulgrana: Jhohan Romaña, el colombiano que arribó al fútbol argentino a principios de este año y se mostró como un defensor firme en cada uno de los partidos. Líder dentro y fuera de la cancha, cuenta con una gran historia de superación y llamó la atención de una de las cábalas previas a los partidos.

“Me siento muy feliz de llegar a un club como San Lorenzo de Almagro. Vengo a dar lo mejor de mí”, fue lo primero que dijo Jhohan Romaña en su presentación en San Lorenzo, en enero pasado. El colombiano, de 26 años, fue comprado a Austin FC, de la MLS estadounidense, a cambio de 750 mil dólares en un plan de pago de tres cuotas, y el futbolista firmó en Boedo un contrato por tres temporadas, hasta diciembre de 2026.

Johan Romaña, el defensor de 26 años que tuvo una historia muy difícil en su corta trayectoria como jugador
Johan Romaña, el defensor de 26 años que tuvo una historia muy difícil en su corta trayectoria como jugador

Cuando llegó, era un desconocido para el fútbol argentino, pero de inmediato entró en el corazón de los fanáticos del Cuervo porque en los primeros partidos empezó a mostrar la clase de jugador que es. El colombiano se mostró muy firme en los duelos uno contra uno por su gran potencia física. Según el sitio especializado Fútbol Scan, fue el jugador menos gambeteado (0.16) del último torneo. También, se destacó en los duelos aéreos en el sector defensivo y por la precisión en cada salida del equipo desde abajo. Con la camiseta del equipo de Boedo debutó el 27 de enero y disputó 47 partidos entre la Copa de la Liga, la Libertadores, la Copa Argentina y la Liga Profesional; anotó un gol frente a Palmeiras, en el duelo de la etapa de grupos del certamen continental. Todo, dentro de un contexto muy flojo de San Lorenzo que en el año sumó apenas 45 puntos en la tabla general, finalizó en la posición 24 y quedó afuera en los octavos de la Libertadores y de la Copa Argentina.

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Sin embargo, una de las particularidades por las que llamó la atención en sus primeros duelos en el fútbol argentino fue por una de sus cábalas: una vez que llegaba al estadio y antes de cambiarse para jugar, recorría el campo de juego descalzo. Esta práctica tiene su origen en una frase del versículo de la biblia Deuteronomio 11:24, cuyo comienzo es: “Todo lugar que pise la planta de su pie será de ustedes”. Esta misma costumbre la realizaba su compatriota Yerry Mina, a quién en varias oportunidades se lo vio descalzo en el Camp Nou, durante su corto paso por Barcelona.

Romaña comenzó con esta costumbre en su paso por Guaraní de Paraguay, donde el entrenador era Gustavo Costas, a quien consideró una persona muy importante en su vida: “Es un padre para mí. No solo me salvó la vida a mí, sino a mi familia. Me devolvió la esperanza de vivir y también el sueño de ser futbolista, y le estoy muy agradecido de haberme dado la oportunidad”.

La historia del colombiano estuvo repleta de vicisitudes. Romaña nació en la localidad de Apartado, en Antioquia. Surgió de la cantera de Independiente de Medellín, equipo al que llegó siendo muy chiquito. Allí, debutó en primera en 2016; ese mismo año se consagró campeón del torneo Apertura y fue convocado a la selección Sub de Colombia en mayo.

Luego de tres temporadas en el DIM, se fue a Cerro Porteño, de Paraguay, pero el empresario que lo llevó lo abandonó, y lo dejó sin prueba en el club y sin dinero. “No tenía fuerzas para seguir adelante”, le había dicho Romaña en ese momento a su círculo íntimo, mientras atravesaba esa difícil situación y pensaba en volverse a Colombia. Sin embargo, en ese mal momento, conoció a un amigo que lo llevó a probarse a Guaraní, y en la reserva del equipo le hicieron una prueba que superó y le permitió quedarse.

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“Tuve compañeros en Reserva que se sacaban la comida de su boca para darme a mí”, reconoció mientras esperaba firmar su primer contrato como profesional. Durante su paso por la segunda categoría del equipo aurinegro, pasó momentos muy complicados que lo llevaron, también, a no tener lugar en donde dormir muchas veces, pero fueron sus compañeros quienes le tendieron una mano, además de Ricardo Valinotti, el exgerente deportivo del club paraguayo.

Johan Romaña con la casaca de Guaraní de Paraguay
Johan Romaña con la casaca de Guaraní de Paraguay - Créditos: @Instagram Romaña

“Era un plan perfecto que tenía Dios para mí, por la historia que todos sabemos. Fueron muchas personas que me dieron una mano. Tuve gente que me dio dónde dormir, que me acogió como una familia, que le abrió las puertas a un desconocido. No sabían nada de mí y era como sí me conocieran de toda la vida”, sostuvo el colombiano. Sus buenos rendimientos hicieron que Costas lo suba a primera división y así firmó su primer contrato, con un sueldo que le permitía cubrir los gastos.

Luego de un año en Guaraní, donde jugó 32 partidos, fue transferido a Austin FC, de los Estados Unidos, por 800 mil dólares. En el equipo de Texas disputó jugó 35 encuentros. En 2023 se sumó a préstamo a Olimpia de Paraguay, donde jugó 21 partidos, y tras finalizar el año debía volver al conjunto norteamericano. Aquí apareció San Lorenzo, equipo en el que se convirtió en uno de los pilares del plantel, aportándole mucho en defensa al equipo, debido a que encajó perfecto en el sistema de juego que utilizaron Insua, primero, y luego Leandro Romagnoli y Miguel Russo, adaptándose a cualquier táctica en ese lugar de la cancha: “En Guaraní hacíamos línea de tres, por eso estoy acostumbrado a ese ida y vuelta”, había declarado en su presentación.

Pero no sólo es un referente adentro de la cancha. En noviembre pasado, compartió una asado en la pensión del club con algunos juveniles y también participó en la institución de un Taller de Comunicación, brindando una charla para los más chicos.

Romaña fue sondeado por varios clubes del exterior, pero expresó su deseo de quedarse en el Ciclón. “No me quiero ir. Yo tengo contrato vigente hasta finales de 2026, y en mi mentalidad y en la de los dirigentes está que me voy a quedar. Tengo muchas ganas de que arranque el 2025 y pelear algo importante con el club” le dijo el colombiano a un medio partidario.