¿Cómo salvar de la extinción al rinoceronte blanco si solo quedan dos hembras?
Se llaman Najin y Fatu, son dos hembras de rinoceronte blanco del norte (Ceratotherium simum cottoni) y son las únicas ejemplares que quedan de esta especie. Viven en la reserva natural de Ol Pejeta en Kenia, a salvo de la amenaza de la caza furtiva que se ha llevado a todos los demás individuos de su especie. Hasta hace unas décadas, los rinocerontes blancos del norte campaban libremente por las sabanas y pastizales del centro de África, pero la caza indiscriminada fue reduciendo paulatinamente su población hasta que apenas quedó un puñado de ellos. En la década de los años ’90, hubo un pequeño atisbo de esperanza cuando su población se recuperó un poco, pero resultó un espejismo y ahora tan solo quedan ellas.
En 2018, el último macho de rinoceronte blanco del norte (llamado “Sudán”) falleció dejando a Najin y Fatu como últimas representantes de la especie. Aun así, los investigadores tomaron precauciones y, antes de su muerte, recogieron esperma de Sudán para intentar una reproducción asistida que salvara la especie. No hubo suerte: ninguna de las dos han resultado aptas. La madre Najin, tiene ya 33 años y es demasiado mayor, mientras que la hija Fatu tiene importantes problemas de salud y no podría llevar a cabo un embarazo. Para complicar aún más la situación los espermatozoides recogidos de Sudán tampoco resultaron aptos… lo que nos lleva a un aparente callejón sin salida.
Es lo que los biólogos denominan una “especie funcionalmente extinta”, y su conservación en estos momentos no es posible por métodos tradicionales. Afortunadamente, los tiempos cambian, la ciencia avanza y un grupo de científicos está desarrollando un proyecto innovador, denominado BioRescue, que combina tecnologías de reproducción asistida (ART) y técnicas asociadas con células madre.
Explicado de manera sencilla, el proyecto intentará convertir células de piel del último rinoceronte macho en células pluripotenciales que puedan ser reconvertidas en células fértiles para la reproducción. En definitiva, la investigación se basa en que tanto los óvulos como el esperma de rinoceronte podrían cultivarse en laboratorio, utilizando células de piel congeladas hace ya casi diez años. El proyecto es único y, de tener éxito, sería un logro sin precedentes en mamíferos de gran tamaño.
Para entender mejor el proceso, regresamos a 2018. Cuando Sudán falleció, los científicos tuvieron la precaución de recoger muestras de piel y tejido que conservaron criogenizadas y que ahora son la pieza clave de este complicado proceso. El primer paso es convertir esas células de piel en células pluripotentes inducidas (iPS) utilizando un método de reprogramación episomal. El resultado son células con la capacidad de convertirse en otros tipos de células. Una vez que el equipo ha reconvertido las células de piel en estas células pluripotentes inducidas, el siguiente paso es reprogramarlas para conseguir los ansiados espermatozoides.
Por su parte, los ovocitos provienen de Fatu y, dada su imposibilidad de llevar a cabo un embarazo, los embriones resultantes se implantarán en hembras de rinoceronte blanco del sur, que actuarán como madres sustitutas para dar a luz a la anhelada descendencia de los rinocerontes más raros del mundo.
No sabemos si este proyecto tendrá éxito y tendremos que esperar un par de años para conocer el desenlace. Aun así, será conveniente prestar atención a sus resultados porque podrían ser decisivos para el futuro, no solo del rinoceronte blanco del norte, sino para muchas otras especies amenazadas en nuestro planea.
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Referencias y más información:
Helen Pilcher “There are two northern white rhinos left, both females. Here’s how science hopes to save them from extinction” Science Focus
Página oficial del proyecto BioRescue