Una Venus de labios ardientes
Las recientes pruebas realizadas sobre la célebre escultura de la Venus de Médici, expuesta en la Galería de los Uffizi de Florencia, han sacado a la luz pigmentos que demuestran que la sensual estatua fue mucho más llamativa originalmente.
En otras ocasiones ya hemos visto cómo muchas veces los trabajos de restauración proporcionan gratas sorpresas a los historiadores del arte. Y eso es, precisamente, es lo que ha ocurrido con la hermosa estatua, una de las más célebres de la época helenística.
Con motivo de unos análisis químicos que formaban parte del tratamiento de conservación financiado por la Fundación de Amigos de Florencia, los expertos han descubierto que la sugerente figura, una obra del siglo I a.C. copia de un original griego realizado en bronce, tuvo en su día los labios pintados de rojo y el cabello decorado con pan de oro.
Esta policromía, a la que habría que añadir unos llamativos pendientes que colgaban de sus orejas, sin duda, dieron un aspecto mucho más realista y sensual a la ya de por sí erótica pieza de mármol.
Según los expertos que han realizado el hallazgo, los análisis revelan que los labios de la Venus fueron coloreados con pigmento rojo brillante, mientras que para dar realismo a sus cabellos se decoraron con pan de oro.
Este descubrimiento viene a confirmar algunas descripciones que realizaron en el siglo XVIII numerosos viajeros franceses y británicos que participaron en el 'Grand Tour' (viajes de carácter cultural, precursores del turismo actual), y en las que mencionaban las bellas y coloridas facciones de la estatua.
Según Fabrizio Paolucci, director del departamento de antigüedades clásicas de la Galería de los Uffizi, lo más probable es que la estatua perdiera su policromía y decoración original en torno a 1815, fecha en la que fue devuelta a Italia, después de haber sido llevada a Francia por Napoleón.
En aquel momento, la obra fue sometida a un proceso de restauración "excesivamente riguroso", lo que acabó proporcionándole el aspecto blanco inmaculado que la escultura presenta hoy.
Aunque hoy pueda llamar nuestra atención, lo cierto es que esta policromía no es algo único de esta Venus, más bien al contrario, pues habitualmente la estatuaria clásica era policromada.
Aunque la obra es una de las estatuas de época helenística más famosas, no sabemos mucho sobre su auténtico origen, más allá del hecho de que se trata de una copia de un original griego.
Es posible que fuera esculpida en Atenas y más tarde llevada a Roma, ciudad en la que estuvo hasta que el Papa Inocencio XI permitió su traslado a Florencia, alegando que animaba el comportamiento lascivo de aquellos a quienes la contemplaban.
Desde entonces, y salvo su breve paréntesis francés, la estatua de Afrodita, diosa del amor, ha permanecido en la impresionante Galería de los Uffizi.
Fuente: The Telegraph