El agua va a ser la próxima gran crisis global y nos va a afectar a todos
El agua es esencial para la vida y sin beberla no podríamos sobrevivir más allá de tres o cuatro días. Pero además de para nuestra propia supervivencia, también es fundamental para la higiene, para la agricultura o para los servicios de saneamiento. Un recurso clave para el ser humano y para el resto de seres vivos del planeta que, sin embargo, está escaseando.
Tanto es así que Naciones Unidas ya habla de una crisis inminente que nos va a afectar a todos y que va a suponer todo un desafío en las próximas décadas. Las dificultades ya están presentes y van a ir empeorando de una forma dramática.
El Informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo pinta un panorama bastante desolador en lo que se refiere a la escasez de agua. Un 26% de la población mundial no tiene acceso a agua potable y segura.
Teniendo en cuenta que en 2022 se superaron los 8.000 millones de personas en el mundo, estamos hablando de que más de 2.000 millones de personas tienen muy restringido el acceso al preciado líquido. Esta cifra puede no decir mucho así vista, pero por ponerla en contexto, representa más que la suma de las poblaciones completas de China, Estados Unidos y Rusia.
Hay otro dato revelador. Estamos acostumbrados al uso de cuartos de baño completos, con su ducha, su lavabo y su retrete. Algo que nos parece normal, pero que en muchísimos rincones del planeta no es así. Hasta un 46% de las personas carecen de servicios de saneamiento seguros, es decir, estamos hablando de cerca de 4.000 millones de individuos que no tienen acceso a lo que en la mayoría de sociedades occidentales se considera algo básico.
Estas circunstancias muestran la enorme brecha que existe en el planeta sobre el consumo del agua, en función de la disponibilidad y las regiones. Unas diferencias que van a ir creciendo a lo largo de los años y que en última instancia puede convertirse en un grave reto para la humanidad.
En las últimas cuatro décadas, el consumo de agua ha ido aumentando un 1% al año y las perspectivas hablan de que se mantendrá esta tendencia al menos hasta 2050. Las razones que explican esta elevada demanda son el crecimiento de la población global, el desarrollo socioeconómico y los cambios en los patrones de consumo.
Esta mayor necesidad de agua está contrastando con su falta de disponibilidad. Y es que como consecuencia del cambio climático, está aumentando la escasez estacional. Hay menos lluvia y, por tanto, menos agua para cubrir las necesidades básicas.
Todo va a ir a peor
Si la situación ya es negativa, el futuro no se presenta especialmente positivo. Actualmente, alrededor del 10% de la población mundial vive en países donde el estrés hídrico se considera "alto o crítico".
De esta manera, el informe ahonda en que la escasez de agua va a aumentar en zonas donde hoy en día es abundante, como es el caso de África Central, este de Asia y partes de América del Sur. En las regiones que ya están sometidas a escasez, como es el caso de Oriente Medio o el Sáhara, la situación va a empeorar.
Así pues, no es descabellado pensar que cada vez vamos a tener que someternos a más restricciones relacionadas con el agua. Los efectos de esta crisis que está a punto de aflorar van a ser numerosos y seguro que van a hacer mucho más difícil la supervivencia del ser humano.
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Uno de cada cuatro habitantes del planeta no tiene acceso al agua potable