La vuelta al trabajo tras un cáncer de mama no es fácil

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“Son las 9 de la mañana. Antes de acudir al trabajo aprovecho unos minutos de mi escaso tiempo para pasar a recoger los resultados de mi última mamografía. Prueba rutinaria que, por falta de tiempo, no había podido ir a buscar. El informe diagnóstico arroja un resultado de BIRADS 5. Me desconcierto: su significado es que existe un 95 % de posibilidades de tener un cáncer de mama. No hay tiempo para pensar, hay que comenzar la jornada laboral sabiendo que quizás sea uno de los últimos días que podré trabajar. Comienza para mí un nuevo y duro proceso”.

Testimonio anónimo.

El cáncer de mama

La incidencia de cánceres ha aumentado y está aumentando en muchas partes del mundo. En las mujeres, el cáncer de mama es el más común a nivel mundial: se estima que afectará a aproximadamente 1 de cada 8 mujeres.

Los estilos de vida y las situaciones sociales son algunos de los factores de riesgo. En los países con un alto nivel de ingresos hay una alta incidencia de cáncer de mama y una baja mortalidad, mientras que, en el resto de los países, la incidencia es menor y la mortalidad mayor.

Los avances en los tratamientos permiten aumentar la supervivencia. Pero antes, durante y después del diagnóstico se producen cambios en la mujer y su entorno que suponen un desafío.

Impacto en el desarrollo profesional

Con el diagnóstico del cáncer llega la incertidumbre: miedo a la enfermedad, a la muerte, al dolor, a cambios en la imagen, a dificultades en relaciones familiares y sociales, a no poder cuidar de hijos o mayores, a perder el trabajo o las capacidades para realizarlo. Miedos que recuerdan la necesidad del autocuidado y el derecho a no cumplir con tantas tareas de vida.

Después, tras el tratamiento y los largos periodos de baja laboral, las mujeres trabajadoras supervivientes deben afrontar su retorno al trabajo. Los efectos de la enfermedad y sus tratamientos se pueden convertir en una barrera para ese retorno: falta de energía (fatiga o agotamiento crónico), tensión emocional, dificultades de salud mental, pérdida de funciones físicas y dolor; además de una notable disminución de las capacidades de atención, concentración y memoria.

Hay estudios que indican que en torno a la mitad de las mujeres que sufren cáncer de mama puede que no consigan reincorporarse a su trabajo.

El riesgo de desempleo en pacientes con cáncer es 1,4 veces mayor que en personas sanas. Y las afortunadas supervivientes laborales deben enfrentarse nuevamente a las exigencias del trabajo sabiendo que sus capacidades pueden ya no ser las mismas y que el trabajo será igual o más exigente que antes. Un 70 % de personas que se reincorporaron al trabajo tras una baja por cáncer manifestaron no recibir apoyo por parte de sus empresas.

Estrategias de apoyo

El cáncer de mama es un problema de salud pública. Se ha avanzado mucho en los tratamientos físicos y psicológicos, ha aumentado la supervivencia y se ha avanzado en su prevención y en la sensibilización social. Pero se necesitan acciones que redunden en una mejor calidad de vida de las personas supervivientes, siendo el ámbito laboral un espacio que no puede ser olvidado.

Facilitar el empleo y el retorno al trabajo tras la enfermedad debe ser un objetivo prioritario. En España, gobiernos e instituciones han desarrollado acciones y programas con especial atención a las personas que han superado un cáncer.

La adaptación del puesto del trabajo, los planes de acogida, los programas de sensibilización e información de los equipos de trabajo y la flexibilidad laboral son algunas de las estrategias propuestas.

Apoyo y solidaridad

Para las supervivientes de cáncer de mama, la vuelta al trabajo puede suponer un logro al ser un modo de recuperar la vida normal. Comprender sus dificultades, brindar un apoyo adecuado y crear espacios laborales inclusivos y solidarios facilita un retorno exitoso.

“Tras 365 días de baja médica he podido volver al trabajo. Agradezco al personal sanitario, familia, amistades, compañeros y compañeras de trabajo y a todas esas personas desconocidas que, sabiéndolo o sin saberlo, han contribuido en mi retorno. Entre tantas incertidumbres vividas, ahora tengo certeza de que no soy la misma, que mi cabeza y mi cuerpo van mas lentos y que la enfermedad puede volver. Pero también me esfuerzo en recordar que no necesito tantas prisas e intento adaptarme a un mundo y un trabajo que a veces va demasiado rápido”.

Testimonio anónimo de una mujer superviviente laboral al cáncer de mama.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.

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Leticia Morata Sampaio no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.