Virus dormidos durante miles de años bajo el hielo aún poseen capacidad de infectar

Algunos de los virus aislados de la familia Pandoraviridae | Alempic, Jean-Marie, et al Viruses
Algunos de los virus aislados de la familia Pandoraviridae | Alempic, Jean-Marie, et al Viruses

El “permafrost” es la capa de suelo que se encuentra permanentemente congelado en regiones muy frías del planeta, especialmente en las grandes áreas dentro de los círculos polares, como Alaska, Groenlandia, Noruega o Siberia. No solemos ser conscientes de su importancia a nivel global hasta que descubrimos que una cuarta parte de todo el hemisferio norte se sustenta sobre suelo permafrost. Por supuesto, todos conocemos la gran capacidad de conservación del frío y el hielo, pero siempre resulta sorprendente descubrir cómo el permafrost se comporta como un excelente conservante a lo largo de periodos realmente largos de tiempo. Sabemos que muchos cadáveres de animales (como mamuts, rinocerontes lanudos o lobos gigantes prehistóricos) se han conseguido extraer del permafrost en muy buenas condiciones de conservación, a pesar de tratarse de especies extintas hace mucho tiempo. También contamos con estudios que han descubierto que existen semillas de plantas que, aunque permanecen inactivas y atrapadas en el permafrost, son capaces de germinar y crecer a pesar de haber estado congeladas durante miles y miles de años.

El permafrost reúne las condiciones perfectas para conservar durante largos periodos de tiempo una gran cantidad de materia orgánica que ahora podría aflorar empujado por el incremento acelerado de las temperaturas. El calentamiento global está poniendo en serios aprietos esas vastas extensiones de permafrost y ha llevado a muchos investigadores a preguntarse si el deshielo también dejaría “libres de su prisión” a antiguos virus o bacterias.

En 2014 un equipo de investigadores publicó un estudio presentando el primer virus extraído del permafrost de Siberia. Pertenecía a la familia pithovirus, contaba con unos 30.000 años de edad y lo bautizaron como Pithovirus sibericum. Unos meses más tarde, ya en 2015, ese mismo equipo presentó un segundo virus, denominado Mollivirus sibericum, descubierto también en Siberia y con una edad similar al primero. Sin embargo, los años pasaron y no se publicaron estudios adicionales ni aparecieron más virus extintos en el permafrost lo que llevó a mucha gente a considerar (erróneamente) que este tipo de microbios congelados son sucesos excepcionales y que no representan una amenaza seria para la salud pública.

Pero ahora, hace solo unos días, un equipo internacional de climatólogos ha publicado un nuevo artículo, demostrando que el peligro es real y que hay una amplia diversidad de “virus antiguos que han permanecido inactivos durante decenas de miles de años en el permafrost y que cuentan con capacidad para infectar a una especie actual”. El problema es real y los hallazgos apuntan a un escenario cada vez más posible: a medida que el planeta se calienta y el permafrost se derrite, existe la posibilidad de que surjan virus que sean capaces de infectar a los humanos.

Diferentes virus aislados de la familia Pandoraviridae procedentes del permafrost en Siberia | Alempic, Jean-Marie, et al Viruses
Diferentes virus aislados de la familia Pandoraviridae procedentes del permafrost en Siberia | Alempic, Jean-Marie, et al Viruses

Por razones de seguridad este nuevo estudio científico solo ha trabajado con los denominados “virus gigantes” y se ha centrado en virus que solo tienen capacidad para infectar a amebas, no a otras especies animales y, por supuesto, no a seres humanos. Se han “despertado” hasta 13 clases diferentes de virus, extraídas del permafrost siberiano (procedentes de zonas heladas cerca del río Lena y de la península de Kamchatka) y se han datado mediante radiocarbono para descubrir que los virus tenían entre 27.000 y 48.500 años.

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Las conclusiones del estudio son claras: los 13 virus, a pesar de haber permanecido inactivos durante decenas de miles de años en el permafrost, fueron capaces de infectar a las amebas modernas tras despertar. Los investigadores advierten que sus hallazgos apuntan a un problema cada vez mayor y, si tenemos en cuenta que las regiones árticasse están calentando cuatro veces más rápido que el resto del planeta, el peligro de que surjan virus que sean capaces de infectar a humanos es real.

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Referencias científicas y más información:

Alempic, Jean-Marie, et al. «An Update on Eukaryotic Viruses Revived from Ancient Permafrost». Viruses, 2023, DOI:10.3390/v15020564.

Bob Yirka “Ancient dormant viruses found in permafrost, once revived, can infect amoeba” Phys.org