’La valentía lo definió’. Exilio cubano despide a defensor de la democracia en Cuba y EEUU

Cuando destacados líderes del exilio cubano y de la política estadounidense recuerdan a Santiago Morales, ex preso político cubano, empresario exitoso, comprometido con su comunidad y con la democracia, destacan su valentía y su optimismo, que no pudieron derrotar ni los 18 años que pasó en las cárceles castristas ni los tres años en los que enfrentó un cáncer pancreático.

Morales falleció el 2 de noviembre en Miami a los 80 años, con la sonrisa y la fortaleza física intacta, dijo su amigo, el analista político Fernand Amandi, que lo vio por última vez hace dos semanas.

“Santiago representaba la crema de los exiliados cubanos, entre los más trascendentes él encabezaba la lista”, dijo Amandi, indicando que los años que pasó encarcelado no consiguieron amargarlo.

Por el contrario, solía llamar “hermanos” a todos sus compañeros de presidio, sin importar la tendencia política que siguieran.

“La valentía lo definió. No le tenía ningún temor a la muerte”, señaló Amandi, indicando que por eso también había desafiado un diagnóstico médico que suele dar solo unos meses de vida, y que en su caso se extendió tres años.

En ese período Morales siguió trabajando hasta el final en su empresa multimillonaria, Maxiforce, con sede en Doral, que fundó de la nada después de salir de la cárcel en Cuba en 1979.

El empresario y ejecutivo de medios Joaquín Blaya, otro de sus grandes amigos, también destacó la entereza y positivismo de Morales.

“Santiago era un hombre extraordinario. Su experiencia de vida lo había dotado de un gran poder de análisis del mundo político y social. Pero lo más admirable es que, pese a haber sufrido el presidio durante años, supo sobreponerse y convertirse en un empresario de éxito y vivir una nueva vida en la que no cesó de aportar”, dijo Blaya.

Una voz a favor de la democracia

Uno de los fundadores de la Brigada 2506 y luchador en Bahía de Cochinos, Morales participó en una campaña publicitaria antes de las elecciones presidenciales del 2020 en la que alertó a los votantes sobre el trumpismo, aunque esta postura fuera en contra de la de muchos de sus compañeros de lucha, que dieron y recibieron el apoyo de Trump.

“Santiago veía en el trumpismo las mismas semillas del fascismo que hundió a Cuba y a Venezuela”, dijo Amandi. “El quería estar presente y decirle, como advertencia a los hispanos de la Florida, que Estados Unidos, la democracia que dio asilo a tantos cubanos, estaba en peligro con el trumpismo”.

Los comerciales tuvieron gran impacto por la reputación y el carácter moral de Morales en diferentes círculos de exiliados cubanos, como empresario y luchador, dijo Amandi.

“Era más que un punto de vista político, era una de las personas más respetadas, que hacía una última advertencia, apoyándose en las cicatrices de la experiencia de la vida”, señaló el analista político, resaltando las cualidades visionarias del luchador.

De una vida acomodada a las cárceles de Cuba

Morales nació en Pinar del Río el 25 de febrero de 1942, en el seno de una familia acomodada, y desde muy joven su padre lo envió a estudiar a una academia militar a Estados Unidos. Fue precisamente su buen conocimiento del inglés el que lo puso en una posición de liderazgo muy temprano, cuando un grupo de exiliados de todos los sectores de la sociedad se agruparon en la Brigada 2506 para ir a liberar a Cuba.

Morales fue entonces traductor de Manuel Artime, el jefe de la Brigada 2506, en sus contactos con la CIA, y uno de los primeros que llegó a los campamentos de entrenamiento en Guatemala y que encabezó los grupos de infiltración que llegaron a la isla como preludio a la operación de Bahía de Cochinos, el 17 de abril de 1961.

“La CIA estaba tan impresionada con Santiago que, aunque era casi un niño, lo trataba como si fuese el líder con canas y experiencia que llegó a ser con los años”, apuntó Amandi.

Santiago Morales, con 16 años, graduado de la Academia Militar en Estados Unidos.
Santiago Morales, con 16 años, graduado de la Academia Militar en Estados Unidos.

Con el fracaso de la operación, Morales fue condenado a 18 años de prisión, tiempo que aprovechó para aprender francés e italiano y desarrollarse en otras disciplinas y habilidades técnicas. Aunque le ofrecieron liberarlo, nunca quiso dejar a sus compañeros atrás y tampoco dejó de intentar escapar, aunque fue capturado, contó Amandi.

“Santiago decía que estaba encarcelado pero que su mente estaba libre”, recordó el analista político, cuyo tío, Gustavo Areces, era uno de los presos políticos que Santiago recordaba.

Fue la capacidad de Morales para ser autodidacta la que lo ayudó a avanzar como empresario en Estados Unidos y salvar el atraso de dos décadas con relación a su generación. Así construyó su empresa de fabricación y distribución de piezas de equipos pesados, Maxiforce, que cuenta entre sus logros un contrato exclusivo con la marca de maquinaria agrícola John Deere.

La causa de Cuba

Si bien Morales fue un eterno luchador y empresario, también se mantuvo activo como líder comunitario y cultural. Fue ávido coleccionista de pintura cubana y apoyó a muchos artistas y al museo cubano en el exilio.

Aunque rechazó la manera en que el tema de Cuba se había convertido en fuente de divisiones políticas, no dejó de esperar la libertad de Cuba, que aspiraba a ver durante su tiempo de vida.

“La causa de Cuba nunca se alejó de su corazón, aunque la apoyaba de manera distinta. Fue un hombre de acción, pero nunca dejó de buscar una alternativa sincera al fracaso del comunismo en Cuba”, dijo Amandi, contando que Morales acogió esperanzado las protestas del 11 de julio en Cuba.

Jefferson Morley, Alberto Müller, Fernand Amandi, Juan Manuel Salvat y Santiago Morales. Cortesía
Jefferson Morley, Alberto Müller, Fernand Amandi, Juan Manuel Salvat y Santiago Morales. Cortesía

Joaquín Pérez Rodríguez, uno de los fundadores del Directorio Revolucionario Estudiantil, que también se opuso al castrismo, estableció una amistad con Morales desde hace seis años y coincidieron en eventos del Partido Demócrata.

Uno de los rasgos del carácter de Morales que Pérez Rodríguez destaca es la tenacidad, su valor a toda prueba y las convicciones políticas muy definidas.

“Sabía que para lograr la libertad de Cuba el gobierno de Estados Unidos tiene que exigirle condiciones muy claras al régimen de la isla y no simplemente hacer concesiones. Su línea estaba basada en una negociación seria y sin concesiones de ningún tipo”, dijo Pérez Rodríguez, asesor de campañas políticas en América Latina y Estados Unidos, quien fue uno de los portavoces de la campaña del presidente Joe Biden en el sur de la Florida.

Otro de los rasgos que “elevaron” a Morales aunque él rechazo las pretensiones, dijo Amandi, fue su capacidad de confraternizar son personas de diferentes tendencias políticas.

“Cultivó un círculo de amistades de las mentes más brillantes, se nutría de la inteligencia, del aprendizaje de ideas, y aunque estuviera en desacuerdo con las ideas de alguien, siempre buscaba la unidad”, concluyó Amandi.

A Morales lo sobrevive su esposa, Eloísa, con quien se casó después de salir de la cárcel.

“Nos conocíamos desde niños. Nunca imaginé que con el tiempo terminaríamos juntos y felices”, dijo Eloísa, que estuvo casada con Morales 41 años. “Fue un esposo, padre y un amigo ejemplar. No todos los días nacen hombres como él”.

A Morales también lo sobreviven sus hijos y sus parejas Santiago y Nicole; Laura y Alex; Paul y Patricia; sus hermanos Gema y Raúl, y siete nietos.

“Me va a hacer falta mucha fuerza para aprender a vivir sin él”, concluyó Eloísa, indicando que la familia agradece que, en lugar de flores, se envíen contribuciones a la Liga Contra el Cáncer.

Los servicios funerarios tendrán lugar en la funeraria Caballero Rivero, en 8200 Bird Road, el 5 de noviembre, de 6 a 10 pm.