AMLO y Dos Bocas, la refinería que puso en ridículo a su subsecretario de Hacienda
Cuando llegó al poder Andrés Manuel López Obrador refrendó su idea de promover la construcción de dos proyectos para el sureste del país: el Tren Maya y la refinería en el puerto Dos Bocas, Tabasco.
La refinería ha sido objeto de diversas observaciones relacionadas con su viabilidad financiera, el impacto ambiental que generará, la gestión de permisos para llevar a cabo la obra y otros.
En días recientes, el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, de gira en Londres, Inglaterra, con inversionistas de ese país, declaró al diario The Financial Times, que Hacienda no autorizará recursos para la construcción de la refinería pues se entregarán a Pemex recursos para inversiones.
El subsecretario Herrera dijo al diario británico que los 2.5 mil millones asignados en 2019 para la construcción de la refinería Dos Bocas se canalizarían para revertir la caída de 15 años de Pemex en la producción.
“No autorizaremos (la construcción) hasta que tengamos una cifra final que no sea muy diferente de los ocho mil millones originales. La inversión planeada de este año en la refinería puede ir a exploración y producción”. (Expansión, 12 de marzo de 2019)
Horas después, el presidente López Obrador, en su conferencia de prensa matutina, corrigió la declaración del subsecretario Herrera, afirmó que la refinería en Dos Bocas sí se va a construir y es probable que se anuncie la licitación el 18 de marzo, en la ceremonia de conmemoración de la expropiación petrolera.
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“Estamos muy bien y se va a construir la refinería, se va a terminar en tres años como se tenía planeado, y va a costar entre 6,000 y 8,000 millones de dólares. No sólo hay presupuesto suficiente, sino que nos va a rendir más. Urge que tengamos capacidad para procesar petróleo crudo, para hacer gasolinas”.
Actualmente Pemex procesa aproximadamente el 30 por ciento de la capacidad total de su sistema nacional de refinación, por lo que el país ha incrementado en los últimos años la importación de derivados del petróleo, en particular gasolinas, para satisfacer la demanda interna.
Según el diario The Financial Times, participante en las reuniones de funcionarios del gobierno mexicano con inversionistas, “muchos inversionistas piensan que el compromiso del presidente López Obrador de detener las lucrativas exportaciones de crudo en tres años y refinar el petróleo en el país para reducir la dependencia del combustible importado de Estados Unidos tiene “poco sentido financiero”.
El pasado 30 de enero el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) publicó una evaluación sobre la viabilidad de la construcción de la refinería de Dos Bocas, y concluyó que, como esta planteada, es “Inviable técnica y financieramente”.
El IMP señaló que el proyecto, sin ningún tipo de retraso, tendría un costo de 14 mil 740 millones de dólares, casi el doble de los 8 mil millones de dólares que el Gobierno informó que costaría.
Presentó dos escenarios, en el primero, el IMP concluye que la refinería no sería viable porque los ingresos por venta de productos y subproductos, no cubriría los costos de inversión, operación, mantenimiento e impuestos, en 20 años.
En el segundo escenario, dice el IMP, se pagaría el 30 por ciento de las obras con recursos públicos, lo considera limitadamente viable, ya que al obtener un 70 por ciento de recursos privados, deberían realizarse diversos estudios técnicos, económicos y ambientales que comprueben o no la efectividad del proyecto.
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Para el IMP la alternativa sería, para que el proyecto no genere pérdidas, ubicarla en Tula, Hidalgo, en lugar de Tabasco. (Reforma, 30 de enero de 2019)
Por su parte el presidente López Obrador, en su conferencia de prensa matutina, dijo que el estudio del IMP no tenía fundamento, porque el Instituto acompaña al Gobierno en la construcción.
Después de hacer pública esta evaluación sobre la viabilidad de Dos Bocas, el director del Instituto Mexicano del Petróleo, Ernesto Ríos Patrón, fue relevado de su cargo.
La intervención del presidente López Obrador corrigiendo lo dicho por el subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, no fue la primera ni será la última que hace a un funcionario de segundo nivel, esta práctica pone en evidencia la nula coordinación en el primer nivel del gobierno y la escasa tolerancia del presidente con quienes dicen lo que él no quiere escuchar.
El mensaje es claro en el caso de la construcción de la refinería en Dos Bocas, como lo fue con el Aeropuerto en Texcoco, el único criterio que cuenta es el del presidente López Obrador, aunque para imponerlo haya necesidad de simular la democracia con una consulta al “pueblo sabio”. Lo que entiendan los inversionistas no importa, que opinen bien es problema del secretario de Hacienda.