Un estudio revela que los dispositivos ponibles monitorean mejor el párkinson que la observación humana

Un grupo de personas camina por Forest Canyon Overlook, junto a la carretera del sendero de la Cresta, en el Parque Nacional de las Montañas Rocallosas, en Colorado, el 21 de septiembre de 2023. (Stephen Speranza/The New York Times)
Un grupo de personas camina por Forest Canyon Overlook, junto a la carretera del sendero de la Cresta, en el Parque Nacional de las Montañas Rocallosas, en Colorado, el 21 de septiembre de 2023. (Stephen Speranza/The New York Times)

Una investigadora de la Universidad de Oxford y su equipo demostraron que los dispositivos digitales ponibles pueden monitorear la progresión de la enfermedad de Parkinson en un individuo de forma más eficaz que la observación clínica humana, según un artículo publicado hace poco tiempo.

Mediante el seguimiento de más de cien parámetros de medición que reunieron los dispositivos, los investigadores pudieron discernir cambios sutiles en los movimientos de sujetos con párkinson, una enfermedad neurodegenerativa que aflige a diez millones de personas en todo el mundo.

La investigadora principal enfatizó que los últimos hallazgos no eran un tratamiento para el párkinson. Más bien, son un medio para ayudar a los científicos a evaluar si los nuevos medicamentos y otras terapias para el párkinson ralentizan la progresión de la enfermedad.

Medidas más precisas

Los sensores —seis por sujeto, colocados en el pecho, la base de la columna vertebral, así como uno en cada muñeca y pie— registraron 122 parámetros fisiológicos de medición. Varias decenas de parámetros destacaron por indicar a detalle la progresión de la enfermedad, incluidas la dirección en la que se movía un dedo del pie durante un paso y la longitud y regularidad de las zancadas.

“Tenemos el biomarcador”, comentó Chrystalina Antoniades, neurocientífica de la Universidad de Oxford e investigadora principal del artículo, el cual se publicó a inicios de este mes en la revista npj Parkinson’s Disease. “Es muy emocionante. Ahora, esperamos poder decirles si un fármaco funciona”.

Según Antoniades, hasta ahora, los estudios de los fármacos para el párkinson se habían basado en una evaluación clínica que determinaba si un tratamiento ralentizaba la progresión de la enfermedad. No obstante, la observación clínica puede ignorar cambios que suceden día con día o que podrían no mostrarse con claridad en las visitas periódicas a un doctor, agregó.

En el artículo, los autores del estudio concluyeron que los sensores demostraron ser más eficaces para monitorear la progresión de la enfermedad “que las escalas convencionales de valoración clínica”.

Qué aspecto tiene

Para captar los distintos movimientos del usuario, los sensores emplearon tecnologías, como acelerómetros y giroscopios, que cada vez son más comunes en los relojes digitales y los teléfonos inteligentes. Juntos, estos dispositivos pueden medir la dirección, el andar y la regularidad de movimiento de una persona, entre otras cosas.

Después de la publicación de los resultados, Antoniades y su equipo se inundaron de mensajes de colegas y medios informativos que les preguntaban si habían encontrado una cura para el párkinson. Antoniades mencionó que quería dejar en claro que el avance, aunque importante, era una herramienta que podía acelerar el desarrollo de los tratamientos para la enfermedad, pero que no era la respuesta a esta.

Qué sigue

Antoniades afirmó que estaba optimista ante la posibilidad de utilizar este tipo de sensores para monitorear otras enfermedades, quizá incluso el alzhéimer: una “plétora de enfermedades que reúnen la bioingeniería, la ciencia clínica y la ciencia del movimiento”.

Antoniades agregó que los doctores humanos seguirán siendo una parte vital del proceso y que los sensores complementarán las observaciones de los especialistas. Para Antoniades, se espera “que esto mejore la capacidad del médico de tener un diagnóstico acertado”.

c.2023 The New York Times Company