Debates presidenciales: propuestas para la niñez y la adolescencia sin pistas para su implementación

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Los debates entre aspirantes a puestos de elección popular son una gran oportunidad para que la ciudadanía conozca la agenda que las y los candidatos se comprometen a impulsar en caso de ganar. Sin embargo, tras observar los tres debates presidenciales de este periodo electoral, surge la duda de si es necesario explorar nuevas alternativas de formato.

Tal vez sería útil realizar más debates acotando aún más las temáticas prioritarias, o realizarlos por grupo poblacional dedicando uno, por ejemplo, a presentar y contrastar propuestas que impacten directamente a niñas, niños y adolescentes -quienes son un tercio de la población mexicana-. Pues en ninguno de los tres debates presidenciales se logró que las candidaturas explicaran a la ciudadanía con suficiente detalle por qué son importantes las acciones que proponen, cómo sustentan su viabilidad y qué estrategias planean utilizar para implementarlas.

Recordemos que, como ciudadanía, tenemos el derecho y la responsabilidad de informarnos sobre las prioridades y compromisos de las personas candidatas, para emitir un voto razonado.

Haciendo un balance sobre los compromisos comunes en materia de derechos de la niñez y la adolescencia que expresaron las candidatas y el candidato a la Presidencia de México, resaltan los que se enmarcan en la creación de un Sistema Nacional de Cuidados y becas para estudiantes de educación preescolar hasta media superior.

En materia del Sistema Nacional de Cuidados, Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Máynez reconocieron que las tareas de cuidados recaen de manera desigual en las mujeres, afectándolas desproporcionadamente. Celebramos este consenso, pues además del impulso que significa en la lucha por la igualdad de género, el establecimiento de un Sistema Nacional de Cuidados representa una respuesta gubernamental a otra necesidad común: desde el nacimiento, para poder desarrollarnos plenamente, todas y todos requerimos de cuidados y estímulos adecuados, mientras que al llegar a la vejez es probable que cualquiera de nosotros necesitemos atención y/o cuidados profesionales. Lo anterior, por supuesto, garantizando en paralelo atención a la población que requiere de servicios especializados de cuidado a lo largo de su vida debido a una condición de discapacidad o dependencia.

Además, a partir de la promesa de apertura de más centros de atención infantil y la ampliación de la cobertura de las escuelas de tiempo completo como parte de este Sistema, se pretende combatir la baja cobertura de la educación inicial, el abandono escolar, la mala nutrición, la exposición de la niñez y adolescencia a espacios inseguros, y la baja participación de las mujeres en el mercado laboral. No obstante, es importante mencionar que las propuestas expuestas durante los debates dejaron fuera elementos fundamentales para el funcionamiento integral de un Sistema Nacional de Cuidados, como: el reconocimiento constitucional del derecho a cuidar y ser cuidado, garantizar que el Sistema tenga un presupuesto específico y suficiente para operar, especificar los mecanismos de coordinación interinstitucional que se utilizarán, definir las medidas de seguridad social que se implementarán para dignificar las labores de cuidado, y determinar las acciones en materia de perspectiva de género que se emprenderán para generar un cambio cultural que combata los roles y por tanto, las brechas por razón de género existentes.

Impulsar el Sistema Nacional de Cuidados sin considerar todos los elementos necesarios para su operación puede resultar problemático. Por ejemplo, las iniciativas para reconocer el derecho al cuidado (con modificaciones y adiciones propuestas a los artículos 4° y 73° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y a los artículos 5°, 6°, 17° Bis, 17° Ter, 49°, 51° y 60° de la Ley General de Desarrollo), y para impulsar la expedición de la Ley General del Sistema Nacional de Cuidados se han turnado al Senado y siguen pendientes de aprobación. Además, estas iniciativas no contemplan una asignación presupuestaria progresiva que haga posible la cobertura universal de servicios de cuidado de calidad, ni la provisión de seguridad social para todas las personas cuidadoras.

Las tres candidaturas coinciden en la importancia de otorgar becas a las niñas, niños y adolescentes desde preescolar hasta educación media superior para que no tengan la necesidad de abandonar sus estudios por razones económicas. Al respecto, es importante considerar que estas “deben de acompañarse de otros tipos de programas que reduzcan la brecha educativa existente, sobre todo, mejorar la infraestructura de las escuelas y la calidad de su enseñanza, (…) además de atender a los estudiantes con mayores rezagos educativos“. 1 Igualmente, conviene asegurar que las transferencias económicas se encuentren debidamente focalizadas para generar un mayor impacto en quienes más apoyo requieren y que se garantice la implementación de mecanismos de evaluación a los impactos que se van alcanzando, de manera que se cuente con elementos suficientes para realizar una mejora continua al diseño y operación de los distintos programas de becas que se prevén.

Finalmente, otros compromisos que impactan a la niñez y adolescencia que se posicionaron durante los debates fueron la mejora a la infraestructura de las escuelas públicas y el fortalecimiento del sistema de salud pública, universalizando la prestación de servicios de salud, dando atención oportuna, mejorando las condiciones laborales del personal de salud, promoviendo la vacunación y ampliando la infraestructura en salud, incluida la que permita una provisión garantizada de medicamentos.

Así, reconociendo la voluntad política para impulsar políticas públicas que contribuyan a garantizar los derechos de la niñez y la adolescencia de las personas candidatas a la Presidencia de México, desde Save the Children les hacemos un llamado para fortalecer la visión integral de protección de derechos, reforzando otros ejes hoy ausentes o muy débiles en sus propuestas como la violencia, la participación, la seguridad jurídica, entre otros. Asimismo, a que fortalezcan  sus planteamientos de forma que sea posible identificar cómo se les dará viabilidad y suficiencia presupuestal, la forma en la que se articularán los esfuerzos y se cumplirán las atribuciones y responsabilidades gubernamentales, y la determinación de los alcances reales que podrán tener las propuestas, con la finalidad de consolidar el proyecto de nación que emprenderán garantizando que destinarán todos los recursos y esfuerzos posibles a que cada niña, niño y adolescente cuente con oportunidades para desarrollarse plenamente. Las brechas de desigualdad no van a dejar de estar presentes en nuestra sociedad hasta que se atienda integralmente a la población desde sus primeros años.

Salgamos a votar este 2 de junio y comprometámonos desde nuestras distintas trincheras con las niñas y los niños, para construir en conjunto las condiciones que permitan que crezcan libres, felices y seguros.

* Aurora Carrillo es Oficial de Incidencia Política en Save the Children (@SaveChildrenMx), organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo. Ayuda a los niños y niñas a lograr una infancia saludable y segura. En México, trabaja desde 1973 con programas de salud y nutrición, educación, protección infantil y defensa de los derechos de la niñez y adolescencia, en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.

 

1 Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) (2022). Las becas educativas del gobierno federal, ¿promueven la movilidad social?