Claudio Ranieri, el técnico que a los 72 años mantiene el fuego sagrado y volvió a Cagliari para ser el héroe como hace más de 30 años
No solo podría ser el abuelo de alguno de sus jugadores, sino que los 38 años que lleva como director técnico superan la edad de cualquier integrante de su plantel. No hay brecha generacional que impida una fuerte conexión de Claudio Ranieri, de 72 años, con sus dirigidos. La Serie A de Italia, con Inter ya dueño del scudetto desde hace varias fechas, tuvo su nota más emotiva el fin de semana con la salvación de Cagliari del descenso.
El equipo sardo visitó a Sassuolo en un duelo directo por mantener la categoría. La victoria por 2-0 de Cagliari, consumada en los últimos 20 minutos, desató una catarata de emociones, con Ranieri sensibilizado hasta romper en un llanto liberador, conmovedor a los ojos de cualquier observador. Sus futbolistas lo levantaron como a un patriarca salvador y lo llevaron en andas hacia una de las cabeceras del estadio Mapei, donde se apiñaban alrededor de 4000 tifosi.
Las imágenes excedían al resultado del momento. Infinidad de vivencias vinieron a la mente de Ranieri sobre el vínculo especial que tiene con el club en el que Enzo Francescoli jugó durante tres años. Cagliari remite a los comienzos de Ranieri en la dirección técnica. Tras una primera experiencia en los equipos regionales Vigor Lamezia y Campania Puteolana, Ranieri asumió en 1988 en Cagliari, que estaba en tercera división. En tres temporadas consiguió dos ascensos y lo dejó en primera división. Dejó un recuerdo imborrable, ya no sería olvidado, mientras la carrera de entrenador lo llevó a España (Valencia y Atlético de Madrid), Inglaterra (Chelsea, Leicester, Fulham y Watford), Francia (Monaco y Nantes) y Grecia (seleccionado).
El palmarés de títulos de Ranieri no impresiona, tiene un solo campeonato de liga, que seguramente es el más disruptivo de la Premier League en este siglo. En 2016 llevó a Los Zorros a su única consagración en primera división en los 140 años de su existencia, en un equipo que tenía a N’Golo Kante, al goleador Jamie Vardy y al delantero argentino Leonardo Ulloa.
El partido de la salvación de Cagliari: 2-0 a Sassuolo
Entrenador enrolado en la corriente de los conservadores y tácticos, devoto del 4-4-2 , con predilección por el contraataque , Ranieri venía de un paso en falso en Watford, al que no pudo sacar en 2021 del destino de descenso. Desocupado durante 2022, el teléfono le volvió a sonar a principios de 2023. Cagliari lo convocó para revivir viejos tiempos. El equipo estaba en segunda división y con su don de mando lo condujo a primera tras vencer en los play-off a Parma y Bari. Idilio renovado con el técnico romano.
Esta temporada, la Serie A fue un duro desafío para un Cagliari que tiene uno de los presupuestos más bajos en la división superior. Los resultados no acompañaban, la amenaza del descenso era latente. Cagliari no tiene goleadores, el máximo anotador es el volante Benito Viola (34 años), con cinco tantos. En febrero, Ranieri pensó que la solución pasaba por su salida, la renuncia. En el mercado de enero se había incorporado el defensor colombiano Yerry Mina y Gianluca Gaetano, autor de cuatro goles.
“Si yo soy el problema, díganmelo ahora y me iré, presentaré la dimisión”, interpeló a sus jugadores. Según el diario La Repubblica, fue el delantero Leonardo Pavoletti quien habló en nombre del grupo en la reunión con Ranieri: “Estamos trabajando como locos. Estamos unidos. Esto es sencillo. Con usted ascendimos y con usted nos salvaremos del descenso”. Los futbolistas lo hicieron sentir como uno de los suyos.
RE CLAUDIO IN ETERNO 👑❤️💙 pic.twitter.com/Me2lgM2WlD
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La campaña empezó a enderezarse después de ese cónclave. A un empate frente a Udinese le siguió una serie de 13 partidos en los que venció a Atalanta, empató con Inter (antes de que fuera campeón) y Juventus. El triunfo salvador sobre Sassuolo fue una reacción tras la goleada 5-1 sufrida en la fecha anterior frente a Milan. El domingo, cuando todavía no se le habían secado las lágrimas, Ranieri recordó una frase que le dijo Gigi Riva, ídolo de Cagliari, fallecido a principios de este año, autor de 164 goles, factótum en 1970 del único scudetto del club en primera. “Cuando hace un año conseguimos el ascenso, Gigi me pidió que les dijera a los muchachos que no sólo están con nosotros los aficionados en el estadio, sino toda una isla (Cerdeña)”.
No hay futbolistas argentinos en el plantel de Cagliari, que cuenta con el uruguayo Nahitan Nández como uno de los referentes, ya en su quinta temporada. La relación de Ranieri con jugadores argentinos tiene casos de identificación y uno conflictivo. Uno de sus favoritos fue Claudio “Piojo” López, delantero muy funcional a sus esquemas para el contraataque. Junto con el cordobés en Valencia ganó la Copa del Rey en 1999. Otra de sus debilidades fue Gabriel Batistuta, un goleador para finalizar el estilo pragmático de Ranieri. Con Bati en Fiorentina obtuvo el ascenso al ser campeón de la Serie B y levantó la Copa de Italia y la Supercopa”.
La emoción de Ranieri cuando ascendió con Cagliari
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Los desencuentros sin solución fueron con Ariel Ortega en Valencia. En enero de 1998, dijo sobre el Burrito: “Ortega es un jugador de mucha calidad, pero no le gusta entrenarse y eso no es bueno. Desde que yo llegué al Valencia, Ortega trabajó 43 horas menos que sus compañeros. Está siempre cansado y cargado”. No encontró manera de empatizar con el jujeño: “Íntimamente me siento muy mal, porque es la primera vez que me ocurre esto. Ortega para mí es una derrota personal. He dado mil pasos para acercarme y Ariel no ha dado ninguno. Sé que él quiere sentir el cariño del entrenador y no se da cuenta de que yo le doy todo el cariño. Mucho más que a otros jugadores, pero debe pensar que ese cariño mío es mentiroso”.
Ahora tiene a todo el plantel de Cagliari encolumnado detrás de su experiencia y palabra justa. La salvación, con toda la carga dramática y nerviosa que significó para alguien que en octubre cumplirá 73 años, no fue ningún punto final a su gestión, sino un tránsito hacia el año de contrato que le queda, como expresó el presidente Tommaso Giulini: “Los contratos no existen en el caso de Claudio. Puede seguir todo el tiempo que quiera mientras tenga fuego dentro”.