Canelo Álvarez y Óscar de la Hoya: del amor al odio entre dinero, demandas y egos

Canelo Álvarez cruzó ataques verbales con Óscar de la Hoya, previo a su pelea con Jaime Munguía. (Cris Esqueda/Golden Boy/Getty Images)
Canelo Álvarez cruzó ataques verbales con Óscar de la Hoya, previo a su pelea con Jaime Munguía. (Cris Esqueda/Golden Boy/Getty Images)

Saúl Canelo Álvarez labró una fama prematura en México. Desde sus 17 años (debutó a los 15), ya se adivinaba en él a una estrella del futuro. Las principales cadenas televisivas del país le dieron promoción total. Primero TV Azteca y luego Televisa. De a poco, su nombre iba ganando adeptos, aunque también detractores. Hoy, con 33 años, no ha logrado curar la polarización que despierta. Su combate del sábado, en la T-Mobile Arena de Las Vegas, contra Jaime Munguía es una prueba más.

La previa lo ha sacado de sus casillas por un motivo muy simple: no soporta a Óscar de la Hoya, dueño mayoritario de Golden Boy, empresa en la que Álvarez peleó hasta 2020. Ahora De la Hoya, leyenda como boxeador, forma parte de la representación de Munguía. Se ha encargado de calentar la pelea de manera especial. Sabía hacerlo cuando él era púgil y sabe hacerlo hoy como ejecutivo. Él promovió la carrera de Canelo por una década. Todo se rompió cuando en 2020 Álvarez demandó a Golden Boy y DAZN (transmisora de los eventos) por incumplimiento de contrato y fraude.

En una entrevista de 2021 con Graham Bensinger, Álvarez expuso que Golden Boy no cumplió con el contrato. Tenían un acuerdo, hecho en 2018, que obligaba al tapatío a hacer once peleas, en cinco años, a cambio de 365 millones de dólares —la cifra más alta en la historia para un boxeador—. Pero ese pacto no se cumplió, porque Canelo sostiene que había peleas, como ante Gennady Golovkin, que debían negociarse aparte, al margen del contrato, para así tener un mayor ingreso. Y, en su versión, Golden Boy no cumplió con ese apartado y querían hacerlo pelear únicamente dándole el dinero estipulado en el contrato.

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"Siempre he sido leal. De la Hoya no es Golden Boy. Él no hace nada: se preocupa por tomar (alcohol). Las decisiones las toman otras personas. Cuando se fue Richard Schaefer (2014) a PBC, se llevó a muchos boxeadores. A mí también me quiso llevar. Me quedé porque soy leal, pero después entendí por qué se fueron. En Golden Boy sólo ven su beneficio, no de los peleadores", dijo entonces. Finalmente, Álvarez fue liberado de su contrato y quedó como agente libre, estatus que ha manejado desde 2020 hasta la fecha.

De la Hoya tiene su versión del rompimiento: en alguna ocasión, sugirió que Álvarez debía llevar su carrera con un tutor diferente a Eddy Reynoso. "Un día, un reportero me preguntó si Canelo necesitaba otro entrenador y respondí que ‘tal vez’. Yo tuve siete diferentes en mi carrera. Sugerí que Eddy Reynoso podría necesitar ayuda y de pronto me tacharon de hipócrita, de desleal, así empezó todo. ¿Quién carajos es el desleal aquí? El que brinca de promotor en promotor, de contrato en contrato con televisoras. Creo que queda claro quién es el malagradecido. Jamás recibí un ‘gracias’", señaló el expeleador a Fight Hype.

Entre todo el caos, Jaime Munguía ha quedado a la deriva. La conferencia de prensa en la que Álvarez y de la Hoya cruzaron insultos dejó en segundo plano al retador, que se ha manejado con un perfil muy bajo. Buscará la gloria el próximo sábado en la pelea más compleja y relevante de su carrera. Todo el lío entre su rival y su promotor pasará al olvido cuando esa campana suene. El camino compartido por Canelo yG olden Boy fue exitoso, pero terminó de la peor forma. Ambos de acusan de deslealtad y dicen tener la razón. Lo cierto, para los dos, es que ninguno estaría donde está sin el otro. Y que Canelo estará pensando en dos rivales de aquí al sábado.

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