El suelo bajo Siberia arde incluso a 60 grados bajo cero

Depósito de turba ardiendo a las afueras de Oymyakon a -60 °C | Semyon Sivtsev
Depósito de turba ardiendo a las afueras de Oymyakon a -60 °C | Semyon Sivtsev, Twitter The Siberian Times

Las inmensas estepas siberianas albergan algunos de los lugares más fríos del planeta. Esta vasta región de Rusia posee un clima subpolar extremo con inviernos especialmente duros que habitualmente rondan los 60 grados bajo cero. El pueblo de Oymyakon, por ejemplo, aún ostenta el récord de la temperatura más baja jamás registrada en un lugar habitado, con -71,2 ºC. Gran parte del suelo siberiano se encuentra permanentemente congelado formando el denominado permafrost.

Aun así, y a pesar de las bajas temperaturas, la gélida superficie siberiana cobija una extensa capa de turba, compuesta por gran cantidad de material vegetal en descomposición a la espera de la chispa que provoque un insólito incendio subterráneo.

Se les conoce como incendios hibernantes o incluso “incendios zombie” y se han convertido en un serio problema para el medio ambiente. Encerrados en su cápsula subterránea, los fuegos se alimentan de la abundante turba presente en las capas inferiores y pueden durar años. “En los pastizales cerca de la aldea de Khara Tumul, no muy lejos de Oymyakon se pueden encontrar incendios zombie que han estado ardiendo durante años en el área de Mundullakh”, explica el fotógrafo local Semyon Sivtsev a The Siberian Times. Uno de ellos estuvo ardiendo durante al menos tres años hasta que se extinguió finalmente por el deshielo y las lluvias.

Y este es uno de los factores que está complicando el problema de los incendios subterráneos. El calentamiento global está afectando negativamente estas regiones árticas y la escasez de lluvias ha agravado la situación. En Natureseñalan que los incendios siberianos están liberando niveles récord de dióxido de carbono en parte porque “están ardiendo turberas antiguas que hasta ahora habían sido importantes sumideros de carbono”.

Incendio en la región de Novosibirsk en el sur de Siberia este año 2021 en el que se han registrado cantidades récord de dióxido de carbono | Imagen Kirill Kukhmar / TASS / Getty
Incendio en la región de Novosibirsk en el sur de Siberia este año 2021 en el que se han registrado cantidades récord de dióxido de carbono | Imagen Kirill Kukhmar / TASS / Getty

Los datos son preocupantes. A finales de otoño de este año 2021 las llamas en Siberia habían emitido 244 megatoneladas de dióxido de carbono, un 35% más que en 2020… un año que también había batido récords. Los fríos suelos de la tundra siberiana resultan perfectos para acumular carbono en esas turberas a medida que las plantas anegadas se descomponían lentamente. Durante cientos o incluso miles de años, las turberas han capturado una inmensa cantidad de carbono bajo tierra convirtiéndose en los ecosistemas más densos en carbono de todo el planeta. Casi la mitad del carbono almacenado en turbas de todo el mundo se encuentra entre los 60 y 70 grados de latitud a lo largo del Círculo Polar Ártico.

Hace unos meses, un equipo internacional de geólogos pertenecientes a diferentes Universidades e Instituciones de Suecia, Canadá, Estados Unidos o Reino Unido, publicó un importante estudio en PNAS advirtiendo que existen aproximadamente cuatro millones de kilómetros cuadrados de turberas en esas latitudes, mucho más de lo que se pensaba. Almacenan carbono a poca profundidad por lo que son muy vulnerables al deshielo y a las sequías. El clima ha cambiado notablemente las condiciones de estos almacenes subterráneos y están pasando de ser aliados que capturan y retienen carbono, a convertirse en grandes emisores de gases de efecto invernadero.

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Referencias científicas y más información:

Anna Liesowska “Zombie fires burn at -60C outside Oymyakon, the world’s coldest permanently inhabited place” The Siberian Times

Witze, Alexandra “The Arctic Is Burning like Never before — and That’s Bad News for Climate Change”. Nature, vol. 585, 2020, DOI:10.1038/d41586-020-02568-y.

Hugelius, Gustaf, et al. “Large Stocks of Peatland Carbon and Nitrogen Are Vulnerable to Permafrost Thaw”. Proceedings of the National Academy of Sciences, 2020 DOI:10.1073/pnas.1916387117.