Las bandas de Haití se fortalecen mientras las fuerzas de Kenia van en camino

La casa de Puerto Príncipe donde fue asesinado el presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. (Adriana Zehbrauskas/The New York Times)
La casa de Puerto Príncipe donde fue asesinado el presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. (Adriana Zehbrauskas/The New York Times)

Los cabecillas de las pandillas, presuntamente relacionados con el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, controlan ahora infraestructuras clave y suponen una gran amenaza para la fuerza policial multinacional.

Controlan las infraestructuras del país, desde las comisarías hasta los puertos marítimos. Han perseguido a cientos de miles de personas de la capital. Y se sospecha que tienen vínculos con el asesinato del presidente de Haití en 2021.

Diplomáticos y funcionarios occidentales afirman que la influencia y la capacidad de muchas pandillas criminales haitianas están evolucionando, convirtiéndolas en una amenaza cada vez mayor para la fuerza policial multinacional liderada por Kenia que pronto se desplegará en Haití, así como para el frágil consejo de transición que intenta establecer un camino para las elecciones.

A pocos días de su llegada, 2500 policías se enfrentarán a una fuerza de pandillas criminales mejor equipada, financiada, entrenada y unificada que cualquier otra misión desplegada anteriormente en el país caribeño haya enfrentado antes, afirman los expertos en seguridad.

Algunas pandillas, que antes dependían en gran medida de la élite política y empresarial de Haití para obtener dinero, han encontrado vías independientes de financiación desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021 y el consiguiente colapso del Estado.

“Las pandillas han estado ganando dinero de los secuestros y la extorsión y de los pagos de los políticos durante las elecciones y de las élites empresariales en el ínterin”, dijo William O’Neill, experto en derechos humanos designado por las Naciones Unidas para Haití.

Michel Martelly, entonces presidente de Haití, cuyo gobierno fue acusado de amplia corrupción, en la Casa Blanca en 2014. (Gabriella Demczuk/The New York Times)
Michel Martelly, entonces presidente de Haití, cuyo gobierno fue acusado de amplia corrupción, en la Casa Blanca en 2014. (Gabriella Demczuk/The New York Times)

“Pero las pandillas son ahora mucho más autónomas y no necesitan el apoyo financiero de la vieja guardia”, añadió. “Han creado un Frankenstein que escapa al control de cualquiera”.

Para ayudar a las pandillas existe un arsenal más poderoso que cualquiera que hayan poseído antes, según dos funcionarios del Departamento de Justicia que hablaron bajo condición de anonimato para poder discutir evaluaciones de inteligencia sensibles. Desde febrero, algunas pandillas han adquirido armas automáticas, posiblemente una mezcla de armas robadas a ejércitos regionales y otras convertidas a partir de rifles semiautomáticos, dijeron los funcionarios.

Las pandillas también han cambiado su postura pública, publicando videos en las redes sociales en los que aparecen actuando como milicias con ambiciones nacionales y menos preocupadas por sus habituales guerras territoriales.

Algunas de las pandillas de Haití empezaron a trabajar juntas el pasado septiembre, cuando anunciaron la alianza Vivre Ensemble, o Vivir Juntos, pocos días después de que República Dominicana cerrara su frontera terrestre con Haití.

La idea era unir a las pandillas para superar los obstáculos que el cierre de la frontera representaba para sus operaciones de contrabando de drogas, según dos diplomáticos occidentales que monitorean la situación en Haití y no estaban autorizados a hablar públicamente.

Pero la alianza se vino abajo una semana después de su anuncio, tras el robo de unas dos toneladas de cocaína al líder de la pandilla haitiana Johnson André, conocido como Izo, según los diplomáticos.

Se cree que la pandilla de Izo, 5 Segonn, o “Cinco Segundos” en lengua criolla haitiana, es el mayor traficante de cocaína del país, y envía gran parte de su producto directamente a Europa, según los diplomáticos.

A finales de febrero, Vivre Ensemble resucitó. Las pandillas se comprometieron públicamente a derrocar al primer ministro y prometieron resistir a las fuerzas de seguridad dirigidas por Kenia una vez desplegadas, calificando a los soldados de “invasores”.

Días después, la alianza asaltó dos prisiones, liberando a unos 4600 presos, muchos de los cuales se unieron a sus filas. El caos obligó a dimitir al primer ministro de Haití, quien había estado fuera del país.

Entre quienes escaparon se encontraba Dimitri Hérard, jefe de la unidad de seguridad que protegía el palacio presidencial de Moïse antes de su asesinato. Hérard ordenó a sus fuerzas que se retiraran mientras los mercenarios asaltaban la casa de Moïse. Estaba en prisión a la espera del juicio por cargos relacionados con el asesinato cuando fue liberado durante la fuga de la cárcel.

Hérard ayuda ahora a organizar y asesorar a la pandilla de Izo y puede estar proporcionando conexiones con organizaciones criminales más grandes de la región, incluidos cárteles de la droga, según un alto funcionario de inteligencia regional y los dos diplomáticos occidentales.

No fue posible contactar con Hérard para que hiciera comentarios.

Al parecer, las pandillas haitianas usan armas que también emplea el Clan del Golfo, un cártel colombiano que opera a lo largo de la costa caribeña del país y utiliza los países vecinos para traficar con cocaína. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, declaró el mes pasado que miles de armas militares habían sido robadas y vendidas a grupos armados, como los cárteles, y podrían haber ido a parar a Haití.

Otro poderoso líder de pandillas, Vitel’Homme Innocent, también ha sido relacionado por las autoridades con el asesinato de Moïse. Alquiló uno de los vehículos utilizados en el asesinato de Moïse, según un informe de la policía haitiana.

Hérard también fue uno de los principales sospechosos en uno de los mayores casos que la Administración de Control de Drogas (DEA, por su sigla en inglés)ha perseguido en Haití. En 2015, elcarguero MV Manzanares atracó en Puerto Príncipe con más de 1000 kilogramos de cocaína y heroína ocultos entre sacos de azúcar.

En ese momento, Michel Martelly era el presidente de Haití y Hérard era un alto miembro de su fuerza de seguridad presidencial. Varios testigos vieron a Hérard en el puerto ordenando a los miembros de la guardia presidencial que transportaran la droga desde el barco hasta los vehículos policiales.

La mayor parte de la droga del caso desapareció. Los testigos fueron intimidados por funcionarios del gobierno haitiano, incluido Jimmy Chérizier, un oficial de policía, según Keith McNichols, un antiguo funcionario de la DEA que trabajó en el caso.

Chérizier, también conocido como Barbecue, es ahora uno de los líderes de pandillas más poderosos de Haití y una pieza clave de la coalición Vivre Ensemble.

“Las pandillas están cada vez más vinculadas al tráfico de drogas”, dijo O’Neill, de las Naciones Unidas. “Y dado que algunos expolicías como Hérard estaban implicados en el tráfico de drogas cuando Martelly llegó al poder, no me sorprendería que las pandillas traten ahora de cortejar a esos exfuncionarios de seguridad”.

Más recientemente, funcionarios con conocimiento de las negociaciones para nombrar un nuevo primer ministro haitiano afirman que Martelly ha estado presionando a líderes caribeños y a sus aliados políticos para tratar de influir en la composición del gobierno provisional.

Sus aliados en el consejo de transición han lanzado discretamente una propuesta para que se conceda inmunidad a las pandillas, según los funcionarios, posiblemente como parte de una inmunidad más amplia para los funcionarios del gobierno anterior que podrían ser acusados de corrupción.

“Niego categóricamente estas acusaciones infundadas de injerencia activa en el consejo de transición”, declaró Martelly en un comunicado a The New York Times, calificando las acusaciones de estar políticamente motivadas. “Nunca he tenido relación alguna con las pandillas, ni he hecho referencia alguna a la amnistía para nadie”.

El gobierno de Martelly, quien fue presidente de 2011 a 2016, fue acusado de corrupción desenfrenada, incluida la malversación de ayuda por un valor de unos 2000 millones de dólares de Venezuela. En 2022, Canadá impuso sanciones contra él y otros políticos haitianos por proteger y empoderar a las pandillas locales, “incluidos el lavado de dinero y otros actos de corrupción.“

“La idea de una amnistía podría echar más leña al fuego si no se consulta a los haitianos”, dijo Romain Le Cour, analista de seguridad de Haití en la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, “teniendo en cuenta la incapacidad de los políticos para unirse en este momento de crisis y dado que las pandillas han cometido graves violaciones de los derechos humanos”.

Christiaan Triebert, Andre Paultre, John Ismay, Adam Entous, Julian E. Barnes y David C. Adams colaboraron con reportería.


Maria Abi-Habib
es corresponsal de investigación con sede en Ciudad de México y cubre América Latina. Más de Maria Abi-Habib

Christiaan Triebert, Andre Paultre, John Ismay, Adam Entous, Julian E. Barnes y David C. Adams colaboraron con reportería.

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