US Open de golf: una vez más, Rory McIlroy está en carrera para cortar el maleficio, que ya es de 10 años

Rory McIlroy ejecuta el golpe de salida en el hoyo 11 de Pinehurts 2, una cancha muy desafiante, la elegida para este Abierto de Estados Unidos en el que el norirlandés intenta cortar una década sin conquistas mayores.
Rory McIlroy ejecuta el golpe de salida en el hoyo 11 de Pinehurts 2, una cancha muy desafiante, la elegida para este Abierto de Estados Unidos en el que el norirlandés intenta cortar una década sin conquistas mayores. - Créditos: @Matt York

En 1999, Payne Stewart ganó uno de los US Open más emocionantes de la historia. Con un acierto con el putter desde 4,5 metros en el hoyo 72 definió una épica batalla con Phil Mickelson, que todavía veía esquiva la conquista de su primer major. La consagración adquirió mayor resonancia cuando, cuatro meses más tarde, Stewart falleció en un accidente aéreo. Su festejo con el puño derecho al frente y la pierna izquierda hacia atrás quedó inmortalizado en bronce detrás del green del hoyo 18 en Pinehurst Nº 2.

Veinticinco años más tarde, el Abierto de Estados Unidos de golf vuelve a hacerse presente en esa icónica cancha de Carolina del Norte, cuya conjunción de belleza y dificultad la hace una de las más renombradas del país, ideal para este major, el tercero de la temporada. Aquella vez Stewart ganó con un score de -1, considerado el número ideal por la organización (USGA), poco afín a los scores bajos. En el inicio de la 124ª versión del sexto certamen en antigüedad en el mundo, la cancha mostró sus dientes, pero hubo varios jugadores que lograron dominarla. Entre ellos sobresale, una vez más, Rory McIlroy, en su pertinaz lucha por alcanzar su quinto major, diez años después de su último logro.

Patrick Cantlay acierta desde un bunker en una cancha difícil

Un mes atrás, Rory poco pudo hacer en el PGA Championship desarrollado en Valhalla, la misma cancha donde en 2014 ganó su cuarto y hasta ahora último título grande. Una vuelta en la que no hizo bogeys y anotó cinco birdies, incluidos dos en los últimos tres hoyos, lo dejó este jueves en la cima del campeonato junto a Patrick Cantlay y renueva su ilusión de cortar la racha, como en las reiteradas veces en que se inspira en los majors.

“Encaré la semana de la misma forma en que lo hice en los últimos US Open, y me dio buenos resultados. Intenté jugar al medio de los greens y dejarme la chance de hacer birdie en cada oportunidad, porque si uno se equivoca esta cancha se lo hace pagar caro”, justificó Rory, segundo el año pasado en Los Angeles Country Club a un golpe de Wyndham Clark. “Acerté casi todos los greens, y en los pocos que fallé mi juego corto funcionó muy bien”.

En el hoyo más fácil, un birdie difícil de Rory McIlroy

El buen clima acompañó a los jugadores y Pinehurst Nº 2 permitió algunos buenos scores, como los del sueco Ludvig Åberg (66), el francés Matthieu Pavon o el local Bryson DeChambeau (67), pero sus greens minúsculos, sus frondosos roughs y sus agrestes bunkers no dejaron de ser verdaderas trampas para quienes cometieron deslices. Realizar un score bajo el par de 70 equivalió a quedar entre los 10 mejores.

Ahí nomás de ganarle a la cancha estuvo Emiliano Grillo, el único argentino presente. Dos bogeys y dos birdies –el segundo, para cerrar la vuelta e irse a descansar con una buena sensación– resultaron en el par y lo ubican en el puesto 15º. También en la lucha están el Nº 1 del mundo y máximo favorito, Scottie Scheffler, autor de 71, y el reciente ganador del PGA Championship, Xander Schauffle, que requirió 70.

A Emiliano Grillo le alcanzó igualar el par de la cancha de Carolina del Norte para situarse entre los 15 primeros del US Open; el chaqueño anotó dos birdies y dos bogeys.
A Emiliano Grillo le alcanzó igualar el par de la cancha de Carolina del Norte para situarse entre los 15 primeros del US Open; el chaqueño anotó dos birdies y dos bogeys. - Créditos: @JARED C. TILTON

En cambio, Tiger Woods debió conformarse con una tarjeta de 74 golpes que lo obligan a inspirarse este viernes para estar el fin de semana. Aunque afirmó sentirse mejor físicamente, adujo su inconsistencia a la falta de competitividad. “A medida que pasa el año voy sintiéndome mejor”, dijo el Tigre. “Simplemente, sucede que no he podido jugar mucho porque no quiero lesionarme y perderme los majors. Tengo que elegir mi veneno. Jugar mucho con el riesgo de perderme los majors, o no jugar y no estar tan afilado”.

Las tres últimas veces que Rory McIlroy comenzó un major sin bogeys, se coronó: US Open 2011, PGA Championship 2012 y Open Championship 2014. Todavía hay mucho golf por jugar, pero el registro no deja de ser un buen antecedente para el norirlandés. Con el aura de Payne Stewart rondando, con una cancha que amenaza ponerse cada vez más exigente a medida que transcurra el certamen, está todo servido para un gran desenlace.

McIlroy empezó sin bogeys en Pinehurst 2 y el mismo comienzo tuvo las últimas tres veces que conquistó majors, en 2011, 2012 y 2014; jugar al medio de los pequeños greens es su estrategia esta semana.
McIlroy empezó sin bogeys en Pinehurst 2 y el mismo comienzo tuvo las últimas tres veces que conquistó majors, en 2011, 2012 y 2014; jugar al medio de los pequeños greens es su estrategia esta semana. - Créditos: @Matt York