Arabia Saudí quiere ser Europa, pero nunca podrá por su trato a las mujeres

"Creo que Oriente Medio será la nueva Europa. En cinco años, Arabia Saudí será un país completamente diferente. El siguiente renacimiento global en los próximos 30 años será en Oriente Medio". Estas palabras las pronunció Mohamed bin Salmán, el príncipe heredero saudí, en octubre de 2018.

Unas frases grandilocuentes dichas en un auditorio que tenía una característica imposible de ver en un recinto semejante en cualquiera de los países que forman la Unión Europea: la ausencia total y completa de mujeres.

Mohamed bin Salmán, príncipe heredero de Arabia Saudí. (AP Photo/Evelyn Hockstein, Pool)
Mohamed bin Salmán, príncipe heredero de Arabia Saudí. (AP Photo/Evelyn Hockstein, Pool)

El heredero del trono saudí fue aplaudido y jaleado por una multitud de hombres que apoyaba cada una de las palabras que pronunciaba, incluyendo su creencia de que la región, y más concretamente su país, se iba a convertir en la próxima Europa en estos años.

Pero, ¿es posible que Arabia Saudí pueda ser comparable a Europa mientras que invisibiliza a sus mujeres? La respuesta es que no. Si por algo se han caracterizado los países europeos es por la defensa de los derechos y libertades de sus hombres y mujeres. Aunque la igualdad todavía está lejos en materias como el salario, lo cierto es que se han producido avances en las últimas décadas.

Por su parte, Arabia Saudí se erige como uno de los países con más desigualdad de género del mundo. En universidades, bancos o edificios públicos, las mujeres tienen entradas segregadas, mientras que en piscinas o gimnasios existen zonas separadas para ambos sexos, tal y como revela Amnistía Internacional.

Las mujeres saudíes tienen muy pocas libertades. (AP Photo/Hassan Ammar, File)
Las mujeres saudíes tienen muy pocas libertades. (AP Photo/Hassan Ammar, File)

Respecto a la vestimenta, la mayoría de las mujeres tienen que vestir en público una abaya, una prenda en la que todo el cuerpo está cubierto y solo queda a la vista una parte del rostro. Todo por la obligación de no exhibir ninguna parte de su cuerpo y no mostrar su identidad, con la policía religiosa vigilando que se cumplan estas prohibiciones de vestir libremente.

Las mujeres saudíes tampoco pueden elegir pareja ni casarse libremente: necesitan el permiso de su padre o tutor. Se siguen produciendo matrimonios concertados. Las mismas restricciones se producen con los divorcios.

Además, si una mujer decide abandonar el hogar familiar por circunstancias como el maltrato, puede ser denunciada por su guardián. Acabará detenida o recluida en un centro de acogida y solo podrá salir de él con la autorización de su guardián.

Estos son solo algunos ejemplos de lo que supone ser mujer en Arabia Saudí. Y es que el país quizá llegue a parecerse a Europa en riqueza económica, pero está muy lejos del bienestar y las libertades sociales, especialmente en lo que se refiere a las mujeres. Así que, por muchos discursos que dé su príncipe heredero, los derechos de una parte muy importante de la sociedad siguen estando en un segundo plano.

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