Suplementos naturales, también tienen riesgos
A todos nos ha ocurrido alguna vez. Queremos curarnos o acelerar un proceso físico y nos tomamos el suplemento natural que nos recomendó el primo Juanito diciendo que le había funcionado de maravilla. Nuestro sentido común se relaja con el recurso del prejuicio: si es "natural", no puede hacerme daño. Y pasa que después de consumir el tecito o la pastilla, el problema no se ha ido, sino que se ha complicado.
Los remedios naturistas (tés, suplementos, hierbas, pastillas, aceites, gotas) también actúan como medicinas, aunque su origen, producción y consumo sean distintos. Como no se venden con receta, mucha gente los compra y los consume irreflexivamente. Por eso, antes de comprar cualquier producto hay que informarse sobre la calidad y los efectos secundarios que pueda provocar.
Ojo con la combinación. La medicina natural puede provocar alguna reacción insospechada si se mezcla con otro tipo de tratamiento. Siempre hay que consultar al médico para saber si el suplemento o el té que estamos tomando no interfiere con las pastillas que nos recetó. Por más inocuo que parezca el tratamiento, consulta a tu médico. Basta con llamarle por teléfono y hacerle un par de preguntas. Si te valora como paciente, te responderá sin reparos e incluso te dará asesoría.
Las cosas de quien vienen. Antes de acceder a tomar un medicamento naturista, ten en cuenta quién te lo está recomendando y por qué. No se trata de desconfiar de la prima o de la comadre, sino de revisar si sus condiciones de salud, sus hábitos y sus necesidades son las mismas que las tuyas. De ello también dependerá la efectividad del tratamiento.
Conocimiento adulterado. Desafortunadamente, pocas regiones han conservado y sistematizado los conocimientos de la herbolaria o la medicina tradicional. Lo que ha ocurrido es una adulteración del conocimiento y la producción de remedios, en los que se suele sustituir una hierba por otra o incluir sustancias que contienen metales pesados, como mercurio o arsénico. En algunos casos, su ingesta pueden derivar en intoxicaciones, envenenamiento, arritmias, diarreas, deshidratación o daño hepático. Antes de confiar en cualquier producto hay que pedir referencias.
Regulaciones. Aunque se vendan empacados en una farmacia, muchos remedios naturales no han pasado por ningún tipo de regulación o certificación, de manera que no se tiene ninguna referencia de higiene, calidad o seguridad. Eso no quiere decir que haya que descartarlos, solo que uno tiene que hacer un trabajo extra: preguntar e informarse para evitar sorpresas y daños a la salud. Lo mejor es consultar distintas fuentes. No basta con buscarlo en internet, también hay que verificar si las agencias o instituciones al servicio del consumidor tienen algún registro o denuncia. En cada país hay un organismo que regula la producción de hierbas, medicinas, tés y suplementos. Generalmente hace comunicados en los centros de salud, o bien, otorga una licencia o un sello que garantiza cierta calidad. Además de revisar la caducidad del producto, fíjate si cuenta con alguna certificación. OJO: eso no garantiza que el producto sea inocuo para ti, solo que cumple con ciertos estándares de calidad o seguridad.
Dosis y duración. Los remedios naturales y suplementos se usan bajo el criterio de quien los consume, a veces siguiendo indicaciones de un amigo o un familiar, que a su vez las recibió del amigo del primo de un doctor. El asunto es que se basan en un conocimiento tradicional y por ende, éste puede variar en dosis y duración. En la era de internet ya nadie puede justificarse diciendo: "es que yo no sabía". Antes de implementar o modificar una dosis, antes de alterar la duración del tratamiento hay que informarse, puesto que las reacciones o los efectos secundarios pueden venir meses después. Estas reacciones incluyen desde un brote de acné, pasando por cambios al metabolismo hasta insuficiencia renal o cardiaca.
De venta en internet. Comprar medicinas en internet se ha convertido en un deporte de alto riesgo. Hay que ser cautelosos. En general, las medicinas naturistas que circulan en internet son de baja calidad y no cuentan con regulaciones, licencias o certificaciones de ningún tipo. A veces son muy baratas porque usan sustancias o hierbas que están prohibidas en un país pero que en otro son accesibles. Investiga y pide referencias antes de tomar cualquier decisión.
"100% seguro". Hay que sospechar de cualquier medicina naturista que se promocione con leyendas como: "100% seguro", "es seguro porque es natural", "no tiene efectos secundarios", "no interfiere con otros tratamientos". Tal cosa no existe, toda sustancia, natural o de laboratorio, puede tener efectos secundarios. Un buen medicamento (incluso un buen yerbero) no ocultará esa información al consumidor.
Grupos de riesgo. Muchos productos naturistas no contienen advertencias para ciertos grupos de riesgo: mujeres embarazadas o en lactancia, niños, adultos mayores, insuficiencia renal o cardiaca, problemas de tiroides o colesterol, etc. Por regla general, cualquier persona con algun mal hepático o renal, así como dentro de un grupo de riesgo, debe consultar al médico antes de tomar cualquier medicina o suplemento natural.
Pre y post cirugía. Antes y después de una cirugía o un tratamiento delicado, hay que ser cautelosos con los medicamentos naturistas e informar al médico ya que algunos suplementos pueden interferir con la coagulación y la anestesia.
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