Hay que dejar que polémico legislador participe en desfile gay y vuelva a ser abucheado | Opinión

A menudo, lo último en lo que los estadounidenses queremos pensar cuando estamos enfadados, heridos, amenazados —divididos políticamente y atrincherados en nuestras creencias— es en nuestro mayor tesoro: la Primera Enmienda.

Pero el caso del representante estatal republicano Fabián Basabe y su deseo de participar en el Desfile del Orgullo de Miami Beach —donde no se le quiere— está poniendo a prueba las creencias sobre la libertad de expresión de la ciudad anfitriona del evento, de los organizadores y de la comunidad LGBTQ+.

No hay duda de que Basabe, que se postuló con una plataforma pro-gay, pero votó a favor de la lista de medidas anti-gay y anti-trans del gobernador Ron DeSantis, ha enfurecido a sus electores en un distrito que es hogar de una de las mayores comunidades gay de la Florida.

Basabe es un legislador ineficaz cuyos proyectos de ley murieron en subcomisiones o fueron retirados en el pasado período de sesiones.

Acusado por dos empleados de acoso sexual y tocamientos no deseados en una demanda, un bufete de abogados contratado por la Cámara de Representantes de la Florida para investigar las denuncias dijo en el informe que, si bien las acusaciones no podían ser corroboradas, Basabe “probablemente debería ejercer un mejor juicio en cuanto a observar los delicados márgenes entre lo personal y lo profesional con sus subordinados (y sus amigos) en el futuro”.

En medio de este escándalo, escribí que había surgido un patrón de conducta inaceptable y que Basabe, más adecuado para su antiguo trabajo como estrella de un reality show, debería renunciar o verse obligado a hacerlo, como ha ocurrido con otros legisladores por mala conducta y poco ética. Pero el presidente de la Cámara, Paul Renner, y otros líderes del Partido Republicano guardaron silencio. Su escaño pudiera volver fácilmente a los demócratas. Este año se postula a la reelección.

Basabe, abucheado y humillado durante el pasado Desfile del Orgullo, insiste en que es pro-gay e incomprendido.

Quiere volver a participar.

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Ley de la Primera Enmienda

Si se tratara de un evento organizado de forma privada, Basabe no tendría derecho a estar allí si los organizadores no lo quieren.

Pero en un acto público patrocinado por el Condado Miami-Dade y la ciudad de Miami Beach —aunque lo ejecuta la organización privada sin ánimo de lucro Miami Beach Gay Pride, Inc. (MBGP)— el principio de libertad de expresión sería muy probablemente defendido por un tribunal, dice uno de los mayores expertos de la Florida en la materia, Thomas R. Julin.

La historia de la ley de la Primera Enmienda está de parte de Basabe, dijo Julin.

Citó el caso Hurley vs. Irish-American Gay, Lesbian and Bisexual Group of Boston, Inc. de 1995, de la Corte Suprema de Estados Unidos, en el que los organizadores del desfile del Día de San Patricio, que la ciudad de Boston había encargado a una entidad privada, se negaron a permitir la participación de grupos LGBT.

Activistas de derechos de homosexuales interpusieron una demanda invocando una ley estatal que prohibía a los alojamientos públicos discriminar por motivos de orientación sexual. Los tribunales de Massachusetts rechazaron el argumento de que la ley que prohibía la discriminación infringía los derechos de la Primera Enmienda de los activistas de los derechos de los homosexuales. Pero la Corte Suprema no estuvo de acuerdo.

El desfile de Miami Beach tiene un régimen similar al de Boston, por lo que “no podría excluir a los participantes en el desfile por el contenido de su discurso, a menos que razones de peso lo justificaran”.

El presidente del MBGP, Bruce Horwich, dijo a Basabe en un mensaje de texto, según informó el Herald, que su presencia infringe los “estatutos de la organización sin ánimo de lucro, que establecen que no podemos tener participantes que se pongan a sí mismos o a otros participantes en peligro o que antagonicen a nuestros invitados”.

Pero Julin afirma que esos estatutos “podrían considerarse una infracción de los derechos de Basabe amparados por la Primera Enmienda si se aplicaran para excluirle simplemente porque su discurso antagoniza con los observadores del desfile u otros participantes en el mismo”, con patrocinio y financiación públicos en juego.

A los organizadores puede resultarles difícil y costoso luchar contra Basabe.

La lucha no merece la pena, a días del desfile del 14 de abril.

Quizá Basabe insista en estar en un desfile para una comunidad a la que ha traicionado. Pero eso sin duda le quedará claro si se aventura a salir en su auto convertible.

La libertad de expresión es para todos. Y eso incluye los abucheos.