‘Su voto es su voz’. La importancia del voto latino en la elección de este año

Bianca Carreón aprendió de su padre lo importante que es votar.

“Lo hago porque mi padre es inmigrante”, dijo Carreón, de 20 años. “Finalmente consiguió sus papeles, pero siempre dice: ‘Si no votamos, estamos renunciando a nuestra libertad y a que se escuche nuestra voz’”.

Ella votará por segunda vez este año. Aunque Carreón, estudiante del Fresno City College, es consciente de que los latinos a menudo dudan de que sus voces sean realmente escuchadas, ella cree que sí lo serán.

Julián Castro también lo cree. En una gira por California como nuevo director general de la Latino Community Foundation, se hizo eco del grito de guerra del activista chicano Willie Velasquez.

“Su voto es su voz”, dijo Castro.

Esta fundación no partidista ayuda a recaudar fondos para organizaciones sin ánimo de lucro dirigidas por latinos. Invertirá en grupos del Valle Central para promover la participación de los electores, dijo Castro, quien anteriormente fue candidato a la presidencia y secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos.

La necesidad de inversión es evidente en casi todos los indicadores de voto: Los latinos no votan sistemáticamente.

En California, donde más de 8 millones de latinos tienen derecho a votar, el grupo sigue estando infrarrepresentado como electores. En noviembre de 2020, según datos del Instituto para la Política y las Políticas Latinas de la UCLA, votaron en tasas más bajas que todos los demás grupos étnicos grandes –blancos, afroamericanos y asiáticos– en el estado.

La disparidad de 2020 fue mayor en el Valle Central, con la tasa de participación latina del Condado de Fresno 7.1 puntos porcentuales por debajo del promedio general del condado.

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¿Por qué no votan los latinos?

La baja participación electoral entre los latinos no es nada nuevo, pero está empeorando en algunas áreas geográficas.

La participación de los electores latinos elegibles en las elecciones generales de 2020 fue la más baja en relación con la población de electores elegibles de California desde 2010, según datos del Centro para la Democracia Inclusiva de la Escuela de Políticas Públicas Sol Price de la Universidad del Sur de California. En las elecciones generales de 2022, los latinos de California tuvieron su segunda peor participación de las últimas siete elecciones generales.

El problema empieza por los bajos índices de registro, dijo Mindy Romero, directora del Centro para la Democracia Inclusiva de la USC. Los latinos suelen pertenecer a categorías que predicen tasas de registro más bajas, como los que tienen ingresos más bajos, menos estudios o desconfían del gobierno.

“Es lo que yo llamo un efecto compuesto”, dijo Romero.

Muchas campañas usan modelos de captación de electores probables, que siguen el historial de voto para calcular y dirigirse a los grupos demográficos que tienen posibilidades de captar. Así que, como los latinos no votan, es menos probable que se les busque como electores potenciales.

Esto crea un ciclo perpetuo en el que los latinos siguen recibiendo menos divulgación, escuchan menos información sobre las elecciones y las campañas, y acaban siendo menos propensos a acudir a las urnas.

En una encuesta realizada en 2022 por la Latino Community Foundation, el 71% de los residentes latinos de California afirmaron no haber sido contactados por ningún partido político o campaña.

“Es un juego largo, no corto”, dijo Romero. “Pero cuando se hace ese trabajo más profundo, puede aumentar la participación”.

Aunque Ammy Vajar, de 31 años, ha votado sistemáticamente desde que es adulta, sus padres nunca han votado porque “en nuestra cultura, dicen que no importa”, dijo Vajar, estudiante del Fresno City College.

“Corresponde a los políticos acercarse a nuestras comunidades porque quieren nuestro voto”, dijo. “Deberían hacer el trabajo para asegurarse de que llegan a nosotros”.

Aumentar la participación es la clave para estas elecciones

La necesidad de aumentar la participación de los electores latinos es más decisiva que nunca dado su creciente poder electoral.

Se estima que 4 millones más de latinos son elegibles para votar en todo el país desde 2020, según Pew Research. Eso representa el 50% del crecimiento total de electores elegibles en ese tiempo.

“Si quieres movilizar el voto latino, si quieres conseguir que más latinos participen, necesitas una estrategia para involucrar a los jóvenes latinos”, dijo Romero.

Una solución para aumentar su participación es la “calidad” de la divulgación, dijo Romero. Las campañas no pueden basarse únicamente en llamar a la puerta, repartir folletos o enviar mensajes de texto. Romero dijo que la clave es crear confianza y argumentar repetidamente porqué se debe votar.

Conseguir que los jóvenes latinos se preocupen más por las elecciones es una prioridad para organizadores de base como Aída Macedo.

Macedo, abogada del bufete Cid and Macedo de Fresno, ha trabajado como voluntaria para aumentar los conocimientos sobre el derecho al voto en el Valle Central durante la última década. Su trabajo se ha centrado en prevenir la intimidación de los electores, organizar a la comunidad y garantizar el acceso lingüístico a las urnas.

A través de ese trabajo, ha percibido una creciente indiferencia entre los jóvenes latinos a la hora de votar. Han sufrido una pandemia reciente, un costo de la vida histórico, la imposibilidad de costearse la universidad y el actual cambio climático, dijo Macedo.

“Existe una gran apatía hacia nuestro sistema, lo cual me parece justo”, dijo.

Macedo cree que debe hacer un mayor esfuerzo para mostrar a los jóvenes cómo el voto repercute en su vida cotidiana.

Los latinos han influido en la política en el pasado, dijo Alex Saragoza, profesor de estudios chicanx y latinx en la UC Berkeley. Los latinos del Valle Central empezaron a presentarse a cargos locales durante el activismo de los trabajadores agrícolas de los años 60 y 70.

Más tarde, los inmigrantes latinos se hicieron ciudadanos para votar en respuesta a las leyes antiinmigrantes de California, como la Proposición 187 de 1994.

“Muchos mexicanos, implícita o explícitamente, entendieron que podían ser deportados”, dijo Saragoza, “y muchos de los verdaderos conservadores de línea dura hablaban de hacer exactamente eso”.

Hoy, estos jóvenes latinos deben saber que “son una fuerza a tomar en cuenta”, añadió Macedo.

“Hay gente por ahí que no quiere que voten, que hará todo lo que esté en su mano para que no voten”, dijo.