Contaminación industrial enferma a pobladores de la cuenca del alto Atoyac
Más de 20 años después de las primeras denuncias, la contaminación industrial es reconocida como la causa de las enfermedades que han desarrollado pobladores de la cuenca del alto Atoyac, entre Tlaxcala y Puebla.
En abril pasado, el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) realizó una serie de webinarios en los que expuso la leucemia y las enfermedades renales crónicas como los principales padecimientos se han derivado de la actividad industrial. Mismos que se detallan en su primer “Informe Estratégico Cuenca del Alto Atoyac” enfocado en el tema de salud.
El instituto ya había nombrado esta zona como una Región de Emergencia Sanitaria y Ambiental (REA) en 2021, conocida como “infierno ambiental”, debido a los altos índices de contaminación en el agua. Que se demuestre el impacto industrial en el medio ambiente no es nuevo, pero que instituciones nacionales reconozcan su relación con las enfermedades sí.
“Que hoy, al 2024, tengamos una aceptación por parte del Estado, incluso un documento oficial que emite Conahcyt, a través del primer informe estratégico, se debe al trabajo que hemos hecho desde las comunidades”, expresó Alejandra Méndez Serrano, directora del Centro Fray Julián Garcés.
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El Centro Fray se dedica a la defensa de los derechos humanos en el estado de Tlaxcala. En 2017, tras una denuncia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), logró que se emitiera una recomendación por la contaminación de los ríos Atoyac, Xochiac y sus afluentes.
Durante esos mismos años analizaron información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que les permitió identificar algunas cifras relacionadas con los problemas de salud ambiental, como que del 2002 al 2016 murió una persona cada cuatro horas por enfermedades relacionadas con cáncer, insuficiencia renal y abortos espontáneos. Para 2019 el tiempo se había reducido a dos horas y media.
Sin embargo, los señalamientos fueron negados por las autoridades.
“Un doctor que era secretario de Salud (estatal) nos dijo que (las enfermedades) no se debían a la contaminación industrial, que era porque ‘los papás no cuidan bien a sus hijos’, que ‘los niños no se alimentan bien’, que ‘se casan entre primos’”, recordó la directora Méndez sobre una reunión en 2012.
Enfermedades en jóvenes
Arsénico, malatión, glufosinato, glifosato y picloram son algunos de los agentes tóxicos a los que está expuesta más del 50 % de la población joven de la cuenca del alto Atoyac, de acuerdo con el informe estratégico de Conahcyt.
Se trata de un estudio epidemiológico ambiental enfocado a leucemias agudas y enfermedades renales crónicas, identificados como los principales padecimientos por la exposición a tóxicos.
En el caso de la leucemia, un tipo de cáncer en la sangre, se encontró que los municipios de Tlaxcala al sur de la cuenca presentan una relación entre las tasas elevadas de muertes por leucemias agudas y los altos niveles de metales encontrados en el río. La mayor prevalencia se halla entre los menores de 19 años. El 58 % de estas leucemias son de alto riesgo.
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Mientras que en las enfermedades renales se encontró que, aunque no existen síntomas aparentes, el 19 % de los participantes del estudio presentó un grado de disfunción renal, mayormente en la población joven que ronda los 13 años. Esto debido a la exposición de tóxicos en la cuenca del alto Atoyac, mayoritariamente en los municipios del oriente como Miguel Hidalgo, Mazatecochco de José María Morelos, San Francisco Tetlanohcan, Teolocholco, Papalotla de Xicohténcatl y Tenancingo.
“En cuanto a la situación medio ambiental, es crítica. La contaminación sigue aumentando. Estamos hablando de registrar niveles de contaminantes elevados, tanto en el aire, en el agua, el suelo, en los distintos compartimentos ambientales”, señaló Gabriela Pérez-Castresana, investigadora de la Universidad Iberoamericana Puebla, durante su presentación en los webinarios de abril pasado.
El informe estratégico de Conahcyt incluye un repaso histórico por todas las industrias de la cuenca. Se menciona la instalación de Volkswagen en 1965, la creación del Complejo Petroquímico Independencia en 1969 y la llegada de la empresa Audi en 2016.
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Respecto al acceso a la información de estos estudios, la directora del Centro Fray Julián Garcés señaló que aún es necesario que las instituciones del Estado evidencien la relación entre las enfermedades y los contaminantes que emiten las industrias.
“Para nadie en la región es desconocido el problema de las enfermedades, sin embargo, no hay mucha información difundida por parte de las autoridades para decir que esto se debe a la contaminación industrial. Incluso ha habido una negligencia, una colusión, por parte de las autoridades para esconder esta problemática”, señaló la directora.
Un programa y el derecho a la salud
Tras más de 20 años de divulgación y denuncia, las autoridades comienzan a plantear soluciones. El año pasado se aprobó una política pública que incluye establecer una perspectiva de toxicología clínica. Esto representa que, cuando las personas de la cuenca del alto Atoyac acudan a revisiones médicas por enfermedades que se repiten en la región, los médicos reporten los casos y se realice un estudio de la zona.
“Que no se traten como casos aislados”, puntualizó la directora del Centro Fray Julián Garcés.
La política pública derivó en el Plan General de Atención a la Salud en la Región de Emergencia Sanitaria Ambiental de la Cuenca del Alto Atoyac que se implementa desde octubre pasado.
El Plan contempla capacitaciones para el personal de salud y la contratación de médicos especializados; atención integral a personas enfermas dentro y fuera del estado, y levantamientos de información para ubicar personas enfermas o con indicios. Aunque la implementación es reciente, la política se ha trabajado desde el 2019 cuando se realizó la Caravana Toxitour México, integrada por observadores, especialistas y colectivos, interesados en identificar las afectaciones en los llamados “infiernos ambientales”.
En el caso del Atoyac, participaron el Centro Fray Julián Garcés, la investigadora Gabriela Pérez-Castresana y la doctora Regina Montero Montoya del Instituto de Biomédicas, quienes dialogaron durante meses con la Secretaría de Salud y el Conahcyt para la elaboración de dicho plan.
Aunque, de acuerdo con la directora del Centro Fray, lo que sigue pendiente es accionar directamente a las fuentes de los contaminantes: las industrias.
“Lo que ya podemos demostrar es que estas enfermedades y estos riesgos de la población se deben a los desechos industriales. Entonces lo que esperaríamos es que la Semarnat (Secretaría de Medio Ambientes y Recursos Naturales) asuma la responsabilidad que tiene para hacer un trabajo fuerte de inspección y vigilancia de las industrias. Que realmente puedan imponer sanciones y vigilar el cumplimiento de que estas sustancias tóxicas no se sigan arrojando al ambiente”, concluyó Méndez.
*Esta nota fue publicada originalmente en Causa Natura Media.