Trump prometió cambios económicos radicales. ¿Los republicanos pueden convertirlos en ley?

El presidente electo Donald Trump se dirige a los republicanos de la Cámara de Representantes en Washington, el 13 de noviembre de 2024. (Eric Lee/The New York Times)
El presidente electo Donald Trump se dirige a los republicanos de la Cámara de Representantes en Washington, el 13 de noviembre de 2024. (Eric Lee/The New York Times)

Los republicanos están empezando a idear cómo convertir en ley la agenda económica del presidente electo Donald Trump, poniendo en marcha planes para eludir a los demócratas y aprobar múltiples proyectos de ley que reconfiguren las políticas fiscales y de gasto de la nación de conformidad con la línea del partido.

Con el control total de Washington, los republicanos tienen la rara, y a menudo fugaz, oportunidad de dejar una huella perdurable en las políticas públicas federales. Algunos miembros del partido esperan preparar leyes de gran envergadura para principios del año próximo y aprovechar los primeros cien días de gobierno de Trump.

Buena parte de los planes iniciales giran en torno a las extensas reducciones de impuestos que el partido aprobó y Trump promulgó en 2017, muchas de las cuales expirarán a finales del próximo año. Los republicanos más prominentes ya se reúnen para tramitar un proyecto de ley que prorrogue los recortes fiscales en el Senado, mientras que otros están consultando a economistas en busca de ideas para compensar su costo aproximado de 4 billones de dólares.

Esta iniciativa republicana plantea varias interrogantes, que implican desde la rapidez con la que el partido debe avanzar el próximo año hasta desacuerdos políticos más profundos sobre qué políticas fiscales y de gasto cambiar. El costo total de la legislación es una preocupación central en un momento de déficits crecientes. Y sin importar qué preparen los republicanos, lo más probable es que atraiga otras cuestiones a las que el partido ha dado prioridad, incluida la inmigración.

Esto es lo que puedes esperar.

Un proceso difícil

La mayoría de las legislaciones requieren una supermayoría de 60 votos para ser aprobadas en el Senado. Pero para los proyectos de ley centrados en los impuestos y el gasto, los legisladores pueden recurrir a un proceso llamado conciliación presupuestaria que solo requiere una mayoría ordinaria de 51 votos en el Senado.

La conciliación es una herramienta poderosa pero engorrosa. Sus normas impiden a los legisladores aprobar cambios en políticas públicas no relacionados con el presupuesto, además de que los legisladores solo pueden utilizar la conciliación un número limitado de veces al año. Los republicanos también podrían elevar el límite de la deuda mediante este proceso.

“El año natural próximo, le daremos dos mordiscos a la manzana de la conciliación”, declaró a la prensa el representante republicano de Texas y presidente de la Comisión del Presupuesto de la Cámara de Representantes Jodey Arrington. “Así que tendremos muchas oportunidades de reactivar el crecimiento mediante políticas favorables al crecimiento y la inclusión de reformas fiscales”, agregó.

Los republicanos siguen pensando cómo dividir sus ambiciones en distintos paquetes legislativos. Una opción que se está debatiendo es centrar un proyecto de ley inicial en la prórroga de los recortes fiscales que expiran. Sin una prórroga, expirarían disposiciones populares como las tasas impositivas marginales más bajas y una mayor deducción estándar el año que viene, lo que equivaldría a un aumento de impuestos bajo el mandato de Trump.

Una vez prorrogadas esas disposiciones, los legisladores podrían recurrir a las promesas de la campaña de Trump relacionadas con los impuestos, como una tasa más baja para las empresas manufactureras estadounidenses, así como a temas más amplios como la inmigración y los recortes de gastos, e incluirlos en un segundo texto legislativo más avanzado el año. Una de las promesas de Trump, no gravar la Seguridad Social, probablemente incumpliría las normas de conciliación.

“Creo que los republicanos van a presionar para conseguir esa gran victoria en los primeros cien días del nuevo mandato y eso requerirá no excederse”, comentó Brian Riedl, un experto en presupuestos al que los republicanos de la Cámara han consultado sobre su agenda para 2025. “Eso significará que algunos de los cambios de Trump pueden reservarse para otro proyecto de ley de conciliación más adentrado el año”.

Centrarse únicamente en los recortes fiscales que expiran no facilitará necesariamente el proceso. La conciliación requiere múltiples rondas de votaciones, en las que los legisladores se ven obligados a hacer concesiones con el precio de la legislación, una cuestión delicada para los republicanos preocupados por el déficit. Incluso sin una prórroga de los recortes fiscales, se espera que la diferencia anual entre lo que gasta el gobierno federal y los ingresos que recauda aumente significativamente durante la próxima década. Algunos economistas ven el debate sobre la ley fiscal como un posible punto de inflexión para la salud hacendaria de la nación.

Desacuerdos políticos agudos

Sea cual sea la forma en que los republicanos decidan llevar adelante su agenda el próximo año, tendrán que resolver varios desacuerdos políticos internos. El partido solo puede darse el lujo de que unos cuantos miembros voten por el no en la Cámara de Representantes y en el Senado, lo que significa que los republicanos necesitarán un apoyo casi unánime para aprobar la legislación.

Aunque los republicanos han dicho que les preocupa el déficit, también están divididos sobre cómo podrían aumentar los ingresos para pagar más recortes fiscales.

Trump y su equipo han pedido que el año que viene se ponga fin a las subvenciones del presidente Joe Biden a las energías limpias, como el crédito fiscal de 7500 dólares por la compra de un vehículo eléctrico. Pero los republicanos que representan a zonas con florecientes industrias de energía limpia han hecho advertencias sobre el peligro de acabar con todos los incentivos fiscales de la Ley de Reducción de la Inflación, conocida por su sigla en inglés como IRA.

“Tenemos que analizar la IRA y, en lugar de darle un mazazo, utilizar un bisturí”, afirmó el representante republicano por el estado de Georgia Buddy Carter. “Tiene algunas cosas buenas”.

Los grupos de presión consideran que el año próximo estarán en peligro los incentivos a los consumidores, como la subvención de 7500 dólares a los autos eléctricos, mientras que los republicanos podrían proteger en gran medida los incentivos a la fabricación.

Luego están los aranceles, pieza central de la agenda económica de Trump. Los republicanos del Congreso han estado estudiando la posibilidad de incluir un arancel de amplio alcance sobre todos los bienes importados en la legislación de conciliación, según legisladores, asesores y grupos de presión. Convertir en ley un arancel de este tipo dificultaría su reversión en el futuro y proporcionaría un flujo de dinero que los republicanos podrían descontar del costo de los recortes fiscales.

Aun así, podría ser un voto difícil para muchos republicanos, sobre todo para los de estados que dependen de las exportaciones y a los que les preocupa que las naciones extranjeras cierren sus mercados a los productos estadounidenses en respuesta a los aranceles.

“Creo que sería una carga pesada”, consideró el senador Kevin Cramer, republicano por Dakota del Norte. “Ésta es mi razón fundamental: apoyo los aranceles para determinadas medidas defensivas y otros resultados. No los apoyo como medio para obtener ingresos”.

Los republicanos están debatiendo algunas formas adicionales de pagar los recortes fiscales. Riedl, el experto en presupuestos, dijo que frenar la capacidad de las empresas para deducir los impuestos estatales y locales podría ayudar a cubrir los costos para restablecer la deducción para los particulares. Durante la campaña, Trump apoyó el aumento de los impuestos sobre las donaciones universitarias. Los republicanos impusieron por primera vez un impuesto del 1,4 por ciento a las grandes donaciones universitarias en la ley fiscal de 2017. Varios legisladores han propuesto formas de aumentar los impuestos sobre las escuelas de élite el próximo año.

Los republicanos también están estudiando recortes al financiamiento de programas de red de seguridad como Medicaid, el programa de asistencia sanitaria para estadounidenses con bajos ingresos. Arrington, presidente de la Comisión del Presupuesto de la Cámara de Representantes, sugirió que los legisladores podrían hacer recortes en Medicaid como parte de la ley fiscal. Los republicanos de la Comisión de Agricultura de la Cámara también han estudiado recortes en los cupones de alimentos. Al mismo tiempo, es posible que los legisladores quieran aumentar algunos gastos, sobre todo en el control de las fronteras y la inmigración, en la legislación alineada con el partido del año que viene.

Pero incluso mientras los republicanos inician los primeros debates sobre lo que podrían aprobar el próximo año, gran parte de la agenda legislativa de Trump sigue sin definirse. Su equipo económico, incluido el secretario del Tesoro, podría ayudar a establecer las propuestas de la administración en relación con los impuestos, por ejemplo, y los legisladores dijeron que estarían ansiosos por cumplir los objetivos de Trump.

“Conseguirá todo lo que quiere”, dijo el representante republicano de Carolina del Sur Ralph Norman.

c.2024 The New York Times Company