El mejor primer bate y una leyenda de Grandes Ligas. Luto en el béisbol tras la muerte de Rickey Henderson
El béisbol se vistió de luto con la muerte de Rickey Henderson por una complicación de neumonía en un hospital de Oakland. Tenía 65 años.
Su estilo fue único. Verlo jugar en el terreno en su etapa de esplendor era un espectáculo.
El mejor primer bate de todos los tiempos, uno de los peloteros más completos de Grandes Ligas, el rey de las bases robadas (1,406) y de las carreras anotadas (2,295).
Henderson mantiene el segundo mejor promedio en la combinación de poder con velocidad con 490.4 al agregar a sus estafas un total de 297 jonrones, 1,115 impulsadas y embasamiento de .401.
Otra de sus marcas son los 81 cuadrangulares que conectó abriendo partidos. Como jugador fue sinónimo de excelencia.
Además de ser líder en estafas y anotadas, es el segundo en pasaportes con 2,190, sumó 3,055 imparables (#27), con un total de bases de 4,588 (#46), con 5,343 en tiempo en bases (#4) y un War Jugador de 111.1 (19).
A la defensa es el segundo jardinero izquierdo con más outs realizados (5,215) y el número 19 en asistencias (124). Fue ganador de un premio Guante de Oro.
Este sensacional pelotero lideró en bases robadas en doce temporadas sumando más de 100 en tres de ellas. También lo hizo en anotadas 14 veces pasando las 100 en cinco ocasiones.
Sus 1,406 estafas superan por 468 al jugador que se encuentra en segundo puesto en este renglón ofensivo, Lou Brock (938).
Entre 1980 y 1989, Henderson acumuló 838 robos guiando en ocho de esas nueve temporadas. En la única que no lo hizo fue por una lesión sufrida en 1987.
El que le siguió en dicha etapa fue Tim Raines (583). Durante su carrera robó cinco bases en un juego el 29 de julio de 1989 con el uniforme de los Atléticos de Oakland en una jornada donde anotó cuatro sin pegar imparables (recibió cuatro boletos) ante los Marineros de Seattle.
Se estafó otras cuatro en un partido en 19 ocasiones y tres en 71 juegos. En 1998, lideró en robadas con 66 y en anotadas con 118 para implantar un récord en una temporada por un jugador de 39 años o más.
Entre 1999 y 2003 después de haber cumplido 40 años, Henderson compiló 145 estafas para superar las 90 que acumuló Cap Anson. Anotar carreras es uno de los aspectos más importantes en las aspiraciones de triunfo de un equipo.
Y el récord de 2,295 de Rickey lo ubica como el mejor en este renglón al superar el anterior que estaba en poder de Ty Cobb (2,245). Barry Bonds tiene la marca de boletos de todos los tiempos, con 2,558.
Esta cifra incluye 688 intencionales que recibió en una etapa donde los dirigentes preferían transferirlo antes de que diera un jonrón. Pero en boletos no intencionales, Henderson lidera con 2,129 (259 más que Bonds).
En 1989 ganó el premio de Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana al guiar el triunfo de Oakland sobre Toronto en cinco partidos al robar ocho bases, con igual número de anotadas, dos jonrones, un triple, un doble y promedio de .400.
De esas ocho estafas, cuatro fueron en el segundo desafío. En 1990 conquistó el galardón de Jugador Más Valioso de la Americana al terminar con promedio de .325, embasamiento de .439, con 28 jonrones, 65 remolques, 119 anotadas, 65 robos y OPS de 1.016.
Ganó tres premios Bate de Plata, participó en 10 Juegos de Estrellas y fue elegido al Salón de la Fama en el 2009 con un 94.8% de votación.
Rickie Henderson murió físicamente. Pero su nombre pertenece a la inmortalidad en el deporte de las bolas y los strikes.