El misterio del Bosque Torcido de Gryfino, un secreto que los científicos no resuelven

Existe un bosque en Polonia donde los pinos no crecen rectos, sino con una curvatura a la altura del suelo que nadie logra explicar.

El Bosque Torcido de Gryfino consta de 400 pinos, todos ellos con una particular curvatura inexplicable para los científicos. Foto: Getty Creative.
El Bosque Torcido de Gryfino consta de 400 pinos, todos ellos con una particular curvatura inexplicable para los científicos. Foto: Getty Creative.

Hay pocos lugares con tantísimo misticismo y magnetismo y la lista de calificativos sería inmensa en caso de continuar como el Bosque Torcido de la ciudad de Gryfino, localizado en el noroeste de Polonia, en la provincia de Pomerania Occidental. Es de esos puntos en el mapa que todo el mundo debería visitar, aunque solo sea una vez en la vida, si la facultad de viajar y trasladarse de un sitio a otro fuera tan simple como desearlo muy fuerte y entonces “chas”, el sueño se convierte en camino. El Bosque Torcido de Gryfino es único en su especie, nada se le compara y no hay ninguno equivalente en todo el planeta. Lo más curioso de este espacio natural, aparte de los imponentes árboles que lo habitan, es que los científicos son incapaces de explicar a ciencia cierta la razón detrás de su existencia.

Parece salido de un cuento de hadas. O de una novela de J. R. R. Tolkien. Ahí donde residen los ‘hobbits’ o los elfos, por ejemplo. Es sencillamente impresionante y así lo describen quienes han tenido la fortuna de perderse dentro de sus límites. Pero ¿qué tiene de especial este bosque alejado de todo, solitario como está, aunque cada vez más colmado de turistas que llegan a recorrer sus confines azuzados por el imperativo de los “deberías visitar”? La caprichosa forma en la que crecen sus pinos, árboles a los que se les presupone un tronco recto desde la base hasta casi rozar las nubes. No es el caso de estos misteriosos moradores, todos ellos con una curva de aproximadamente 90 grados con dirección al norte situada cerca de la raíz, rozando el suelo, que los hace crecer torcidos para luego volver a enderezarse en su elevación natural.

El Bosque Torcido de Gryfino, que, en polaco, toma el nombre de ‘Krzywy’, consta de unos 400 pinos, plantados allá por el año 1930, dígito arriba, dígito abajo, cuando Pomerania Occidental pertenecía a Polonia y no a la Alemania nazi tras la invasión del país en 1939 (recuerden este dato). La arboleda abarca apenas 64.750 metros cuadrados de extensión y ahí se apiñan sus especies contorneadas en sí mismas, como si bailaran al ritmo de una danza psicodélica, de una perfección deformada tan inverosímil que intimida.

Las hipótesis sobre qué provoca esta desviación extraña en los troncos, que no influye de ninguna manera en el desarrollo titánico de hasta 15 metros de altura de los árboles, son múltiples, algunas sustentadas en las más bellas leyendas, como no podía ser de otra forma. La lógica humana se estanca en los mitos cuando se encuentra de frente con algo que no puede explicar. La teoría, quizá, más asentada, defiende que su forma curvada se debe al uso de alguna técnica humana justo después de su plantación. Al parecer, un grupo de agricultores locales manipularon los troncos, tallos incipientes en ese momento, con (quizá) poleas y cuerdas para darles esa forma de meandro y luego vender la madera. Esto con el objetivo de que los ebanistas de la región pudieran fabricar muebles exclusivos una vez se procediera a la tala de los árboles. El estallido de la Segunda Guerra Mundial, con el consecuente bombardeo y devastación de la ciudad por parte de las tropas del genocida Hitler, dio al traste con el proyecto. Los pinos continuaron su desarrollo “normal” tomando la forma que los agricultores reconvertidos en dioses quisieron obligarles a adoptar.

No hay ningún lugar del mundo donde los pinos crezcan como en Gryfino, Polonia. Foto: Getty Creative.
No hay ningún lugar del mundo donde los pinos crezcan como en Gryfino, Polonia. Foto: Getty Creative.

Sin embargo, por más que se haya especulado sobre esta posibilidad, nadie logra entender qué técnicas exactas se emplearon para lograr este efecto que se repite en todos y cada uno de los pinos del Bosque de Gryfino. Tampoco hay constancia de documentos ni testigos (hijos o nietos de personas que vivieron durante la época) que confirmen que así se sucedieron los hechos que se narran. Los investigadores no se decantan por confirmar esta versión que podría ser cierta de la misma manera que podría no serlo.

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También se habla de una deformación producida por el hongo Melampsora Pinitorqua, que afecta a los pinos y provoca malformaciones de crecimiento en los brotes jóvenes, así como lesiones anaranjadas con esporas que no se perciben en los enigmáticos árboles que nos ocupan. El problema de esta hipótesis es que, por lo general, la presencia de este hongo en las especies no provoca curvaturas tan sumamente pronunciadas y tan sumamente poco erráticas. Los expertos siguen tratando de desvelar el fenómeno sin mucha suerte y sí muchas incógnitas. A la espera de que el misterio del Bosque Torcido de Gryfino se resuelva (o no), podemos seguir imaginando mil razones por las que estos pinos quisieron ser contorsionistas antes que árboles del común.

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