Cabrera creció esta noche. A pesar de la derrota, los Marlins ven con ilusión la faena de su joven lanzador

El regreso de Luis Arráez, la presencia de Manny Machdo, los poderosos Padres. Todo parecía listo para que fuera una gran noche de San Diego, sin embargo, la verdadera historia estuvo en el brazo de Edward Cabrera, quien lanzó un juego tal y como hace rato los Marlins vienen esperando.

A pesar de todo, el dominicano no pudo llevarse la victoria, porque el bullpen de Miami volvió a trabajar de manera horrenda por segunda jornada consecutiva para que San Diego se impusiera el sábado 5-2 delante de 12,721 aficionados en el loanDepot park.

Si el viernes los relevistas permitieron siete careras en la décima entrada ante los Rojos, en esta ocasión fueron culpables de seis carreras en tres episodios y quizá fue justicia poética que el ex cerrador de los peces, Tanner Scott, colgara el último cero.

“Cabrera lanzó en gran forma’‘, expresó el manager Skip Schumaker. “Teníamos un bullpen limitado, pero creo que Cabrera creció esta noche. Incluso, con un bullpen sin problemas, es el momento para que él crezca. Estoy muy contento con la manera en que atacó a los bateadores. Si lo haces contra un equipo tan bueno como los Padres, lo puedes hacer con cualquiera’‘.

Durante siete entradas, Cabrera contuvo a los visitantes y se encaminaba hacia un triunfo antes de que el relevo fallara entre la octava y la novena entradas para quitarle la victoria y enviar el choque a extra innings, haciendo más amarga la derrota.

Los Padres llegaron envalentonados con una racha de cuatro victorias tras haber barrido a los Piratas y con seis triunfos en sus siete últimos juegos, pero Edwards los amarró bien corto, desplegando ese talento que todos advierten, pero que no siempre puede desplegar.

San Diego, que se había colocado a tres juegos de los Dodgers, pensó quizá que podía pasar por encima de Miami sin esperar que Cabrera iba a trabajar tan largo como siete entradas sin permitir anotaciones y con apenas tres imparables a su cuenta.

Para Cabrera se trató de un tremendo paso adelante, pues al comenzar este encuentro mostraba foja de 2-3 con un cuestionable promedio de carreras limpias de 5.96, aunque los Marlins siguen depositando su fe en el potente lanzador quisqueyano.

“Yo no quería salir, quería terminar’‘, apuntó Cabrera acerca del momento en el sëptimo en que Schumaker fue a verlo al box a punto de colgar el cero. “Lo convencí de que me dejara sacar ese out final. Creo que sí puedo ser ese lanzador que el equipo quiere, sobre todo en estos momentos’‘.

Los peces esperan que Cabrera esté pasando página, porque a su tremenda faena ante los Padres se suma la pasada del 4 de agosto en Atlanta, cuando lanzó cinco episodios en blanco con apenas tres sencillos y ocho ponches ante otra buena alineación.

Cabrera no contó con mucho apoyo ofensivo, pero de la manera en que se comportó en el montículo bastaron un par de cuadrangulares consecuivos de Jake Burger y Jonah Bride en la cuarta que se combinaron para la sexta dupla de bambinazos seguidos en la temporada de los Marlins.

Peo con Cabrera fuera de acción, los Padres marcaron su primera carrera en la octava con un doble de Machado y luego empataron el juego con un palo de vuelta entera de Jackson Merrill en la novena ante los envíos del relevista George Soriano.

La debacle vendría en la décima ante los envíos del desconocido Brett De Geus, quien el lunes fue reclamado de waivers -donde lo habían colocado los Marineros- y llamado de Triple A, pero a quien no se le augura mucho tiempo por estos lares.