Hace 25 años, un estudiante gay buscó apoyo y su escuela recurrió a Tim Walz

Randi Reitan, la madre de Jacob Reitan, el primer estudiante abiertamente gay de Mankato West High School, donde Tim Walz, entonces profesor de esa escuela, se convirtió en el asesor docente del primer club de la alianza entre personas gay y heterosexuales de la escuela, en su casa de Hopkins, Minnesota, el 9 de agosto de 2024. (Jenn Ackerman/The New York Times)

MINNEAPOLIS — Las burlas y amenazas aumentaron cuando los rumores sobre la orientación sexual de Jacob Reitan circularon por su escuela del sur de Minnesota durante su último año en 1999.

Alguien pintó con tiza un insulto en la entrada de su casa con letras gigantes. Su madre recuerda horrorizada el correo anónimo que llegó a su casa con un mensaje que decía que su hijo gay estaría mejor muerto.

Después de que el adolescente encontró la ventanilla de su auto destrozada en el estacionamiento de la escuela, comunicó a los responsables de Mankato West High School su intención de salir del clóset y solicitó su apoyo para fundar un club de alianza entre personas gay y heterosexuales.

El director tomó una decisión poco convencional a la hora de elegir a un asesor docente para el club, inexistente en la escuela de esta ciudad relativamente conservadora: Tim Walz, un profesor de geografía que también era entrenador de fútbol. Walz aceptó de buena gana y la elección hizo sentir aliviado a Reitan.

“Era importante contar con una persona tan querida en el campus, un entrenador de fútbol que había servido en el ejército”, afirmó Reitan, que ahora tiene 42 años. “Tener a Tim Walz como asesor de la alianza entre personas gay y heterosexuales me hizo sentir seguro de ir a la escuela”.

Ese primer capítulo de los años de enseñanza de Walz ayudó a conformar sus posturas como político y refleja hasta qué punto la asociación de Walz con su esposa, Gwen, ha moldeado a su trabajo a lo largo de muchos años. Siguiendo los consejos de Gwen Walz, también profesora de Reitan y alguien en quien el alumno confiaba, Tim Walz hizo de los derechos de los homosexuales un tema emblemático de su carrera política, apoyando el matrimonio entre personas del mismo sexo mientras representaba a su distrito, de mayoría conservadora y rural, mucho antes de que lo hicieran los demócratas de la corriente dominante.

Mankato West High School, donde Tim Walz, entonces profesor de esa escuela, se convirtió en el asesor docente del primer club de la alianza entre personas gay y heterosexuales de la escuela, en Mankato, Minnesota, 8 de agosto de 2024. (Tim Gruber/The New York Times)
Mankato West High School, donde Tim Walz, entonces profesor de esa escuela, se convirtió en el asesor docente del primer club de la alianza entre personas gay y heterosexuales de la escuela, en Mankato, Minnesota, 8 de agosto de 2024. (Tim Gruber/The New York Times)

Como miembro del Congreso, Walz, que sirvió en la Guardia Nacional durante 24 años, fue uno de los principales defensores de la derogación de la prohibición de que personas abiertamente homosexuales sirvieran en el ejército.

Como gobernador de Minnesota, firmó un proyecto de ley en contra de las prohibiciones de libros en escuelas y bibliotecas públicas, lo que sucede cuando los conservadores de estados de todo el país cuestionan libros, incluidos algunos con personajes homosexuales. También convirtió en ley un proyecto para prohibir la terapia de conversión para personas homosexuales y transexuales. Y mientras muchos estados conservadores prohibían la atención médica relacionada con la transición de los jóvenes transexuales, Walz firmó un proyecto de ley que protegía el tratamiento de transición en Minnesota y protegía de cualquier consecuencia legal a quienes viajaran al estado para someterse a dicho tratamiento.

“Quieren poner a los hostigadores a cargo de su atención médica”, señaló Walz durante su discurso sobre el informe de gobierno del estado en 2023, y celebró la medida de brindar atención médica a las personas transexuales. “Queremos ponerte a ti a cargo de tu atención médica y poner a los hostigadores en su lugar”.

Su abierto apoyo a los derechos de personas homosexuales y transexuales ha estimulado a las facciones liberales del Partido Demócrata en los últimos días y se ha convertido en foco de críticas por parte de los conservadores, que consideran a Walz un candidato de extrema izquierda en parte debido a sus posturas sobre cuestiones LGBTQ+. El expresidente Donald Trump describió hace poco a Walz como una “persona de izquierda radical”, añadiendo que estaba “muy metido en el mundo transgénero”.

Las posturas de Walz se remontan, en parte, al primer capítulo de la vida de Reitan, a finales de la década de 1990, cuando este estudiaba la secundaria en Mankato.

Reitan, ahora abogado y activista por los derechos de los homosexuales, recordó haber sido acosado por su orientación sexual ya en séptimo grado, cuando abrió un libro de una estantería del salón y encontró una nota garabateada en su interior: “Jake Reitan es gay”.

“Me causó mucha ansiedad”, relató.

En los años siguientes, las pocas veces que escuchó hablar de personas homosexuales, ya fuera en las noticias o por boca de gente de la ciudad, eran despectivas, recordó. En 1997, los legisladores de Minnesota aprobaron una ley que limitaba el matrimonio a un hombre y una mujer. La cómica y presentadora Ellen DeGeneres aún no había salido del clóset, y la comedia “Will & Grace”, con personajes abiertamente homosexuales, aún no se había convertido en referente cultural.

Reitan dice que le sorprendió lo que ocurrió un día en su clase de inglés de décimo grado. De repente, su profesora, Gwen Walz, anunció que su clase era “un espacio seguro para estudiantes gays y lesbianas”, recordó.

Reitan, entonces de 15 años, dijo que se quedó helado, con el corazón latiéndole con fuerza, preguntándose si el comentario iba dirigido a él.

“No conocía a ninguna persona gay y entonces no había personas homosexuales en la televisión”, aseguró. “En ese clóset solo había una persona”.

Reitan dice que lo pensó mucho antes de empezar a compartir su secreto. Recordó que primero se lo dijo en voz alta al perro de la familia, un pastor dorado llamado Alex.

Durante su penúltimo año, se lo contó a su hermana mayor. Eso lo llevó a confiar en Gwen Walz, el único adulto del colegio que estaba seguro de que lo apoyaría. Reitan recuerda que su cálida respuesta lo ayudó a confiar en sus padres, Randi y Phil Reitan.

“No fue fácil para nosotros, porque de inmediato sentí que le esperaba toda una vida de discriminación”, dijo en una entrevista Randi Reitan, de 73 años.

Los Reitan pidieron consejo a un pastor de confianza, pero su respuesta fue demoledora: su hijo vivía en pecado y acudir a Dios podría enderezarlo. Dijeron que entonces acudieron a un psicólogo abiertamente gay, que animó a Jacob Reitan a abstenerse de salir del armario hasta la universidad.

Jacob Reitan relató que él y sus padres discutieron sobre qué hacer cuando se enfrentó a un aumento del acoso escolar durante su último año en la escuela. El adolescente se inclinaba por salir del clóset. Sus padres no estaban de acuerdo, en parte porque meses antes los había horrorizado la noticia del asesinato de Matthew Shepard, un universitario gay que fue secuestrado, golpeado con una pistola y atado a una valla en Wyoming en octubre de 1998.

Según Randi Reitan, Shepard se parecía a su hijo y “eso me pesó enormemente en el corazón”.

Al final, Reitan se empeñó en salir del clóset antes de recibir su diploma del instituto. Era importante que sus compañeros conocieran a una persona abiertamente gay, razonó.

Reveló a sus compañeros su orientación sexual en el verano de 1999 y ese mismo año los invitó a unirse al club de la alianza entre personas gay y heterosexuales repartiendo folletos en la entrada de la escuela.

Tim Walz ha dejado claro que entendía por qué lo habían elegido como asesor. “Era un entrenador de fútbol mayor, blanco, heterosexual y casado al que le preocupaba profundamente que estos estudiantes recibieran un trato justo y que no hubiera acoso”, explicó mientras hacía campaña para gobernador, al llamar la atención sobre su participación en el club años antes.

Las reuniones del club atraían a un puñado de estudiantes. Nadie más salió del clóset durante el periodo en que Reitan lo dirigió. Pero el acoso disminuyó bastante.

“Los Walz decían: ‘Solo habrá respeto’, y era como imponer la ley”, recordó Nicole Griensewic, de 41 años, antigua compañera de Reitan. “Fue realmente audaz”.

c.2024 The New York Times Company