Un asomo a la educación tras el paso del huracán Otis

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La recuperación y reactivación del sistema educativo en Acapulco y Coyuca de Benítez ha sido dispareja y desarticulada, de acuerdo con hallazgos preliminares de la investigación que conducimos desde el Centro de Excelencia e Innovación para los Derechos y Oportunidades de la Niñez (CEIDON).

La evidencia sugiere que el proceso educativo en la zona afectada tiene un atraso significativo, resultado de crisis humanitarias pasadas, incluyendo el sismo de 2021, huracanes previos y la situación de inseguridad y violencia social. Las afectaciones graves en infraestructura escolar, la pérdida de materiales educativos y la disrupción por inseguridad han tenido un efecto muy negativo en el aprendizaje, dejando a muchos niños sin acceso a la educación durante periodos críticos.

Las escuelas dañadas o destruidas han tardado en reconstruirse o habilitarse en su función plena tras cada emergencia; los centros educativos han perdido terreno ante la inseguridad, por amenazas a la integridad de maestras y maestros, o a una parte de la comunidad estudiantil.

Adicionalmente, la región experimenta otros fenómenos negativos para el cumplimiento al derecho a la educación de niños, niñas y adolescentes. Por ejemplo, Guerrero tiene la tasa de trabajo infantil más alta del país, lo que suma al riesgo de abandono escolar o de dificultad en la propia experiencia escolar, pues el desempeño se limita ante la condición de dividir las energías entre estudiar y trabajar a tan temprana edad; hay altos índices de migración y desplazamiento de familias, lo que propicia que las brechas educativas persistan. Es frecuente una falta de formación y acompañamiento socioemocional al cuerpo docente, que también ha sufrido pérdida de sus casas, patrimonio o vidas de familiares, y se enfrenta a la responsabilidad de acompañar a una población estudiantil con síntomas derivados del trauma repetido. Estos factores han interrumpido la continuidad del aprendizaje, perpetuando un ciclo de desigualdad.

Al respecto de los efectos del trauma, la investigación apunta a que la recuperación socioemocional es imprescindible para asegurar la reactivación auténtica y sustentable de los aprendizajes cognitivos. En ese sentido, hay un importante pendiente en el acceso a servicios de salud socioemocional para niños, niñas, adolescentes y sus cuidadores, incluyendo padres, madres y docentes.

La escuela tiene un papel de espacio seguro y de despliegue de potencial, y por ello no sirve pasar apresurada y precariamente a actividades de corte académico que no van a dar fruto, si no se atiende la recuperación del ánimo y a la armonía de las emociones, a favorecer la expresión, la comunicación en confianza, el autocuidado y la solidaridad de la población escolar.

En resumen, el fenómeno de Otis vino a agravar una dinámica educativa que ya experimentaba una presión inusual. Y los esfuerzos no han sido suficientes aún para asegurar la recuperación.

Pasando la primera fase de atención humanitaria en el último trimestre del 2023 y después del paso del huracán Otis, se implementaron distintas acciones, tanto de gobierno como de organizaciones de sociedad civil, orientadas a la recuperación de escuelas. En general, estuvieron enfocadas a la reparación y reconstrucción de la infraestructura escolar dañada, o a la provisión de suministros educativos, como libros, uniformes y materiales didácticos.

El CEIDON ha documentado, como parte de su estudio en la zona, los resultados de un proyecto apoyado por UNICEF e implementado por Save the Children en México, que incluye la instalación de 17 aulas temporales y de cuatro centros comunitarios de aprendizaje; se concretaron acciones de bienestar y acompañamiento psicosocial en 42 escuelas, llegando a 604 docentes. Junto con Medición Independiente de Aprendizajes (MIA), también se realizaron tutorías a distancia de matemáticas, dedicadas a estudiantes de primaria provenientes de escuelas afectadas por el huracán. Los resultados son sorprendentes: en ocho sesiones telefónicas con normalistas capacitados, más de siete de cada diez niños adquirieron habilidades que los posicionan hasta dos niveles por arriba, en comparación con la medición de inicio del proyecto.

También se ofreció capacitación a maestros en metodologías de enseñanza para situaciones de crisis y en cómo proporcionar apoyo emocional a los estudiantes. Finalmente, se promovieron campañas de sensibilización para la comunidad, enfatizando la importancia del regreso a clases y la consolidación de la educación como pilar fundamental para la recuperación social y el desarrollo sostenible postcrisis. Estas acciones combinadas buscan restablecer los servicios educativos y fortalecer la cohesión social y la resiliencia de las comunidades afectadas.

En el sector público, tanto gobierno federal como estatal, se realizaron labores de reconstrucción de escuelas. Al inicio de la crisis, se contabilizaron cerca de 120,000 estudiantes que no podrían regresar a sus escuelas.

En los ocho meses de intervenciones, el número de niñas y niños que aún no regresan a clases de manera regular se ha reducido considerablemente. Sin embargo, las cifras no son concluyentes, porque algunas escuelas continúan operando parcialmente, garantizando solo 10 horas de clase por semana, menos de la mitad de lo previsto para la escuela pública de nivel básico.

Según las estimaciones que hacemos desde el CEIDON, de los 180 mil estudiantes originalmente afectados por Otis, no han regresado formalmente a clases alrededor de 21,000 niñas, niños y adolescentes en Acapulco y Coyuca de Benítez. Otis hizo evidentes las condiciones de exclusión: se observa una intervención diferenciada en las escuelas cercanas a la costera, la zona hotelera y el centro histórico, con respecto a las que se encuentran a las zonas altas de Acapulco. La brecha entre condiciones de las escuelas es aún más severa entre escuelas federales y estatales.

La politización del tema no contribuye al regreso a clases. Desde el sector público, la organización para el regreso a clases tuvo importantes retrasos y deficiencias; desde otros grupos políticos, el fenómeno experimentado en Acapulco y la respuesta de los gobiernos se utilizó para fines de ataque en el proceso electoral.

Pese a los esfuerzos, que han sido considerables, de los gobiernos federal y estatal, hay multitud de escuelas que aún están inoperantes, o con su capacidad de actividad cotidiana muy disminuida. La ayuda de diversos grupos, incluyendo agencias multilaterales, fundaciones y organizaciones de sociedad civil, ha disminuido considerablemente, dejando a las escuelas y a las comunidades solas enfrentando las secuelas de una verdadera emergencia. En todo este escenario, la niñez es la más olvidada.

Según el análisis de resultados, desde el CEIDON nos parece importante llamar la atención sobre la franca desventaja de niñas, niños y adolescentes de Acapulco y Coyuca de Benítez para su proyecto de vida y el despliegue pleno de su potencial. Es probable que se requiera un esfuerzo significativo por varios meses más para recuperar los niveles de oportunidad mínima para una educación con las características que marca la Constitución. Se requiere un renovado esfuerzo en infraestructura, acompañamiento y formación, un plan estratégico y coordinado para la rehabilitación de escuelas, garantizando que las instalaciones sean seguras y funcionales, y para la reactivación de las comunidades escolares, asegurando que se ha mitigado y se va revirtiendo la fragilidad socioemocional y la pérdida de aprendizajes fundamentales.

Anticipando recomendaciones, es vital explicitar acciones anticipatorias, un plan consensuado y socializado que contribuya a prevenir otra emergencia o crisis en la zona, para que, si se presenta otro fenómeno como Otis, se pueda garantizar que los estudiantes reactivarán su aprendizaje en poco plazo.

Como es común también en el resto del territorio nacional, urge definir alternativas de atención para la salud mental; este evento y sus secuelas muestran la importancia de programas de apoyo psicosocial para apuntalar el manejo de situaciones de trauma asociadas con la emergencia, promoviendo un entorno escolar inclusivo y resiliente.

En agosto próximo el CEIDON presentará la versión completa del estudio, con un llamado a los diversos sectores para aprovechar las lecciones aprendidas y fijar una convocatoria para una alianza funcional de acción anticipatoria. Este un ejemplo concreto de cómo la investigación en derechos de la niñez debe traducirse en diseño de soluciones para magnificar las oportunidades. Les invitamos a conocer más de nuestro trabajo aquí.

* Save the Children (@SaveChildrenMx) es la organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo. Ayuda a los niños y niñas a lograr una infancia saludable y segura. En México, trabaja desde 1973 con programas de salud y nutrición, educación, protección infantil y defensa de los derechos de la niñez y adolescencia, en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.

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