Verano: incertidumbre de precios en Mar del Plata y el destino donde alquilar puede costar hasta US$ 30.000 por quincena
MAR DEL PLATA.- “Hay que ser Mandrake”, dice el empresario hotelero y se agarra la cabeza cuando se le consulta sobre cómo transcurrirán estos próximos meses previos a la temporada y la necesaria alquimia que implicará intentar determinar un valor conveniente para la variedad de alojamientos y de otros servicios de verano en medio de la vertiginosa maquinaria inflacionaria que se acelera a medida que avanza el año.
A tres meses del denominado punto de partida de la temporada que es el inicio de diciembre y a seis semanas del próximo fin de semana largo, los operadores están hundidos en un océano de incertidumbre frente a las primeras consultas y pedidos de reservas. “No hay precio”, reconocen en su gran mayoría.
Es que los costos están en alza constante y prima el temor a quedarse cortos. Citan algunos, consultados por LA NACIÓN, el agregado reciente de una suma adicional de 60.000 pesos a los trabajadores que no estaba en los planes hasta anteayer. “Esto es día a día”, afirman sobre la determinación de las tarifas.
Una prueba por realizar es intentar alquilar una carpa o sombrilla en los balnearios. Es un producto en el que predomina el cliente marplatense, que suele hacerlo por una temporada completa. Hace semanas que los concesionarios esquivan cerrar nuevas operaciones. Empezó antes de las elecciones pasadas, con el clima económico enrarecido y el mercado de cambio nervioso, y se potenció el lunes poselectoral, con devaluación de por medio.
La habitual preventa de estos servicios, que se lanza al final de temporada, cambió en marzo pasado. El habitual pago previo, con hasta entre seis y diez meses, se acortó a no más de tres cuotas. Por entonces, según la zona, se ofrecían carpas en balnearios de Punta Mogotes y del sur del faro por entre $350.000 y $700.000, siempre por tres meses de temporada. A esta fecha, esos valores se estarían casi duplicando.
Circuito premium
Algo más distinto se vive en el denominado circuito premium, donde la dolarización hace tiempo que llegó para quedarse. El segmento ABC 1 le escapa a los pesos y tanto anuncios como contratos se cierran en moneda estadounidense.
Lo volvió a poner en escena hace algunas horas el intendente de Pinamar, Martín Yeza. “Nadie normal en este momento de la Argentina cerraría un acuerdo en pesos y que te vayan pagando a diciembre con un congelamiento del precio”.
Esto, por ejemplo, se vive en Cariló, uno de los preferidos de los bolsillos más holgados. Por allí, ya se reservan los generosos chalets que se ofrecen desde los US$2000 hasta más de US$30.000 la quincena durante enero próximo.
“Tenemos un nivel de reservas para el próximo verano en similares niveles que a la misma fecha del año pasado”, confirma a LA NACIÓN la titular de la inmobiliaria Constructora del Bosque, Silvia Melgarejo. Ratifica que el portafolio de su inmobiliaria se maneja en dólares y que la sugerencia a los propietarios ha sido mantener los mismos valores de la última temporada. “Algunos prefirieron aumentar hasta un 10%, pero no mucho más”, explicó.
Es un panorama que se replica en unos pocos destinos de la zona que conviven con la exclusividad. Ocurre, por ejemplo, con Costa Esmeralda, muy cerca, pero ya en Partido de la Costa; algunos puntos selectos de Villa Gesell y también en buena parte de la oferta de la ciudad Pinamar.
Al ritmo del dólar blue
“A nosotros encima hasta las elecciones nos juegan muy mal con la fecha”, reconoce Jesús Osorno, presidente de la Asociación Empresaria Hotelera de Mar del Plata, que vive con preocupación el transcurrir de estos tiempos en los que señala que resulta difícil proyectar el negocio ante “tanta incertidumbre”.
Si bien admite que aparecen consultas, algunas por el fin de semana largo de octubre, otras para la temporada, ni en una ni en otra fecha tienen por el momento un paquete de servicios preparado, porque no hay ninguna claridad en el horizonte económico y político que hay por delante, de aquí a la elección presidencial.
“Es muy difícil establecer un precio a futuro porque las variables cambian mucho en muy pocos días”, dijo a LA NACIÓN sobre esta gran preocupación que tiene todo el sector, una de, al menos, dos importantes que inquietan al sector a la fecha. ¿La otra? El PreViaje 5. El Gobierno lo insinuó, nada más. Lo esperan con ansias, pero también hay temor a que haya sido tan solo un artificio electoral. Recién esta semana, el Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Mar del Plata comenzó a hablar sobre el habitual anuncio de valores de alquileres de temporada. Esa referencia habitual, que suele llegar sobre fines de septiembre, todavía no tiene fecha.
La conducción de los principales responsables del mercado inmobiliario local suele tomar esa fecha como oportunidad para marcar un rumbo a partir de porcentajes de ajuste de referencia. Esta vez les tocará hacer el anuncio con un acumulado de inflación de más de 120% en los últimos 12 meses.
Es un destino, además, que por la variedad de perfiles de visitantes, sobre todo muy popular, vive con incomodidad cualquier blanqueo de una oferta en moneda extranjera, ya sea de alojamiento como de sombra. “Si dolarizamos nos matan, no somos Punta del Este”, confió un hombre con muchos años en el ramo. Aunque reconoce que los valores de las habitaciones y de departamentos viajarán hacia fin de año al ritmo del dólar blue.
En pesos aparecen unas muy pocas propuestas en sitios web, que son los primeros indicios de lo que podrá ver en mayor escala en poco tiempo más. Por una quincena de enero en un departamento con un dormitorio y camas para una pareja y dos niños hay ofertas desde poco más de $800.000 hasta casi tres millones de pesos, según el edificio y la zona que se elija, cerca o frente a la costa. En cuanto a hotel, siempre en esas aplicaciones, una familia tipo se aloja durante dos semanas por casi 1,4 millones de pesos, impuestos incluidos.
Posturas
Melgarejo confirma que en Cariló tienen el 70% de las propiedades ya en vidriera, alquilada o en oferta. El resto, aclaró, se reparte entre dos posturas que priman entre los dueños. Por un lado, los que aún no decidieron si la usarán en vacaciones o las pondrán en alquiler. La otra, tomarse un tiempo para no dejarse sorprender por algún otro salto abrupto de los precios. El riesgo, dicen los que allí más conocen el mercado, es que al final del camino no encuentren clientes.
Melgarejo confirmó que el año pasado alquilaron el 80% de lo ofrecido durante enero y la mitad de lo que estuvo disponible para febrero. “Creemos que este año será de 100%”, arriesgó.
En el bosque se consiguen casas de tres ambientes por US$2000 la quincena. En zona próxima a centro comercial hay otras con tres dormitorios y piscina que rondan entre los US$5000 y los US$10.000. Sobre la playa hay que pagar por encima de los US$11.500.
“Hay muchas consultas, pero también mucha incertidumbre”, reconoce Pedro Marinovic, actual secretario de la Asociación Empresaria de Hoteles de Pinamar que presidió hasta hace una semana. “Estamos esperando qué pasa con las elecciones y el movimiento económico”, dijo a LA NACIÓN.
Reconoce que esos llamados o mensajes que se reciben tienen en buena medida la intención de cotizar y congelar precios. A diferencia de otros colegas, afirma que si le hacen un pedido de alojamiento para el fin de semana largo de octubre puede cerrar la operación. “Si hoy mismo me pagás la totalidad de la estadía para esa fecha yo acepto, lo que no hay es posibilidad de reserva”, avisó.