Una rubia demasiado sexy
Como ya tuvimos oportunidad de comprobar en otra ocasión, la restauración de obras de arte —especialmente pinturas— suele proporcionar no pocas sorpresas a conservadores e historiadores del arte. Y eso fue, precisamente, lo que le ocurrió a los expertos de la National Gallery de Londres cuando, en 1978, se decidieron a restaurar la pintura 'Mujer en una ventana', una obra del siglo XVI realizada por un artista sin identificar.
[Relacionado: Una Venus de labios ardientes]
Los restauradores habían detectado cierta degradación en la pintura —en la que aparecía representada una joven—, en especial en la zona del cabello, de color castaño oscuro.
Sin embargo, cuando los especialistas examinaron con detenimiento esa parte de la obra descubrieron que lo que parecía un deterioro del óleo era en realidad parte de una pintura subyacente, que asomaba tímidamente.
Tras retirar con cuidado el barniz y la pintura, los expertos de la pinacoteca londinense tuvieron ante sí el rostro de una joven que había permanecido oculta durante largos años.
El cambio era sin duda notable. Donde antes había una joven de rostro inexpresivo que miraba directamente al espectador, ahora aparecía una muchacha de cabellos rubios, facciones angulosas y labios más carnosos. Además, tras retirar el velo del barniz se descubrieron unos senos más sugerentes, que se marcaban de forma más notoria a través del vestido.
[Relacionado: El amor imposible de Miguel Ángel]
Además de la lógica sorpresa motivada por la aparición de esta misteriosa rubia hasta entonces desconocida, el hallazgo generó otros interrogantes: ¿Quién era el auténtico autor de la obra?¿Quién decidió —y por qué—, que se cubriera a la muchacha rubia de rasgos sensuales por otra morena más "recatada"?
La pintura había sido adquirida por la National Gallery en 1855, y en aquellas fechas se atribuía la obra —entonces titulada 'Retrato de la hija del artista'— al pintor Palma Vecchio (Palma el Viejo). Tal y como explicaba el título de la obra, en aquel momento se pensaba que Vecchio había retratado a su propia hija.
Esa atribución continuó hasta 1929, cuando el catálogo de la National Gallery cambió la autoría por un vago y escueto: "Escuela italofrancesa", datándose en torno a 1540. En aquellas primeras décadas del siglo XX otro historiador, el italiano Roberto Longhi, propuso que el creador de la obra había sido Lorenzo Lotto.
Algunos años después el también especialista en arte Bernard Berenson sugirió como autor a Il Pordenone, y así se reflejó en el catálogo elaborado por la pinacoteca de 1957.
[Relacionado: Rafael: la agitada vida sexual de un genio]
Todas estas atribuciones tuvieron lugar antes del descubrimiento de 1978, por lo que la "aparición" de la joven y misteriosa rubia no hizo sino aumentar el enigma sobre el autor de la imagen. De hecho, ese interrogante sigue aún hoy sin respuesta concreta, y el museo lo atribuye vagamente a un artista del norte de Italia activo a comienzos del siglo XVI.
En cuanto a quién decidió —y por qué— cubrir la imagen de la joven y sustituirla por otra, las cosas tampoco están demasiado claras. Los investigadores creen que lo más probable es que la imagen fuera alterada en el siglo XIX, pues los restauradores no tuvieron mucha dificultad en retirar el repinte.
Sin embargo, no está claro si dicho repinte se realizó antes o después de que la pintura pasara a formar parte de la National Gallery. La razón de que se decidiera cubrir a la rubia de rasgos sugerentes, por el contrario, no ofrece demasiadas dudas: la imagen de la joven habría sido "alterada" para acomodarse a la mojigata moral victoriana.
De hecho, se sabe que la pintura fue enviada en 1857 —solo dos años después de su compra—, a la National Gallery de Irlanda, en Dublín. Este tipo de traslados fueron habituales en la época con pinturas de contenido erótico o sensual, que se enviaban a pinacotecas "menores" de Gran Bretaña.
Pero si esa fue la razón del envío de la pintura —que no regresó a Londres hasta el siglo XX—, este detalle podría ser una pista de que se alteró tras su adquisición por parte del museo londinense, pues de lo contrario no habría muchas razones para "ocultarla". En cualquier caso, esa es una cuestión pendiente de resolver a la espera de posteriores estudios.
En cuanto a la identificación del tema, se ha sugerido que la joven quizá esté representando a una prostituta, tanto por sus rasgos sensuales como por aparecer en una ventana, un motivo poco común entre los retratos femeninos del norte de Italia.
Fuente: Yahoo! España
Una rubia demasiado sexy