Estados Unidos toma Bercy

París, 30 jul (EFE).- En la terraza de un restaurante de la Rue de Chambertin, junto al Estadio de Bercy, el 'Born in te USA' de Bruce Sprinsgteen sonaba en bucle desde las cuatro de la tarde. Bajo un calor sofocante, decenas de estadounidenses marcaban el ritmo con la cabeza, mientras almorzaban y bebían sus refrescos de cola. Del borde de los vasos vacíos colgaban las banderitas de las barras y estrellas.

Antes de que Simone Biles y sus compañeras de equipo saltaran al tapiz para lo que fue un feliz trámite, ganar la medalla de oro por equipos, los seguidores de su país ya habían tomado el metro, las calles, los alrededores del estadio. Luego tomaron las gradas, es las que no se escuchó otro grito que el 'U.S.A' desde el comienzo de la competición.

De Wisconsin, de Dallas, de Washington... de toda la geografía estadounidense llegaron aficionados a París para apoyar a sus gimnastas. Un equipo imbatible, liderado por Biles pero que incluye a otras dos campeonas olímpicas, Sunisa Lee y Jade Carey, a la complementaria de lujo Jordan Chiles y a la nueva estrella de la factoría local, Hezly Rivera, de origen dominicano y de solo 16 años.

Por los pasillos de Bercy no se escuchaba otro idioma que no fuera el inglés, ni se veía a un espectador que no llevase una camiseta, unas gafas, unas antenas con la bandera estadounidense.

Poco antes del comienzo de la competición se abrió camino por el vestíbulo del estadio una pareja de ancianos, cogidos de la mano, con aire aturdido. A su lado, atento a sus pasos, un joven fornido vestido con una camiseta con la imagen de Biles. Eran sus padres y su marido. Ron, con gorra rojas del 'Team USA', Nellie, con modernos auriculares blancos al cuello, y Jonathan Owens, el jugador de la NFL que ha recibido un permiso especial de su club, los Chicago Bears, para volar a París a apoyar a su mujer.

Serena Williams y Nadia Comaneci flanqueaban a Tony Estanguet, presidente del comité organizador de los Juegos, en el palco de Bercy.

El público acogió con cariño a todas las gimnastas, pero enloqueció con la entrada de Biles y sus compañeras. Su maillot negro de la ronda de clasificación dejó paso al blanco, azul y rojo de los colores patrios. El equipo se sabía favorito y salió celebrando. Biles, deseosa de empezar, se olvidó del saludo de presentación al público y tuvo que dar marcha atrás para hacerlo.

Empezaron los ejercicios y la casilla de Estados Unidos comenzó a llenarse de puntos. Desde el primer salto de Jordan Chiles a la última rutina de suelo de Biles.

No hay nada que le guste más al público de la gimnasia que una salida bien clavada. Las estadounidenses le dieron motivos para disfrutar. Clavaron todo... menos la penúltima diagonal de Biles en el suelo, cuando se le escapó un pie del cuadrilátero. Pero ya daba igual. El oro estaba en el bolsillo. El pabellón volvió a rugir "U.S.A." y las gimnastas corrieron a por una bandera. La entrega de medallas fue la apoteosis final.

Natalia Arriaga

(c) Agencia EFE