Alejandro Cañabate envía por WhatsApp una imagen del campo de juego del Unión Berlín, un equipo de la Bundesliga alemana y muestra, con orgullo, el verde césped cortado al detalle, sin ninguna imperfección. Inmerso en el mundo de la jardinería, el hombre, de barba tupida, le contó a LA NACION cómo decidió sacar un vuelo de ida con destino a Alemania y dejar atrás una experiencia de 10 años como productor de televisión.

Alejandro arribó a Europa arribó con dos mochilas y debió profundizar su aprendizaje del idioma, un recurso obligatorio para poder manejarse –y vivir- lejos de casa. “Mi idea siempre fue trabajar de paisajista, que sería como un jardinero calificado que tiene noción de lo que sucede en el suelo, cómo interpretar las sombras y también conocimientos de cómo diseñar una plaza, un barrio cerrado, un proyecto de ecoturismo, entre otras cosas”, señaló el protagonista de esta historia.

Con un “mínimo de conocimiento en alemán”, Alejandro dio sus primeros pasos como voluntario en una huerta comunitaria. Su contacto con esas tierras -en todo sentido- le dio una perspectiva diferente a la que tenía en Argentina, donde el clima suele favorecer a los cultivos. Por el contrario, en Alemania, las temperaturas en primavera son de 7° y eso afecta a su crecimiento.

Un currículum improvisado que le sirvió de trampolín para cumplir su sueño

Producto de la curiosidad y de poder conectarse más con la jardinería, Alejandro ingresó a la página de Unión Berlín, un club que navega en la zona baja de la Bundesliga. Ahí seleccionó la solapa de Empleos. Sin encontrarse con lo que él buscaba, una propuesta con raíces argentinas le hizo repensar la estrategia.

“En la página del club no había nada sobre paisajismo, pero sí para ser parrillero del club. Entonces mandé un mail con una especie de currículum y me llamaron para una entrevista donde quedé como uno de los 13 parrilleros”, detalló el argentino que rápidamente debió familiarizarse con las brasas y la intensidad de sacar 1000 choripanes en cada partido del equipo.

Seis meses más tarde, tras dialogar con su jefe, surgió la vacante para formar parte del staff de cancheros del estadio principal del Unión Berlín, una oportunidad que no dudó en aprovechar, aunque debió afrontar un periodo costoso de adaptación para entender los lineamientos de la Bundesliga en cuanto a cómo cortar el pasto, el riego y muchos otros aspectos para no desentonar con el resto de sus compañeros.

“Somos nueve personas las que cuidamos la cancha principal y tres auxiliares. Hay que tener en cuenta la fertilización, la porosidad del suelo y el rebote de la pelota. Acá hay un reglamento que acatar como preparar la cancha seis horas antes del partido y cortar en perpendicular el pasto con un diámetro de 5 metros para ayudar a los líneas. Tiene que ser todo perfecto debido a que hay mucha tecnología y no puede fallar nada”, remarcó sobre las exigencias de esta liga europea, que coronó campeón al Bayer Leverkusen cinco fechas antes de la finalización del certamen.

Y agregó: “Otro de los requisitos en el fútbol alemán es la calefacción debajo del césped; no podés tener una cancha sin eso, se hace insostenible. Lo mismo para los campos de entrenamiento. En caso de que llueva, el drenaje del agua tiene que ser en un determinado tiempo para cumplir con los estándares de la liga”.

La adaptación del bolsillo al día a día: “Alquilar te puede salir 500 euros por mes”

“El trabajo que tengo es uno de los peores pagos. Así y todo, me permite vivir tranquilo, sin tener que buscar otro trabajo. Puedo viajar, pagar mi alquiler y vivir cómodo”, indicó Alejandro desde la comodidad de su hogar, con el deber cumplido de atravesar otro día como jardinero de uno de los clubes más reconocidos del fútbol alemán.

A la hora de brindar más detalles de cómo son los sueldos en dicha nación, Cañabate manifestó: “Acá se paga, en promedio, 12 euros la hora. Después hay que descontar los impuestos que acá son muy caros”.

Por otra parte, en cuestión de alquileres, alertó: “Alquilar te puede salir 500 euros por mes. Todo esto depende de dónde vivas y si también querés compartir la habitación con alguien y abaratar los costos. Lo que está sucediendo últimamente es que hay mucha demanda habitacional y eso hace que los precios se encarezcan. Hoy en día es más fácil conseguir trabajo que conseguir un lugar donde vivir”.

El final del día acecha en Alemania. El termómetro marca 7° y el día siguiente, según el pronóstico, la temperatura descenderá a 3°. Rodeado de compañeros y amigos que encontró en el camino, Alejandro le saca provecho a su estadía en Berlín y sueña, en algún momento, volver al país para ofrecer sus servicios a algún club de la Primera División.