Víctimas de su propia película de horror, los Yankees sufren al ver campeones a los Dodgers en Nueva York

Acusados durante mucho tiempo de no ganar el choque importante, los Dodgers demostraron no tener miedo de nada ni de nadie. Por el contrario, les hicieron sufrir un Hallloween adelantado a los Yankees para levantar el trofeo de campeones de la Serie Mundial.

Aprovechando un juego atroz de los Mulos de Manhattan, la novena de Los Angeles supo venir de abajo en par de ocasiones para imponerse el miércoles en la noche 7-6 y reafirmarse como el mejor equipo de todo el béisbol en el 2024 y quién sabe por cuánto tiempo más porque Shohei Ohtani, Mookie Betts y Freedie Freeman, escogido el Jugador Más Valioso, estarán al tope de sus talentos por un buen rato.

El quinto choque del Clásico de Otoño fue un encontronazo entre la inteligencia y perseverancia de los campeones contra el poder y los errores de los Yankees, que se confabularon en una receta para el desastre que no será olvidada por mucho tiempo en toda la Gran Manzana.

El choque comenzó con un ambiente festivo en el Yankee Stadium y desde el primer inning se respiraba un aire triunfal que sopló con más fuerza desde el momento en que Aaron Judge y Jazz Chisholm pegaron cuadrangulares consecutivos, el primero con un hombre en circulación ante los envíos del abridor Jack Flaherty.

Judge, que había tomado mejores turnos en el choque anterior y conectado un doble, disparó su jonrón luego de 25 turnos sin sacar la bola del parque, mientras que el palo de Chisholm también se producía luego de una postemporada bastante discreta.

La celebración continuaría en el segundo capítulo con un sencillo remolcador de Alex Verdugo y alcanzaría otro punto álgido en el tercero, cuando Giancarlo Stanton disparó su bambinazo 18 en playoffs para empatar con el mítico Mickey Mantle en la lista histórica de los Bombarderos del Bronx, a solo dos de Derek Jeter.

Con ventaja de 5-0 y una actitud totalmente distinta a los tres primeros encuentros de la serie, nadie imaginaba el capítulo de horrores y errores que ocurriría en la quinta entrada, al punto que cambiaría totalmente la actitud de los aficionados y la decoración del partido.

Gerrit Cole trabajaba cómodamente, pero tras un hit de Kike Hernández llegarían errores consecutivos de Judge y Anthony Volpe, mientras que el propio lanzador cometería una pifia mental al no cubrir a tiempo en una jugada en la inicial para permitir la primera anotación de los visitantes.

Y como después del error viene el batazo, Freeman remolcó dos con un imparable y Teoscar Hernández empató el juego con un doble que rechinó contra la cerca del jardín central, enviando una onda expansiva de preocupación por todo el Yankee Stadium.

El Bronx vino a respirar nuevamente en la sexta cuando Stanton pegó un largo batazo entre los jardines central y derecho ante el relevista Brusdar Graterol para que Juan Soto se colara en la goma con la carrera que rompía el empate y les devolvía el mando del desafío.

Los sustos, sin embargo, no terminarían para los Yankees pues el pitcheo de segunda línea fallaría en la octava y entre Tommy Khanle y Luke Weaver se las ingeniaron para llenar las bases y permitir la del empate con elevado de sacrificio de Gavin Lux.

Como si fuera poco, Austin Wells cometió una interferencia durante el turno al bate de Shohei Ohtani para volver a llenar las bases antes de que Betts conectara otro largo batazo de sacrificio por todo el jardín central para que anotara la carrera de la ventaja.

Al final y con Walker Buerhle en la lomita para sacar los últimos tres outs, la afición de los Yankees tuvo que contemplar desangelada la celebración de los Dodgers como campeones de la Serie Mundial por octava ocasión en la historia de la franquicia y por primera vez desde el 2020.